Falso compañera. Esto que decís es cierto para las carreras menos exigidas intelectualmente, que se basan en memorización de datos, como abogacía y medicina. Pero para las carreras científicas básicas y aplicadas (excepto la ya nombrada medicina), tenés que tener SI O SI cierta capacidad. Todo el mundo sostiene tu opinión, pero cualquiera que halla entrado en una carrera de ingeniería, en física, en bioquímica, hasta en biología, se ha cansado de ver tipos exigidos, con apoyo familiar con voluntad, con bla bla, pero que no tenían capacidad intelectual en si y nunca pudieron pasar de primer año. Y estamos hablando de como mínimo la mitad del curso. Es cierto que no tener un título no significa que sean tonto, pero ser licenciado en química, o en física, o tener alguna ingeniería, sí que es prueba inteligencia.
Esto es tu definición, y me parece bárbaro.Opino que la inteligencia es la capacidad que tiene una persona para tener autonomía mental, cuestionar lo que le rodea y elegir su mejor proyecto de vida, combinado con la empatía hacia el entorno y para con los demás. En resumen: vivir como más feliz te haga haciendo el mínimo daño posible a los demás.
Lo que quieras, pero de que es excluyente el CI para comprender ciertos temas (las ciencias básicas y la alta filosofía) es un echo que no podés negar, y si lo hicieras solo pensaría que lo decís justamente porque no tenés la vivencia de lo difícil que son las dos cosas que cito.Tener un C.I. alto no lo veo como una característica de inteligencia si esa persona carece de inteligencia emocional, opino que una persona sin ética no puede ser inteligente. Para mí, la inteligencia es sinónimo de bondad.
Cuidado, la felicidad es algo tan variable... Hay gente que solo es feliz violando niños, ¿acaso es menos su felicidad que la tuya que se sostiene en no dañar a los demás? ¿con qué vara medís la felicidad? ¿con la de tus propios prejuicios? ¿por qué la ética debería ser un límite?En definitiva, la persona inteligente es la que tiene paz mental y un gran grado de libertad (dentro de unos límites éticos) físicos y mentales, y una persona malvada o acrítica no puede ser inteligente porque no está haciendo buen uso de las estrategias necesarias para ser feliz.