Yo tuve la suerte en su momento de dar el paso al vegetarianismo con la que era mi pareja, de modo que no he vivido traumáticas discusiones por encontrarme filetes de animales muertos en la nevera. Pero ahora que hace 15 años que no como carne y me hallo desparejado, tengo bastante claro que prefiero una pareja vegana o al menos vegetariana. No es una cuestión culinaria, es una cuestión de estado de conciencia, del mismo modo que no me gustaría una pareja de derechas, tampoco una carnaca...
Pasando al meollo de la cuestión, dime burgalesa, no te gustaría conocer la bella ciudad de Granada y a mi persona. Invitada estás.
Haz caso a Rafaela Carrá, para hacer bien el amor hay que venir al sur...