En mi opinión, no debería castigarse en función de la importancia otorgada a la vida quitada, sino de la crueldad empleada, que es la que posteriormente puede afectar a los demás que siguen vivos.
En este sentido, una pena de 3 meses a 1 año, teniendo en cuenta el ensañamiento, la planificación (armas), la repetición (4 ataques),etc...
Desde un punto de vista sensocentrista no hay duda, y aún desde un punto de vista etnocentrista... ¿y si lo siguiente es una guardería?