Bah, tonterías. Básicamente, estoy cansada de que en el trabajo todo el mundo se quede con mi curro, se cuelgue medallas, se atribuya autorías de informes hechos por mí y cosas así. Hoy lo que me ha hecho estallar es que acabo de editar un libro de un personaje público por así decirlo, y él estaba hablando de dicho libro en un programa de radio. Bueno, pues el librito de marras me ha dado un trabajo bestial durante meses, he tenido que remaquetarlo entero, maquetar yo las imágenes, corregir a mano mil cosas y cambiar hasta la última coma, elegir la imagen de cubierta, escribir el texto de ésta, y hasta el título es mío. Y la cuestión es que el hombre éste en el programa se pone a dar las gracias al equipo... ¡y nombra a todo el mundo menos a mí, que soy precisamente quien más ha currado! Leches, es que hasta nombró a la secretaria, que no tiene nada que ver en el proyecto y a quien sólo ha visto una vez en su vida. Es que me ha sentado fatal. Sé que puede parecer una bobada, pero ya me ha hecho pensar en que siempre me pasa igual, que tengo una capacidad enorme de trabajo pero que parece que mis manos son fantasmales o algo así porque jamás nadie me reconoce nada, lo mismo estoy muerta y no me he enterado, oye, que también puede ser. Pero vamos, que es la historia de mi vida, me pasa desde siempre. Otros se quedan con mis ideas, otros dicen ser los autores de mi trabajo, y yo paso desapercibida y soy la eterna segundona y nadie nota que estoy, pero sin mí el curro no sale.