Ya que muchas veces hablamos de los comentarios desagradables que tenemos que aguantar, las bromitas y lo poco que nos entienden a nuestro alrededor propongo que ahora contemos si hemos detectado cambios positivos en los demás gracias a nuestra forma de entender la vida. A mi me gustaría mucho contaros una cosa que me dijo un amigo mío el otro día. Este amigo se ha criado en un pueblo de Toledo y tiene muy arraigadas todas las costumbres de esta España nuestra: matanza, encierros, corridas, etc. Pues bien, el otro día me contaba que había ido al prado de su padre a reparar el muro de piedras y que al levantar una de ellas se encontró un sapo. Me siguió contando que él antes los mataba pero que desde que me conoce procura no matar a ningún animal. Cojió la piedra y dejó al sapo tranquilo. Quizá os parezca una tontería pero a mi me emocionó muchísimo porque creo que son estos pequeños, o grandes segun se mire, cambios de actitud hacia los animales los que realmente al final se transmiten a las nuevas generaciones y supondrán, dentro de unas cuantas de esas generaciones, la revolución pacífica antiespecista que a todos nos gustaría tanto llegar a ver.