Yo no volvía a mi adolescencia ni harta de vino. De los veinte a los treinta, mucho mejor. Con crisis, pero mucho mejor. De los treinta a los cuarenta, pues bueno. No me cambiaría. Después de los cuarenta, igual es la cuarentonina (), pero mucho mejor. Como los veinte, pero mucho más serena.
No tienes el culo igual que a los veinte, pero también te da todo mucho más igual, te liberas y te relajas.
Y si tienes padres mayores y enfermos, como es mi caso, no te olvidas de la decrepitud y de la muerte. Quizá por eso le da una más al carpe diem.