Consejos prácticos para la adquisición, lectura y reúso de libros para bibliófilos
Hola, soy Troy McClure, tal vez me recuerden de guías prácticas como "¿Cómo martirizar a un vegetariano?" o "¿Cómo ridiculizar las ideas distintas a las mías?". Esta vez les traigo un hilo recopilatorio de consejos para bibliófilos compulsivos que parten desde la simple mirada superficial a los estantes de una librería al uso de libros anticuados y leídos la pobre cantidad de diecinueve veces.
Seguramente todos amamos a los libros, porque siempre están ahí para brindarnos consejos, información, posturas sexuales, y opiniones sobre asuntos tan cotidianos y simples como la post-modernidad en la narrativa italiana del siglo XX o el existencialismo ateo de Sartre del que seguro todos podemos hablar con sencillez y franqueza.
Como seguramente nada más abrir las puertas de cristal de una librería popular nos encontraremos con toneladas de papel recién traído de las selvas tropicales y empapado con tintas que no son biodegradables hablando de cosas tan amenas y simpáticas como por qué es claro que los ecologistas exageran cuando dicen que los casquetes polares están perdiendo superficie y que desaparezcan centenares de especies al año o cómo ganar dinero escribiendo libros sobre cómo ser un elfo nómada nivel 75 en esta vida y alcanzar la felicidad y hemos empapado nuestra ropa interior de líquido preseminal o de lubricante vaginal mientras leemos las etiquetas de autores por orden alfabético y vemos a Comte, Durkheim, Tolkien, Meyer, García Márquez, Kafka, Homero, Esquilo, Sófocles, Lucrecio, Marx, Bolívar, Bello, Heidegger, Cervantea o Doña Pedrita Picaflores de los Andes Trinidad y Palacios de Ercilurrutigastañazagogeascoa, etc.
Y mientras pensamos en qué comprar y revisamos los elegantes y comprensivos precios de 600 euros por el Ion de Platón o los 1800 bolívares por El Túnel de Sabato y sonreímos al ver que en nuestros bolsillos nos falta la cantidad necesaria para pagar la mitad del precio de los libros que pensamos adquirir, pensamos en robar el sutil y discreto Manual de Cardiología Pediátrica de 1.800 páginas y vemos que el empleado está detrás de nosotros leyendo nuestro instinto con sus penetrantes ojos de águila y salimos inocentes de la librería esperando que no suene la ruidosa alarma que indica que hemos robado algo aunque no lo hayamos hecho y salimos exhaustos por el peso de los ojos y la desconfianza de los empleados de aquella librería.
O cuando por gracia divina tenemos por fin en nuestras manos algo que leer y nos encontramos con la alegría de encotrar libros que fueron redactados en el paleolítico inferior y con un vocabulario incomprensible que requiere estudios avanzados para su manejo o que diez páginas están ausentes, o por error las páginas 20-105 se encuentran ordenadas al azar y debemos buscar primero la página 21, luego avanzar 30 páginas hasta hallar la página 22 y luego retroceder otras 15 para hallar la 23 y tener un diccionario casi tan barato como el Ion para esas largas y fatídicas palabras que intimidan a un hombre con doctorado tan sólo por la pronunciación de su primera sílaba.
Y luego de leer y buscar algo nuevo nos encontramos con antiguos compañeros que nos dieron el amor que necesitábamos en aquellas noches solitarias y ahora acumulan polvo sobre su ya ilegible portada y esperamos encontrar para ellos una nueva pareja o un sepulcro digno de la celulosa procesada y mancillada con tintes o amarillenta por los residuos de lignina. Y entonces esperamos volver a vivir aquellas noches de pasión con las aventuras de Ulises o con los cien años de soledad de Macondo, o esperar cambiarlos por un nuevo compañero de aventuras, o dárselo a alguien que dé el mismo amor y aprecio por él que le dimos nosotros, e incluso más.
Y ahora, mis estimados compañeros "comemonte", con este hilo se pretende no más que dedicar sugerencias o anécdotas sobre la compra o adquisición de libros, su lectura o su reúso. Sea que hayamos vendido un órgano y comprado libros con el dinero, o cambiado prácticas sexuales por libros, o robado libros de una biblioteca, o que hayamos observado durante quince minutos con una expresión obsesiva y psicótica un libro mientras decimos "mi precioso" o leído trescientas páginas de un libro mientras debíamos pagar el alquiler. ¿Qué me cuentan ustedes, qué consejos dan sobre la lectura, qué anécdotas cuentan... sobre libros?