Claro, ya veo yo al toro pasando su dura vida y su existencia de penalidades y pensando " Aguanta, que el final lo vale, que te van a dar el privilegio y el honor de asesinarte lenta y dolorosamente delante de un montón de humanos sádicos".
Contra los animalistas Por Fernando Savater
Hace poco, en las preguntas que inevitablemente siguen a una conferencia como la muerte sigue a la agonía, una señora me preguntó con cierta beligerancia: “¿No cree usted que los animales también tienen derechos humanos?”. Le contesté que, en efecto, si los animales tuviesen derechos, estos deberían ser humanos, porque no existen los “derechos animales”. Y además también tendrían deberes humanos y podríamos hacerles reproches morales si no los cumpliesen a nuestra satisfacción. Bien pensado, sería cruel complicarles tanto la vida a los pobres bichos…
Por lo general, los animalistas —como la señora que me interpeló— creen defender una ética cercana a la naturaleza y alejada de prejuicios teológicos, pero lo cierto es más bien lo contrario, o sea: que tienen una perspectiva de la naturaleza moralizante y antropomórfica. En la naturaleza existe una pugna entre necesidades opuestas, pero ningún ser tiene la obligación de renunciar a lo que inmediatamente le conviene en nombre de un principio superior, que es precisamente lo que suele pedir la moral. Incluir a los animales en el ámbito ético como sujetos sería borrarles del proceso evolutivo natural y convertirles en humanos disfrazados; si en cambio somos los humanos quienes tenemos obligaciones morales respecto a ellos, nos autoproclamamos conciencia universal y guardianes responsables del resto de la naturaleza. Vamos, un caso único: mayor antropocentrismo, imposible.
La perspectiva ética se basa en el reconocimiento de lo humano por lo humano, es decir, en distinguir a los humanos de los demás seres naturales y asumir obligaciones respecto a ellos que no tenemos frente al resto de lo que existe. No se trata de que seamos los mejores ni los dueños del mundo: solo consiste en asumir prácticamente que somos importantes para nuestros semejantes y que compartimos un sentido simbólico, no meramente zoológico, que nos damos unos a otros. A ese sentido compartido solemos llamarle la dignidad humana y los derechos humanos son su codificación civil. Hay dos formas de malograr esos derechos: la primera, reservándoles para solo unos cuantos humanos y excluyendo a los demás, por razones raciales, ideológicas o lo que fuere; la otra, extendiendo tales derechos hasta que difuminen el perfil humano y lo confundan con cualquier otro animal, aunque no esté dotado de razón simbólica ni de libertad.
Estoy de acuerdo en que debemos evitar el maltrato de los animales, no porque tengamos la obligación moral de respetarlos sino por respeto a nuestra propia dignidad, que incluye la compasión y rechaza la crueldad. También por estética, ya que no hay nada de peor gusto que disfrutar causando dolor porque sí. Ahora bien, maltratar a un animal quiere decir tratarlo como no corresponde a su condición: lidiar en la plaza a una oveja, comernos al gato que nos acompaña o intentar obtener leche de las ratas. Pero no hay maltrato en utilizar a ciertos animales de acuerdo con el fin para el que han sido criados e incluso “diseñados” por nosotros: proporcionarnos alimento, prestarnos su fuerza o fascinarnos con la bravura que ponen al luchar. Es cierto que la masificación industrial hace la vida productiva de cerdos o gallinas mucho más incómoda de lo que pudiera ser… algo que también padecen millones de humanos por motivos parecidos. En ese sentido, los que tienen mejor suerte son los toros bravos y los caballos de carreras porque pertenecer al mundo del espectáculo siempre tiene algo de aristocracia y sus existencias compensan ocasionales penalidades con grandes privilegios.
Por lo demás, entre los hombres hay humanistas pero entre los animales no hay “animalistas”: sigamos su ejemplo.
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Claro, ya veo yo al toro pasando su dura vida y su existencia de penalidades y pensando " Aguanta, que el final lo vale, que te van a dar el privilegio y el honor de asesinarte lenta y dolorosamente delante de un montón de humanos sádicos".
Yo es que no sé ni para qué leo estas cosas; me pongo malo.
Yo, como muchos, estudiaba y leia los libros de este hombre en el instituto. No es que lo admirara, pero me hacia pensar y cuestionarme cosas por aquel entonces. Despertaba mi curiosidad. Me cuesta leerle palabras con tanta falta de empatía.:eing:
Pues bueno, una opinión como cualquier otra. A mí este hombre siempre me ha parecido un filósofo mediocre.
Esto no se sostiene por ningún lado!!Si en vez de utilizar eufemismos y rodeos lingüísticos, como hablar de que no es "maltratar el utilizar a un animal para...", saltaría a la vista de cualquiera lo ridículo de esas afirmaciones. A ver con que narices escribe "no es maltratar a un animal el matarlo para comérnoslo porque para ello fue criado". No se puede matar, explotar, amenazar, estresar...sin maltratar! Nadie habla de someter a los animales a nuestra ética, sino de usar nuestra supuesta condición "superior" para la amabilidad y no para la crueldad, siempre que se nos presenta la ocasión. El discurso de este hombre, para alguien cómodamente instalado en el omnivorismo debe ser genial, pero se cae por su propio peso ante los dos simples hechos de que:
1) Comer animales no es imprescindible.
2)Comer animales implica matarlos, matarlos (y muchas otras cosas) implica maltratarlos. Maltratarlos es cruel, independientemente de la utilidad que le encuentre el maltratador a su sufrimiento.
Yo creo que la crueldad no se mide por el baremo creado por el verdugo para justificarla sino por el daño palpable,evidente y evitable que padece la víctima. Podría admitir que se trate todo de antropocentrismo pero prefiero un antropocentrismo compasivo de verdad (y no el de no lidiar ovejas o gatitos,pero sí toros, ¿se puede ser más ridículo?) que uno tirano y sanguinario!
No sólo es mediocre, sino que vive en el Medievo. El tío vive unos cuantos siglos atrás, y piensa en consecuencia.
Para empezar, el tío ignora, no sé si voluntariamente, discusiones actuales entre juristas y filósofos de los derechos humanos, que han dejado atrás desde hace tiempo esa rígida concepción de los derechos, como algo transitivo y necesariamente ligado a los deberes. Los derechos los concedemos nosotros, y son un mecanismo para solucionar problemas e injusticias sociales, no están gravados a fuego en el reino metafísico. Por ejemplo, hoy en día muchos juristas reclaman que se reconozcan los derechos de los muertos, por ejemplo, o los derechos de futuras generaciones, pese a que es difícil otorgarles ningún tipo de deber. Y bueno, por no hablar de los derechos que otorgamos a los bebés, los seres humanos con disfunciones mentales, etc.
Y eso de que se pervierte el sentido de los derechos humanos por culpa del animalismo... en fin, vaya bobada. No se trata de disminuir, ni de infravalorar, ni de restar dignidad al ser humano, sino de dársela a los animales.
No vale la pena seguir.
Última edición por Spinoza88; 12-dic-2011 a las 23:10
Co-fundador de Save the Rabbits, asociación protectora de conejos y pequeños roedores. Mi twitter: @vgsgusa y el de la asociación @savetherabbits.
Conoce nuestro trabajo y a nuestros peques aquí: http://savetherabbits.org/ // https://www.facebook.com/savetherabbitsorg/info // http://www.forovegetariano.org/foro/...e-Rabbits-quot
¡En Save The Rabbits creemos que un mundo mejor es posible!
Cada día me cae peor este hombre, y en general la gente que se aprovecha de sus títulos y su reputación para soltar las barbaridades que les viene en gana y pretender que por ello nadie se las cuestione.
Por fin encontré el sentido de la vida. Era hacia el otro lado.