Venga, no fastidiéis.
Los videojuegos, es cierto, tienen mensaje y deben respetar unos valores. No hay nada inocente, y menos un producto cultural como ése. No hay entretenimiento inocuo.
SIN EMBARGO, a ver si ahora va a resultar que, por el hecho de ser vegeta, uno no va a poder jugar a lo que le dé la gana. La sociedad está hecha como está, manque os pese a los paladines de la ética vegana.
De un juego en el que se caza y se pesca, faltaría más, se pueden sacar enseñanzas muy provechosas. Todo depende de la persona que lo juegue...
Y, bueno, también depende del personaje y del contexto del juego: si quien caza y pesca es un individuo que no tiene mejor modo de alimentarse, pues bendito juego.
Es que estamos con la misma historia (me ahorro el taco) de siempre:
veganos fundamentalistas diciendo que la naturaleza es inmoral, deseando cambiar su curso y condenando por impío todo acto humano de supervivencia; ellos bien calentitos en su casita, con calefacción y mantita por encima, pero tachando de inmoral al esquimal que caza un
Humano peludo para vestirse con su piel, al granjero somalí que cría una
humana y al vendedor chino que ofrece por cuatro perras gordas
humano al curry en una avenida de Manhattan. Hay que fastidiarse.
En Somalia os querría ver yo.
¡Salud!
Y videojuegos.
PD: esta noche voy a reflexionar si le digo a mi amigo ElFeo que deje de jugar al Final Fantasy porque, claro, en el juego no para de matar bichos que, aunque sean malos o enemigos, tienen su corazoncito y quieren vivir.
Hay que fastidiarse.