En el año 2004 tuve oportunidad de ir a El Bulli. Efectivamente, el menú comprende 35 platos. El resto de mis acompañantes eran omnívoros, mientras que yo tuve el menú vegetariano y a lo sumo no coincidimos en 10 platos, el resto eran comunes a todos, la verdad es que el menú ese año (no sé los demás, lo cambia cada temporada) era muy pro-vegetarianismo.
Ha sido una de las experiencias más divertidas que he vivido. Me lo pasé bomba. No lo vi como ir a cenar a un restaurante, sino como ir a un disneylandia de la gastronomía, cada vez que llegaba un plato no sabías que te iba a pasar, qué cosa rara te iban a hacer a hacer esta vez, todo era sorprendente e inesperado. Fueron cuatro horas de jugar con la comida, con los sentidos, con partes del paladar que tenemos olvidadas.
Como han pasado años, ya no me acuerdo tan bien pero os puedo dar ejemplos como que vinieron con una minúscula bolita de especia concentrada (sería romero o similar) nos la hicieron colocar en una parte en particular de la lengua y después beber un zumo de algo para notar el contraste.
También trajo un guante de goma inflado, tipo globo, del que te hacía inspirar su aire, que tenía esencia de jazmín o algo así, y después comer otra cosa para combinar gusto y olor..
Recuerdo nuestras caras cada vez que llegaba el camarero ¿qué nos harán ahora? ¿qué nos pasará?
No creo que haya ningún restaurante de inspiración vanguardista que pueda igualar la experiencia de El Bulli, por muy discípulo suyo que haya sido. He estado en muchos restaurantes que beben de las enseñanzas de Adrià y tal como habéis explicado, es sólo comida con formas raras y sabores extraños. Pero lo de El Bulli va más allá de comer.
Este chico de la web "amateur gourmet" hizo un reportaje cuando fue al Bulli que explica muy bien todo lo que se vive en ese restaurante (sorry, por desgracia el menú que eligieron es omni)
http://www.amateurgourmet.com/2009/0..._at_el_bu.html
Saludos,