Creo que la mejor manera de intentar resolver la situación con tu madre es hacerle ver que es una elección razonada, meditada y libre. Que no tiene nada de sectarismo o de extremista (o no tiene porqué tenerlo).
Para ello, sin duda alguna, el camino es evitar los gritos y los berrinches. Así solo refuerzas la imagen de que tu decisión no es seria, bajo mi punto de vista.
Habla con ella, con sinceridad. Pero antes, cárgate bien de información sobre estudios que avalen tu decisión, que es seguro alimentarse así, infórmate sobre los alimentos que contienen los nutrientes que ella intentará rebatirte (lo típico es el hierro, el calcio y las proteínas, si no es una persona bien informada)... en fin. Que se lo puedas explicar bien, de buenas maneras, y con argumentos consistentes.
Y sobre todo paciencia, es una carrera de fondo. No te quemes en la salida.