Me inventaba los cuentos. Nada, enseguida me aburría y acababa dormido antes que Africa. Total, que cambié la imaginación por una guitarra. Le tocaba suavecito suavecito, para que se durmiera. Nada, me dormía yo también, hasta el punto de que alguna noche la pobre (guitarra) se llevó un buen golpe.
Y colorín colorado.............