La Sociedad Catalana de Alergia e Inmunología Clínica (SCIAC) ha publicado un documento, recogido por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEIAC) en su página web, en el que también se refleja la posición en contra de la European Academy of Allergology and Clinical Immunology, sobre los tests de intolerancia alimentaria "in vitro" (en el laboratorio) no validados por la ciencia:
El ALCAT Test, también denominado test de respuesta celular a sustancias externas que, a partir de una muestra de sangre, analiza cómo los leucocitos reaccionan frente a 100 alimentos y 20 aditivos cambiando de tamaño, deformándose, etc.
El Test Novo Inmogenics se centra en pruebas citotóxicas que se realizan a partir de un análisis de sangre que evalúa la reacción frente a 115 alimentos.
Los tests que miden la reacción de anticuerpos específicos, incluida la inmunoglobulina IgG4, solo indican que el organismo reconoce más el alimento con el que más contacto ha tenido, al consumirlo a menudo, pero no que se tenga alergia a dicho alimento.
Y también sobre otros tests "in vivo", que se realizan al paciente, sin tener ninguna credibilidad científica:
La cinesiología aplicada, que consiste en sujetar una botella de cristal con alérgenos y relaciona la pérdida de fuerza muscular con la intolerancia alimentaria.
Provocación y neutralización subcutánea y sublingual y Test de DRIA. Ambos test suministran extractos de los alérgenos por vía sublingual (en el primer caso también subcutánea) y miden la pérdida de fuerza muscular posterior al contacto con estos.
Biorresonancia, parte de la creencia de que el organismo humano emite ondas electromagnéticas buenas y malas y, a través de estas, en principio se podría diagnosticar si una persona padece una intolerancia alimentaria y tratarla.
La electroacupuntura mide la actividad eléctrica, en concreto la caída de la corriente, en determinados puntos, para detectar intolerancias alimentarias.