Yo rompo una lanza por las conversaciones banales, por las anécdotas mil veces contadas (normalmente exageradas) y por las bromas tontas repetidas hasta que olvidas su origen. Claro que de vez en cuando cansan y apetece cambiar de aires. De vez en cuando necesitas cambios y entonces te das cuenta de que con los amigos de verdad te sientes como en casa. Para mí la amistad es eso: disfrutar de la misma gente y sus historias hasta en las versiones más de andar por casa. Porque las personas que me merecen la pena, las que son interesantes, no necesitan hablar de nada elevado para que escucharles me interese.
La risa, esa es tu mejor amiga. Cuando hemos salido mi hi hija y yo del Juzgado y hemos ido al super a comprar, y nos hemos reído de todo lo risible habido y por haber, es cuando me he dado cuenta, que incluso en los peores momentos, la risa es tu mejor amiga. Ha sido apoteósico.
Sucesión de chistes no, por favor. Con esos amigos no necesitas enemigos.
Contaba Javier Guruchaga cómo experimentaba con los amigos. Les citaba en su casa, enchufaba la tele y se ponía a zapear. De repente, y sin avisar a nadie, intercalaba en la "programación" una peli porno muy morbosa. Y ahí, repanchingado, se distraía observando las distintas reacciones de sus contertulios.
Lo probé una vez: sonrisas en unos y bochorno en otros.