Es algo largo, pero os aseguro que si lo leéis con atención, es uno de los artículos más impactantes con los que os toparéis jamás. Una auténtica bofetada para nuestras conciencias. Yo lo acabo de leer dentro del libro:"writings on an ethical life" (Peter Singer) , lo he buscado en Internet en Español, y ahí lo tenéis.Y cada uno que saque sus propias conclusiones...
Y a propósito, esto viene bien para demoler la ocurrencia de que uno no debe preocuparse por el bienestar animal, habiendo tantos seres humanos que sufren; no creo que haga falta recordar que Singer es el autor de "Liberación Animal" y a la vez destina más dinero al 3er Mundo (un 20% de sus ingresos!) que el 99%de sus congéneres. Sin comentarios.
Bueno, ahí os lo dejo.Leedlo, porfa!
LA SOLUCIÓN DE PETER SINGER A LA POBREZA MUNDIAL(1)
1. Ricos y pobres
En el mundo actual hay mucha gente que "posee en superabundancia". Lo que quiero decir con esto, es que una vez satisfechas sus necesidades - de alimentación, techo, calefacción, vestimenta, salud y educación, tanto para ellas como para sus hijos, así como ciertas previsiones para las necesidades que pudieran presentarse en el futuro – les sobra dinero para cosas que no constituyen necesidades, por más que despleguemos nuestra imaginación. Si tienes dinero de sobra para gastar en buenos restaurantes, conciertos, viajes de vacaciones, discos compactos y para vestirte a la moda, en una palabra, eres rico. Tomás de Aquino nunca se hubiera podido figurar el tipo de riqueza que muchas personas tienen hoy en día – piensa simplemente en lujos como la calefacción y el aire acondicionado centrales, frutas exóticas frescas tanto de países templados como tropicales entregadas en la puerta de tu casa, o poder visitar todas las maravillas del mundo.
Si los ricos son mucho más ricos que lo que persona alguna del siglo trece hubiera podido imaginar, sin embargo, los ingredientes esenciales de la pobreza siguen siendo los mismos. Al igual que en aquellos tiempos, los pobres son aquellos que no tienen medios suficientes como para satisfacer siquiera las necesidades más básicas, por ejemplo la comida, el techo y el vestido. ¿ Podríamos acaso agregar que hoy en día carecen además de recursos para obtener una mínima asistencia de la salud, o proporcionarle una educación a sus hijos? En la actualidad existen más de mil millones de esas personas "absolutamente pobres", que viven con no más de 1 U$ al día. Están los absolutamente pobres – es decir, pobres no sólo en relación a otros con los que se pueden comparar; sino en función de un criterio eterno y absoluto que tiene que ver con las necesidades humanas más básicas.
¿Qué actitud deben tener los ricos hacia los pobres? ¿Si hubiese algo que estuvieran obligados a hacer, qué sería? En este artículo plantearé que nuestras actitudes corrientes establecen distinciones indefendibles y que tienen que cambiar. Para hacerlo, presentaré un argumento que ya he planteado anteriormente, en un artículo en el New York Times, y luego pasaré en consideración algunas objeciones que le han sido hechas a este argumento.
2. ¿La vida de niño o un nuevo aparato de televisión?
En la película brasileña Estación central, Dora es una maestra retirada que se gana modestamente la vida en la estación, escribiendo cartas para personas analfabetas. De pronto, se le presenta la oportunidad de ganar $1000. Lo único que tiene que hacer es convencer a un niño abandonado de nueve años de que la siga hasta una dirección que le dieron. (Le han dicho que sería adoptado por unos ricos extranjeros) Entrega al niño, recibe el dinero, gasta una parte en un aparato de televisión y se instala a disfrutar de su nueva adquisición. Sin embargo, su vecina le echa a perder el buen humor al contarle que el niño es demasiado grande para ser adoptado – le dice que lo matarán y venderán sus órganos para transplantes. Quizá Dora por sí sola hubiera podido estar consciente de esa posibilidad, pero la descartó de su mente. Sin embargo después de lo que la vecina le dijo claramente, no logra dormir. Por la mañana se dispone a recuperar el niño.
Imagina si en vez de tratar de salvar al niño de ese destino, Dora le hubiera dicho a su vecina que este es un mundo difícil, que ella quiere un aparato de televisión, y que la venta del niño es lo único que le permite tener uno, que al fin de cuentas no era más que un niño de la calle, y que quien sabe, tal vez, después de todo, alguien lo adopte. Para los espectadores se hubiese transformado en una persona desalmada y egoísta, carente de toda conciencia y sentido moral. Se redime únicamente al prepararse a correr grandes riesgos para salvar al niño.
Al finalizar la película, en los cines de todas las naciones prósperas del mundo, esas personas que rápidamente habrían condenado a Dora si no hubiese regresado a rescatar al niño, vuelven a su casa, a sitios mucho más confortables que el apartamento de Dora. Conforme al standard que describí hace un momento, esa gente es rica. La familia promedio en los Estados Unidos gasta alrededor de la tercera parte de su ingreso en cosas que no son más necesarias para ellos, que lo que era el aparato de televisión para Dora. Pero también es cierto que Brasil y otros países de América latina, que tienen gran cantidad de gente absolutamente pobre, tienen también otra gente que es absolutamente rica. El dinero que los ricos gastan en lujos podría ser donado a una serie de agencias voluntarias, lo que para los niños necesitados significaría la diferencia entre la vida y la muerte.
Todo esto hace que uno se pregunte: ¿en última instancia, qué diferencia hay entre un brasileño que vende a un niño abandonado a personas que podrían ser traficantes de órganos y aquel que ya posee su aparato de televisión y lo cambia por uno mejor – sabiendo que ese dinero podría donarse a una organización que lo usaría para salvar la vida de los niños de la calle de Brasil?
Inmediatamente nos vendrán a la mente algunas diferencias. Para poder entregar a un niño que está justo ante ti a personas que podrían matarlo es necesario ser un tanto frío y despiadado. Resulta mucho más fácil ignorar un pedido de dinero para ayudar a un niño que nunca conociste. Por lo tanto, si el resultado que tiene el hecho de que una persona rica deje de donar su dinero, es que un niño más muera en las calles de una ciudad brasileña, en cierto modo, es tan malo como vender un niño a traficantes de órganos. En definitiva, resulta incongruente condenar tan rápidamente a Dora por entregar al niño a posibles traficantes de órganos, y no considerar al mismo tiempo, que la conducta de la persona rica plantea un tema moral grave.