Os cuento varias cositas que me han pasado últimamente... a ver qué pensáis.
La otra noche fui a cenar a casa de mi padre. Él lleva bastante mal que yo tenga gatos y peor aún que me haya hecho casa de acogida... y sorprendentemente el otro día por primera vez parecía que empezaba a asimilarlo. No quise forzar más las cosas (han sido unos meses muy tensos entre nosotros). De cena hizo un gazpacho de culantro, un pan con tomate y anchoas, chacinas varias en plan tapeo, alcaparrones y altramuces. Como no quería forzar las cosas, y si salía en plan vegetariano iba a poner el grito en el cielo (que ya es bastante que empiece a aceptar mi entrega a los animales), rechacé la chacina (puso cara rara, pero poco más), comí queso, altramuces, alcaparrones, gazpacho de culantro... y un trozo de pan con anchoas, no se fuese a escamar. Y mira que tuve suerte de que esta vez el menú fuese bastante asequible...
Anoche salí con unas amigas de tapas. Yo no quiero ponerle una etiqueta a mi nueva forma de alimentación (ya sabéis el daño que hace la etiqueta "vegetariano" socialmente hablando, no te dejan de intentar convencer de que comas carne). Pero la amiga con la que más confianza tengo se preocupó de pedir cositas que yo pudiese comer, y explicó que soy vegetariana. La mayoría me preguntaron con curiosidad y bastante respeto. Pero había una médico, y me dijo que soy muy joven y no lo voy a notar, pero que debería invertir en mi salud futura. Aún no sé tanto como para responderle con seguridad en mí misma. Por supuesto yo feliz con mis croquetas de gouda, mis patatas fritas y mi quesito.
Otra cosa es que por trabajo me voy unos días a un congreso (lo hago todos los años) y allí se come de tapeo... si ya es difícil tapear una vez, imaginaos 5 días... Que aparte del típico montadito de queso y la tortilla de patata, casi todo lleva carne... ¿Me moriré de hambre?