Pues la diferencia está en el egoísmo. La dependencia y el apego son egoístas. En realidad, uno no quiere a la otra persona, se quiere a sí mismo y quiere las sensaciones que el otro le provoca.
Cuando uno quiere de verdad a alguien, se hace cierta la frase de "déjalo ir, si vuelve es que es tuyo, si no, es que nunca lo fue".
El amro tiene que dejarte crecer como persona y dejar espacio a la otra para que crezca. DEsgracidamente, los crecimientos personales no siempre acaban por confluir en algo común y la relación se rompe. PEro sigue siendo bueno. Y otra cosa, para mí, una relación vale la pena si saca lo mejor de nosotros mismos. Si somos mejores personas.
Y otra cosa es que yo no creo que las cosas sean para toda la vida; si lo son, genial, pero no tienen por qué serlo y aún no siéndolo, pueden ser relaciones maravillosas.
También creo que eso marca la diferencia. Si a pesar de estar soltero, uno echa la vista atrás y piensa que ha tenido suerte, es porque ha amado.
Cuando se rompe, al principio duele (y luego también) pero si el sentimiento es amargo, de "qué hijo puta", para mí, es apego.
Al romper, es difícil marcar la línea que separa el dolor normal del ego.
Y sobre las preguntas: pues siempre hay que poner los límites. Si la otra persona se pone borde y te hace daño, hay que marcar el límite en ese momento (o cuando sea adecuado, pero hacerlo) y si sigue, es que simplemente, no es la persona adecuada. Una cosa es un día, puntualmente, y otra que tengas que estar justificándolo continuamente. Nada de dependencias y dominancias... una relación no puede basarse en eso.