Problemillas en el caso del Delta del Ebro:
Cuña salina
Es el peor enemigo del ecosistema, una puñalada de sal en territorio de agua dulce.
Al disminuir cada vez más el caudal, se produce la temida cuña salina; o lo que es lo mismo, corrientes de mar invadiendo el río hasta 40 kilómetros adentro. El agua marina degrada así cultivos, acaba con las playas y con algunas de las especies.
Según los científicos, el receso de caudales que traerán los trasvases y los faraónicos embalses engordarán esta cuña imparable, que irá a más.
La sal entra actualmente en los acuíferos y el delta se hunde unos tres milímetros anuales. Por los efectos del cambio climático, el mar eleva su nivel otros tres milímetros. En total, seis milímetros al año de entorno sepultado.
«Ante dicha amenaza», concluye el trabajo, «una de las importantes para la conservación física del delta, es necesario un gran cambio en la gestión del agua y el sedimento en la cuenca fluvial y en el delta, y que tanto la Ley de Aguas como el Plan Hidrológico garanticen un caudal sólido mínimo para el tramo inferior del río».
Especies
El delta del Ebro está considerado como uno de los enclaves naturales húmedos más importantes de Europa. Actualmente, unas 30 especies animales en peligro de extinción habitan en este entorno. Que tengamos o no fecha de caducidad para la vida fáunica allí donde muere el Ebro nos lo jugamos, en buena parte, con el actual PHN.
Si el estado de salud ya es delicado, el enfermo puede empeorar. ¿Por qué? La eutrofización (la riqueza de nutrientes) amenaza la biodiversidad. El río en su final es de color verde intenso, lleno de algas y otros organismos. Estas aguas eutróficas son muy pobres en lo referido a diversidad de especies, llenas de fosfatos, nitratos, amonio...
En El delta del Ebro, un sistema amenazado se lanza la advertencia: «Esta situación podría agravarse si los caudales del río fueran menores en el futuro, ya que la duración de la cuña salina sería mayor y la concentración de nutrientes aumentaría por el menor flujo del río y el aumento de la retención del agua, lo que originaría una anoxia [agotamiento del oxígeno] más prolongada en el tiempo y un ambiente absolutamente desfavorable para los organismos».
Sedimentos
Los científicos lanzan un ataque despiadado contra la política vigente que considera que las desembocaduras de los ríos son una «pérdida inútil de agua al mar».
A pesar de no existir grandes regadíos, en dos décadas el porcentaje de flujo hídrico del Ebro que logra alcanzar su meta, la costa, ha descendido alrededor de un 20%. Al delta llega hoy un 1% del total de sedimentos que llegaban a principios de siglo.
Así las cosas, la construcción prevista de más de 40 embalses en la cuenca del río pinta en bastos para ecologistas, agricultores y habitantes de la zona. Se impedirá la recuperación de los citados sedimentos y se agravará la subsidencia (hundimiento del suelo) actual que, poco a poco, le come el terreno, nunca mejor dicho, a las 50.000 personas que pueblan la zona.
«Todo se va a agravar, pero los efectos no se van a manifestar inmediatamente», indica a EL MUNDO Carles Ibáñez, doctor en Biología por la Universidad de Barcelona y uno de los autores del trabajo. «A corto plazo, el impacto se notará en la cuña salina y en el empeoramiento de la calidad del agua».
Futuro. Europa marca el ritmo del baile y España se tendrá que aprender la partitura. La nueva directiva sobre la cuestión exige integrar deltas, estuarios y litorales en la gestión de las cuencas hidrográficas.
De no actuar a tiempo, la salud del delta será «insostenible», un muerto viviente acosado por la contaminación industrial y la salinización.
Aunque aplaudan las constructoras («la mafia del cemento sabe que ésta es su oportunidad», señala Ibáñez), el panorama que se dibuja no invita a las celebraciones.
El The End del informe para el culebrón del río Ebro no tiene un final feliz en el delta: «Un medio cada vez más degradado y artificializado, lleno de diques e inmensas estaciones de bombeo, con muy pocos espacios naturales y paisajes atractivos, y con crecientes problemas de salinización. Un horizonte de insostenibilidad».
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