Es que los taurinos no tienen verguenza ni para eso, están tan metidos en su ritual que ni siquiera saben diferenciar la sangre del agua. A nivel estético incluso se creerán que la sangre de un toro es diferente de la sangre de un homo sapiens cuando es lo mismo. Así educan a sus hijos y así quieren que los demás eduquemos a los nuestros.