Debería acostumbrarme... qué bien que haya personas que se niegan a acostumbrar porque prefieren el sosiego moral al aparente, pues esta sociedad, por norma general, prefiere ponerse la máscara y acomodarse en la rutina como si nada pasara. Por dentro bulle el tormento, la agonía, la insatisfacción y pesadumbre.... un reflejo de aquello que propiciamos. Ya lo decían los antigüos: aquello que dáis recibiréis.