¿Eres un imán para los mosquitos?
Genes y química
Un estudio australiano con gemelos ha comprobado que el 85% de la susceptibilidad a las picaduras radica... en los genes. Aunque los expertos no conoce cuáles están implicados, saben que la química corporal cuenta. Por ejemplo, altas concentraciones de esteroides o colesterol en la piel –no forzosamente signo de hipercolesterolemia– los atraen, igual que los ácidos úrico y láctico y ciertos perfumes. Además está el dióxido de carbono (CO2), que detectan desde grandes distancias. Como los adultos emitimos más, los mosquitos nos prefieren a los niños.
Movimiento y calor
Si hay mosquitos pululando, procura no hacer deporte, sobre todo a última hora de la tarde (salen entre el anochecer y el amanecer). El CO2 que emitas al jadear y el ácido láctico de tu sudor te convertirán en diana segura. En cuanto a zonas, las costas son su “lugar de veraneo” y el agua estancada entraña alto riesgo (recurre a las mosquiteras para dormir). ¿Y en las montañas? Los mosquitos no suelen mostrarse activos por debajo de los 13º C (de hecho, el aire acondicionado reduce su actividad).
El poder de las plantas
Desde los años 50, el repelente de mosquitos por excelencia es el DEET, un producto químico tan eficaz que se emplea como patrón en pruebas de eficacia de repelentes. Hace años, algunos laboratorios quisieron testar la eficacia de plantas. De entre los estudiados, el repelente vegetal más eficaz fue el aceite de eucalipto/limón (un tipo de eucalipto), que ofreció más de 120 minutos de protección. También demostró utilidad un repelente a base de aceite de habas de soja en combinación con aceite de geranio y otro a base de aceite de hinojo. En cuanto a las velas, quienes estaban cerca de las de citronella acabaron con la mitad de picaduras.
Hay más plantas en estudio, como el clavo de especia. Mientras llegan los resultados, podemos hacer como nuestras abuelas y clavar unos cuantos clavos en un limón partido para ahuyentar a los mosquitos... o agriarles la fiesta.
Para aliviar el picor
Todo el mundo tiene algún “truco” para calmar las picaduras, aunque no todos son útiles. Entre los que han demostrado eficacia están la loción de calamina, el gel de aloe vera (o el jugo de la planta), la pasta de levadura (mezclada con agua), la pasta de dientes o las compresas muy calientes. En los cuatro primeros, se aplica un poco del producto en la piel y se deja actuar. El calor altera las sustancias que causan picor y éstas tardan en volver a hacer efecto.
http://www.hoymujer.com/salud/mimos/...6,08,2008.html