Las plantas no son estúpidas
Les quisiera compartir este articulo, no sin antes expresarles que estoy entrando seriamente y con paciencia al estilo de vida vegetariano, pero mas motivado por una buena salud que por el hecho de no comer animales. No estoy del todo convencido de la cuestión moral sobre alimentos animales, pero si me opongo rotundamente al maltrato por diversión y a la explotación desmedida e indigna a las que son sometidos los animales de sistema nervioso complejo y similar al nuestro. Pienso que entre mas complejo el sistema nervioso del animal mas se le debe respetar. Los animales que no tienen sistemas nerviosos tan complejos como, ostras, "hormigas culonas", camarones etc, posiblemente no sentirían terror y angustia similar al de una vaca al ser sacrificada y explotada. En este articulo muestran que algunas plantas no son del todo insensibles y que podrían tener cierta inteligencia por lo tanto según la moral extrema de algunos veganos tampoco se deberían consumir algunas plantas, y dentro de su inteligencia podrían sentir su versión del terror y sufrimiento de ser cortadas para alimento. Entonces se puede abrir la discusión que la moralidad sobre el consumo animal debería tener en cuenta la complejidad del sistema nervioso. O que piensan?
Este es el artículo:
Todos los días tenemos sorpresas. La semana pasada apareció una noticia sobre el libro What plants knows (Lo que las plantas saben), de Daniel Chamovitz , en el que vuelve sobre un experimento de hace años: las plantas tienen olfato. Al menos algunas. Sí: huelen sus vecinas.
Cierta maleza muestra un gusto tal por el tomate que resulta más cansona que pretendiente rechazado. Sabe dónde está la mata del ahora fruto de tomate según el genoma revelado también hace pocos días y se la monta, así, tácitamente, hasta que se enrolla y la estrangula.
Aunque le oculten la planta de tomate con alguna barrera, poco a poco se inclina hacia ella.
¿Son inteligentes las plantas? La visión sobre ese mundo vegetal del que nos enseñaron que sus miembros nacían, crecían, se reproducían y morían, pero nada más, o sea, la aburrición al rojo vivo, ha cambiado de manera drástica en estas décadas.
Las plantas tienen dos características comprobadas de la inteligencia, como la solución de problemas y la comunicación. No es que posean pensamiento abstracto ni razonen ni entiendan, pero sorprenden cada vez más.
Cuando adquieren resistencia frente a pestes y patógenos (también insecticidas) por un mecanismo genético, que no implica pensamiento, sus hijos crecen con esa memoria, vienen fortificados, como acaba de demostrar una investigación en Plant Phisiology.
Se sabía ya que conocen sus enemigos. Cuando una oruga muerde sus hojas, liberan químicos tóxicos que hacen que la peste crezca más lenta.
Georg Jander encontró en aquel estudio que tras introducir la mariposa del repollo en un sembrado, esta y otras plagas tenían menor tamaño cuando aparecían las generaciones siguientes de repollos.
También se ha encontrado que las plantas distinguen cuando tienen cerca otras de su especie o de una diferente, lo que les sirve para adaptarse a la competencia por los alimentos.
En 2007, por ejemplo, en Oecología, científicos de la universidad Radboud en Holanda, plantearon que chatean. Bueno, exagerando el término: lo que hallaron según el artículo fue que hay comunicación entre ellas para advertir de la presencia de un peligro. Las plantas en el estudio estaban unidas por alguna de las extensiones del tallo. Y cuando unos gusanos atacaban una de ellas, al pasar a otra de ellas, esta había fortalecido sus defensas químicas.
La lucha por la supervivencia en todo su esplendor frente a nuestras narices. Y no la percibimos.