Snickers
19-abr-2008, 01:49
http://www.theecologist.net/files/docshtm/index.asp
The Ecologist en Español
ABRIL - MAYO - JUNIO 2008
Mundo Vegetal
La conciencia en el mundo vegetal existe. De hecho, en todo el mundo vivo existe conciencia, sea de unas características o de otras. Esto es lo que queda demostrado después de leer el nuevo número de The Ecologist, que ya llega al número 33. Pero descubrir esto no nos lleva a nada si no implica un cambio de conducta con respecto al mundo vegetal. Si no hay acción, la teoría sólo nos ayuda a sufrir más todavía. Está claro que la forma en que la sociedad tecnocientífica se relación con el mundo vegetal es aberrante, caduca y denigrante. Necesitamos a los vegetales: nos nutren, nos curan, nos aportan oxígeno, retienen el agua, conservan el clima, aportan recursos, le dan belleza a los hábitats.... Y, además, son sagrados. No podemos seguir destruyéndolos. Debemos dejar a un lado nuestra visión antropocéntrica y empezar a ver las cosas bajo un prismo cosmocéntrico. Las claves, en The Ecologist.
Nº 33 - MUNDO VEGETAL
Editorial | Sumario
http://www.theecologist.net/files/articulos/33_editorial.asp
Editorial
Fecha de publicación: 1-4-2008
Revista: The Ecologist para España y Latinoamérica
Autor: EcoActivistas
CONCIENCIA VEGETAL
DESDE LA DIRECCIÓN DE LA REVISTA, ECOACTIVISTAS PUBLICA ESTE MONOGRÁFICO PARA QUE EL COLECTIVO ECOLOGISTA REFLEXIONE SOBRE SI EXISTE O NO LA CONCIENCIA VEGETAL.
A menudo, reivindicamos como insostenibles y repugnantes las infrahumanas condiciones de vida en que viven millones y millones de animales de producción alimentaria cuyo fin es mitigar la insaciable hambre de la sociedad de masas tecnificada. Pollos, corderos, vacas, cerdos, conejos… viven, son transportados y sacrificados en unas condiciones abominables. Basamos nuestra dieta en productos de origen animal. Esto tiene unas desastrosas consecuencias en los ecosistemas. También significa mucho sufrimiento y dolor para cientos, miles, de millones de nuestros hermanos los animales. Multitud de grupos activistas han surgido en los últimos años en todo el planeta que abogan por conductas que conlleven un modelo social de liberación animal, como los grupos veganos. Pero, ¿y qué pasa con el mundo vegetal? ¿Sufren los vegetales modificados genéticamente que han sido alterados para producir más y más deprisa? ¿Padecen las hortalizas que son indiscriminadamente rociadas de pesticidas en invernaderos a unas temperaturas que parecen de otro planeta? ¿Son conscientes de su triste vida los árboles de producción maderera creados y plantados en los llamados “desiertos verdes”? Sólo el mero hecho de plantear estas preguntas hará que algunos científicos, empresarios y políticos se rasguen las vestiduras. También hay muchos pensadores que señalan que todo en el Universo tiene conciencia. Entonces, ¿los vegetales sienten? No creemos que nuestro cerebro esté preparado, en la actualidad, para responder a esta pregunta. O, dicho de otra manera, nuestra inteligencia no es capaz todavía de constatar la forma en que los vegetales desarrollan su inteligencia, sus emociones, su sensibilidad. Algunos científicos se pronuncian en un sentido y otros lo hacen al contrario. Lo que sí sabemos, y a ciencia cierta, es que la manera que tratamos al mundo vegetal, las plantas, nuestros bosques, nuestros ecosistemas, de los que el mundo vegetal es una parte primordial, sólo conduce a un lugar: un desastre ecológico de escala global, sin precedentes y de gravísimas consecuencias para todos los organismo vivos gaianos… Es posible que nuestro cerebro no pueda responder a ciertas preguntas, pero nuestros corazones sí. Cualquier persona sensible sabe, siente en su interior, que un bosque ardiendo es algo doloroso… no sólo para el humano que lo contempla, sino para los propios árboles. Y, si nuestros cerebros no pueden (y no quieren) responder a ciertas preguntas, tendrán que hacerlo nuestros corazones, nuestras almas. Porque, si seguimos dejándonos llevar por los ímpetus de los mercados y nuestra tramposa razón, llegaremos algún día a convertir lo que fue un enorme vergel, Gaia, en un despreciable desierto (ojo, los desiertos también son bellos, pero no nos parece muy ético sacrificar la vida sólo para deleitarse ante la estética de unas dunas casi estériles…). Es necesario volver a conectar con los árboles, con la vida vegetal y con toda la vida gaiana… con el corazón, con el alma, que nunca engaña. Hay que volver a ser raíces, ramas, hojas, flores… Llevamos una semilla hermosa dentro. No dejemos que el mundo tecnocientífico nos anule el ojo con el que algún vimos a todos los seres vivos como verdaderos hermanos. Seamos Uno con ellos.
The Ecologist en Español
ABRIL - MAYO - JUNIO 2008
Mundo Vegetal
La conciencia en el mundo vegetal existe. De hecho, en todo el mundo vivo existe conciencia, sea de unas características o de otras. Esto es lo que queda demostrado después de leer el nuevo número de The Ecologist, que ya llega al número 33. Pero descubrir esto no nos lleva a nada si no implica un cambio de conducta con respecto al mundo vegetal. Si no hay acción, la teoría sólo nos ayuda a sufrir más todavía. Está claro que la forma en que la sociedad tecnocientífica se relación con el mundo vegetal es aberrante, caduca y denigrante. Necesitamos a los vegetales: nos nutren, nos curan, nos aportan oxígeno, retienen el agua, conservan el clima, aportan recursos, le dan belleza a los hábitats.... Y, además, son sagrados. No podemos seguir destruyéndolos. Debemos dejar a un lado nuestra visión antropocéntrica y empezar a ver las cosas bajo un prismo cosmocéntrico. Las claves, en The Ecologist.
Nº 33 - MUNDO VEGETAL
Editorial | Sumario
http://www.theecologist.net/files/articulos/33_editorial.asp
Editorial
Fecha de publicación: 1-4-2008
Revista: The Ecologist para España y Latinoamérica
Autor: EcoActivistas
CONCIENCIA VEGETAL
DESDE LA DIRECCIÓN DE LA REVISTA, ECOACTIVISTAS PUBLICA ESTE MONOGRÁFICO PARA QUE EL COLECTIVO ECOLOGISTA REFLEXIONE SOBRE SI EXISTE O NO LA CONCIENCIA VEGETAL.
A menudo, reivindicamos como insostenibles y repugnantes las infrahumanas condiciones de vida en que viven millones y millones de animales de producción alimentaria cuyo fin es mitigar la insaciable hambre de la sociedad de masas tecnificada. Pollos, corderos, vacas, cerdos, conejos… viven, son transportados y sacrificados en unas condiciones abominables. Basamos nuestra dieta en productos de origen animal. Esto tiene unas desastrosas consecuencias en los ecosistemas. También significa mucho sufrimiento y dolor para cientos, miles, de millones de nuestros hermanos los animales. Multitud de grupos activistas han surgido en los últimos años en todo el planeta que abogan por conductas que conlleven un modelo social de liberación animal, como los grupos veganos. Pero, ¿y qué pasa con el mundo vegetal? ¿Sufren los vegetales modificados genéticamente que han sido alterados para producir más y más deprisa? ¿Padecen las hortalizas que son indiscriminadamente rociadas de pesticidas en invernaderos a unas temperaturas que parecen de otro planeta? ¿Son conscientes de su triste vida los árboles de producción maderera creados y plantados en los llamados “desiertos verdes”? Sólo el mero hecho de plantear estas preguntas hará que algunos científicos, empresarios y políticos se rasguen las vestiduras. También hay muchos pensadores que señalan que todo en el Universo tiene conciencia. Entonces, ¿los vegetales sienten? No creemos que nuestro cerebro esté preparado, en la actualidad, para responder a esta pregunta. O, dicho de otra manera, nuestra inteligencia no es capaz todavía de constatar la forma en que los vegetales desarrollan su inteligencia, sus emociones, su sensibilidad. Algunos científicos se pronuncian en un sentido y otros lo hacen al contrario. Lo que sí sabemos, y a ciencia cierta, es que la manera que tratamos al mundo vegetal, las plantas, nuestros bosques, nuestros ecosistemas, de los que el mundo vegetal es una parte primordial, sólo conduce a un lugar: un desastre ecológico de escala global, sin precedentes y de gravísimas consecuencias para todos los organismo vivos gaianos… Es posible que nuestro cerebro no pueda responder a ciertas preguntas, pero nuestros corazones sí. Cualquier persona sensible sabe, siente en su interior, que un bosque ardiendo es algo doloroso… no sólo para el humano que lo contempla, sino para los propios árboles. Y, si nuestros cerebros no pueden (y no quieren) responder a ciertas preguntas, tendrán que hacerlo nuestros corazones, nuestras almas. Porque, si seguimos dejándonos llevar por los ímpetus de los mercados y nuestra tramposa razón, llegaremos algún día a convertir lo que fue un enorme vergel, Gaia, en un despreciable desierto (ojo, los desiertos también son bellos, pero no nos parece muy ético sacrificar la vida sólo para deleitarse ante la estética de unas dunas casi estériles…). Es necesario volver a conectar con los árboles, con la vida vegetal y con toda la vida gaiana… con el corazón, con el alma, que nunca engaña. Hay que volver a ser raíces, ramas, hojas, flores… Llevamos una semilla hermosa dentro. No dejemos que el mundo tecnocientífico nos anule el ojo con el que algún vimos a todos los seres vivos como verdaderos hermanos. Seamos Uno con ellos.