sujal
15-abr-2008, 10:23
Nada produce en las personas una sensación tan fuerte de desasosiego como el desaliento. Escuchar, a veces de parte de seres queridos, argumentos muchas veces infundados (producto generalmente de temores propios de quien los emite), que tratan de derribar los proyectos que con tantas ilusiones imaginamos, es terrible y desvastador. Y es que muchas personas proyectan sus miedos a todos cuantos hay a su alrededor, desalentando ideas y proyectos, y dejando nuestro espíritu con una sensación de vacío difícil de describir. También hay quienes desalientan a otros tratando de evitar el progreso, por no sentirse inferiores o por mezquinos intereses personales.
Es muy destructivo, frustrante y puede dejar secuelas de por vida, asignaturas pendientes que quizás nunca puedan concretarse.
Y así, esa persona debilitada en su espíritu, puede terminar en cualquier cosa.
Es, sin duda, el desaliento, la mejor herramienta del diablo.
Porque debilita el espíritu y la voluntad de una persona, dejándola más facilmente a su merced.
No escuchemos a quienes sin exponer argumentos consistentes nos hagan ver negra nuestra realidad. No permitamos que nadie intente contagiarnos sus miedos (ya bastante tenemos que lidiar con los nuestros propios).
Y por sobre todas las cosas, cuando planifiquemos algo, y veamos ese proyecto radiante y lleno de luz, no permitamos que ninguna sombra ajena eclipse todo el sol que lo ilumina.
© Graciela De Filippis
Es muy destructivo, frustrante y puede dejar secuelas de por vida, asignaturas pendientes que quizás nunca puedan concretarse.
Y así, esa persona debilitada en su espíritu, puede terminar en cualquier cosa.
Es, sin duda, el desaliento, la mejor herramienta del diablo.
Porque debilita el espíritu y la voluntad de una persona, dejándola más facilmente a su merced.
No escuchemos a quienes sin exponer argumentos consistentes nos hagan ver negra nuestra realidad. No permitamos que nadie intente contagiarnos sus miedos (ya bastante tenemos que lidiar con los nuestros propios).
Y por sobre todas las cosas, cuando planifiquemos algo, y veamos ese proyecto radiante y lleno de luz, no permitamos que ninguna sombra ajena eclipse todo el sol que lo ilumina.
© Graciela De Filippis