Snickers
05-abr-2008, 02:50
http://www.revistanatural.com/articulo.asp?id=450
Contaminación electromagnética
Fecha del artículo 1/3/1997 /
Fecha de alta en Natural 1/9/2004
El 3 de febrero Tarifa se echó a la calle una vez más para manifestar su oposición a la construcción del cable. Cuatro mil personas se concentraron pacíficamente en la vega donde se llevan a cabo las obras. Efectivos de la Guardia Civil cargaron indiscriminadamente y de forma desproporcionada contra los manifestantes. En nuestra redacción hemos recibido algunos testimonios de puño y letra de las víctimas: Francisco Piñero nos relata: "corrí por la carretera entre el humo y explosiones encima de mi cabeza, (luego me dijeron que eran balas de fogueo). De pronto sentí un golpe en la espalda y otro en el brazo, las balas habían pasado junto a mí como si fuesen centellas y escuchaba momentos antes de que me golpeasen "a ese que no escape". Me golpearon en la espalda y en el cuello y dos GRS me ordenaron que me tirase al suelo, lo hice sin pensarlo dos veces y siguieron golpeándome en el costado, las piernas y los brazos a pesar de estar en el suelo, me protegí instintivamente la cabeza y me cogieron las manos atrás, puse las manos atrás y me prusieron los grilletes con gran presión, mientras proferían insultos como "hijo de puta, cabrón, maricón". Me pusieron de pie y me dijeron "anda que te vamos a matar", sin dejar de golpearme en piernas, brazos y espalda y me llevaron hacia la carretera. Yo les decía que era médico y que estaba con la Cruz Roja y ellos me golpeaban. Al poco rato vi que traían a Don José Rodríguez Hidalgo y le pregunté que cómo se encontraba, pues por su edad me preocupaba. Después fueron llegando Pedro Petisme, Nieves García y Cristina Parker. A otro compañero que se le veía muy golpeado y sangraba por un ojo, no me dejaron atenderle. Cuando me volví a un voluntario de Cruz Roja que estaba con el grupo, éste levantó la mano, también lo habían golpeado a pesar de llevar un chaquetón con una cruz roja tan visible como una bandera. El compañero más herido perdió el conocimiento y empecé a decir que precisaba asistencia sanitaria, que lo llevasen ellos mismos al Centro de Salud, que llamasen a la Cruz Roja, o lo que hiciese falta, que estaba mal. Se me mandó callar.
Nieves García, concejala del Ayuntamiento de Tarifa, también sufrió las consecuencias de la desproporcionada carga de la Guardia Civil: "uno de ellos me dio con la porra en el hígado. Mientras me iban arrastrando me doblaron el brazo izquierdo, diciendo que me lo iban a partir. Les dije que me estaban desnudando, me dijeron que eso no importaba.
Al día siguiente el Delegado del Gobierno José Torres Hurtado declaró: "no hubo ninguna carga". Días antes, Torres Hurtado, tratando de convencer a Nieves de las bondades del proyecto, le había dicho: "tenemos que ser el interruptor de Marruecos" La concejala todavía se pregunta: "por qué, señor Delegado, quiere Vd. que nosotros seamos el interruptor de los pobres".
Desde la formación de la Tierra han existido radiaciones electromagnéticas sobre ella originadas por fenómenos naturales. El avance tecnológico de los últimos años ha supuesto un enorme aumento de los campos electomagnéticos a nuestro alrededor: líneas de alta tensión, transformadores, emisoras de radio-televisión, telefonía móvil, etc., que han creado un nuevo fenómeno, al que muy bien podemos llamar contaminación electomagnética. El organismo humano y los procesos biológicos en general funcionan gracias a fenómenos electromagnéticos, pero estas radiaciones actúan alterando su funcionamiento interior.
Existen estudios contradictorios en cuanto a la incidencia de la radiación de baja frecuencia en la salud. La mayor parte de los estudios independientes muestran una clara tendencia a resaltar los riesgos que se generan desde distintos ángulos: estudios de laboratorio y epidemiológicos. Para no entrar en complejos detalles sobre la incidencia de estas radiaciones sobre los organismos vivos y los procesos biológicos, tales como los que hemos realizado en el Departamento de Biología Animal de la Facultad de Ciencias Biológicas de Valencia entre otros muchos realizados durante años por todo el mundo, citaré algunos de los estudios epidemiológicos más significativos.
En 1979, dos sociólogos de la Universidad de Colorado, Nancy Wertheimer y Ed Leeper, realizaron un estudio sobre la incidencia de la leucemia entre los niños que vivían cerca de líneas de alta tensión, concluyendo que el nivel de riesgo al que estaban sometidos era más de dos veces superior al normal.
Por su parte, el doctor sueco Lennart Tomenius, basándose en un estudio realizado en 1986 sobre 2.000 hogares cercanos a líneas de alta tensión o subestaciones eléctricas de transformación, observó que el porcentaje de tumores del sistema nervioso es el doble del normal en los niños que viven en las proximidades de líneas de distribución eléctrica. Un año después, Davis Savitz, de la Universidad de Carolina del Norte, confirmó y amplió los controvertidos resultados obtenidos por Wertheimer y Leeper siete años antes, esclareciendo aún más la relación entre los campos electromagnéticos de baja tensión y la leucemia: el estudio abarcaba todos los tipos de cáncer en niños menores de quince años y su correlación con los focos electromagnéticos exteriores -caso de las líneas de alta tensión- y los ubicados en el interior de la propia vivienda -como los producidos por electrodomésticos-. Según sus conclusiones, los niños expuestos a campos de cierta intensidad (de hasta 3 miligauss, límite considerado inocuo en aquel entonces) presentan un riesgo de 1,3 a 1,6 veces superior a los no expuestos que asciende al doble en el caso de la leucemia. La gran novedad de este informe establece que "a mayor núnero de electrodomésticos en la vivienda, mayor riesgo de tumores en sus habitantes".
Más recientemente, el doctor danés Joërgen Olsen, en un estudio realizado sobre 30.000 personas, llegaba a la conclusión de que las personas que viven o trabajan cerca de líneas de alta tensión tienen mayor probabilidad de contraer tumores cerebrales y leucemias.
Contaminación electromagnética
Fecha del artículo 1/3/1997 /
Fecha de alta en Natural 1/9/2004
El 3 de febrero Tarifa se echó a la calle una vez más para manifestar su oposición a la construcción del cable. Cuatro mil personas se concentraron pacíficamente en la vega donde se llevan a cabo las obras. Efectivos de la Guardia Civil cargaron indiscriminadamente y de forma desproporcionada contra los manifestantes. En nuestra redacción hemos recibido algunos testimonios de puño y letra de las víctimas: Francisco Piñero nos relata: "corrí por la carretera entre el humo y explosiones encima de mi cabeza, (luego me dijeron que eran balas de fogueo). De pronto sentí un golpe en la espalda y otro en el brazo, las balas habían pasado junto a mí como si fuesen centellas y escuchaba momentos antes de que me golpeasen "a ese que no escape". Me golpearon en la espalda y en el cuello y dos GRS me ordenaron que me tirase al suelo, lo hice sin pensarlo dos veces y siguieron golpeándome en el costado, las piernas y los brazos a pesar de estar en el suelo, me protegí instintivamente la cabeza y me cogieron las manos atrás, puse las manos atrás y me prusieron los grilletes con gran presión, mientras proferían insultos como "hijo de puta, cabrón, maricón". Me pusieron de pie y me dijeron "anda que te vamos a matar", sin dejar de golpearme en piernas, brazos y espalda y me llevaron hacia la carretera. Yo les decía que era médico y que estaba con la Cruz Roja y ellos me golpeaban. Al poco rato vi que traían a Don José Rodríguez Hidalgo y le pregunté que cómo se encontraba, pues por su edad me preocupaba. Después fueron llegando Pedro Petisme, Nieves García y Cristina Parker. A otro compañero que se le veía muy golpeado y sangraba por un ojo, no me dejaron atenderle. Cuando me volví a un voluntario de Cruz Roja que estaba con el grupo, éste levantó la mano, también lo habían golpeado a pesar de llevar un chaquetón con una cruz roja tan visible como una bandera. El compañero más herido perdió el conocimiento y empecé a decir que precisaba asistencia sanitaria, que lo llevasen ellos mismos al Centro de Salud, que llamasen a la Cruz Roja, o lo que hiciese falta, que estaba mal. Se me mandó callar.
Nieves García, concejala del Ayuntamiento de Tarifa, también sufrió las consecuencias de la desproporcionada carga de la Guardia Civil: "uno de ellos me dio con la porra en el hígado. Mientras me iban arrastrando me doblaron el brazo izquierdo, diciendo que me lo iban a partir. Les dije que me estaban desnudando, me dijeron que eso no importaba.
Al día siguiente el Delegado del Gobierno José Torres Hurtado declaró: "no hubo ninguna carga". Días antes, Torres Hurtado, tratando de convencer a Nieves de las bondades del proyecto, le había dicho: "tenemos que ser el interruptor de Marruecos" La concejala todavía se pregunta: "por qué, señor Delegado, quiere Vd. que nosotros seamos el interruptor de los pobres".
Desde la formación de la Tierra han existido radiaciones electromagnéticas sobre ella originadas por fenómenos naturales. El avance tecnológico de los últimos años ha supuesto un enorme aumento de los campos electomagnéticos a nuestro alrededor: líneas de alta tensión, transformadores, emisoras de radio-televisión, telefonía móvil, etc., que han creado un nuevo fenómeno, al que muy bien podemos llamar contaminación electomagnética. El organismo humano y los procesos biológicos en general funcionan gracias a fenómenos electromagnéticos, pero estas radiaciones actúan alterando su funcionamiento interior.
Existen estudios contradictorios en cuanto a la incidencia de la radiación de baja frecuencia en la salud. La mayor parte de los estudios independientes muestran una clara tendencia a resaltar los riesgos que se generan desde distintos ángulos: estudios de laboratorio y epidemiológicos. Para no entrar en complejos detalles sobre la incidencia de estas radiaciones sobre los organismos vivos y los procesos biológicos, tales como los que hemos realizado en el Departamento de Biología Animal de la Facultad de Ciencias Biológicas de Valencia entre otros muchos realizados durante años por todo el mundo, citaré algunos de los estudios epidemiológicos más significativos.
En 1979, dos sociólogos de la Universidad de Colorado, Nancy Wertheimer y Ed Leeper, realizaron un estudio sobre la incidencia de la leucemia entre los niños que vivían cerca de líneas de alta tensión, concluyendo que el nivel de riesgo al que estaban sometidos era más de dos veces superior al normal.
Por su parte, el doctor sueco Lennart Tomenius, basándose en un estudio realizado en 1986 sobre 2.000 hogares cercanos a líneas de alta tensión o subestaciones eléctricas de transformación, observó que el porcentaje de tumores del sistema nervioso es el doble del normal en los niños que viven en las proximidades de líneas de distribución eléctrica. Un año después, Davis Savitz, de la Universidad de Carolina del Norte, confirmó y amplió los controvertidos resultados obtenidos por Wertheimer y Leeper siete años antes, esclareciendo aún más la relación entre los campos electromagnéticos de baja tensión y la leucemia: el estudio abarcaba todos los tipos de cáncer en niños menores de quince años y su correlación con los focos electromagnéticos exteriores -caso de las líneas de alta tensión- y los ubicados en el interior de la propia vivienda -como los producidos por electrodomésticos-. Según sus conclusiones, los niños expuestos a campos de cierta intensidad (de hasta 3 miligauss, límite considerado inocuo en aquel entonces) presentan un riesgo de 1,3 a 1,6 veces superior a los no expuestos que asciende al doble en el caso de la leucemia. La gran novedad de este informe establece que "a mayor núnero de electrodomésticos en la vivienda, mayor riesgo de tumores en sus habitantes".
Más recientemente, el doctor danés Joërgen Olsen, en un estudio realizado sobre 30.000 personas, llegaba a la conclusión de que las personas que viven o trabajan cerca de líneas de alta tensión tienen mayor probabilidad de contraer tumores cerebrales y leucemias.