Ecomobisostrans
05-jun-2015, 22:21
El ángel protector de los gatos vivía con 36 felinos y un perro
La anciana afable que alimenta a los gatos del barrio es un personaje entrañable del paisaje urbano de cualquier ciudad. Pero no es muy corriente que esta abuela llegue a convivir con 36 gatos y un perro en un piso, que se gaste en ellos la pensión y los ahorros, y que pasee diariamente arriba y abajo por la ciudad alimentando colonias de felinos de varios barrios. Esta era la vida entregada a los gatos de Nuria Giménez, que el 25 de mayo murió en Girona con 80 años. Su sobrino, Lorenzo Serra, hizo un llamamiento a las redes sociales para conseguir acoger los gatos y evitar que pudieran ser sacrificados. "Para la estima que yo mismo tengo a los animales y por la memoria de mi tía, quise que los animales tuvieran una vida digna, y no una muerte digna, como alguien me sugirió", explica Sierra. La respuesta de particulares y asociaciones (principalmente Plataforma Animalista, de Girona, y Por Ellos, de Tordera) le sorprendió agradablemente y en pocos días consiguió, al menos, sacar del piso los gatos, ya que la situación amenazaba con convertirse en un problema de salubridad.
La pasión por los gatos de Nuria Giménez comenzó cuando quedó viuda, hace unos 15 años, y se trasladó del barrio de Santa Eugenia en la Ronda de Pedret, delante del Ter. Muchos vecinos del barrio de San Pedro, del Valle de San Daniel o incluso de la urbanización de Montjuïc conocían su devoción por los gatos, y habían visto a menudo como los llevaba agua y comida o como, en ocasiones, alguno de aquellos gatos tan ariscos para la mayoría de los peatones se introducía dócilmente a la jaula de transporte de aquella viejecita, que se lo llevaba al veterinario.
La señora Giménez participaba en la iniciativa Proyecto gato , que permite llevar un control de las colonias de felinos de la ciudad, esterilizarlos y llevarlos al veterinario si se ponen enfermos. Es una tarea poco conocida por la ciudadanía y no es extraño que estos alimentadores de gatos incluso reciban insultos y menosprecio por parte de algunos vecinos, que ignoran que se trata de voluntarios que realizan esta tarea de acuerdo con el Ayuntamiento.
Un cachorro en la ventana
Desgraciadamente, el aumento de gatos en el piso de la señora Giménez se convirtió en un problema en los últimos años. Aunque ella los cuidaba muy bien y repartía arenales y comida para varias habitaciones, algún vecino del inmueble denunció al Ayuntamiento la insalubridad de su piso, que daba justamente a la entrada de la escalera. La pasión animalista de la señora Giménez era tan conocida que incluso una mañana se encontró un cachorro de perro que alguien había abandonado expresamente en el alféizar de la ventana de su piso, que es de planta baja. Este animal es ahora la mascota de su sobrino.
Según explica Serra, su tía había advertido a la familia que no la podrían ingresar nunca porque no podía dejar a los animales. Los médicos que la visitaron poco antes de morir, cuando la familia la llevó a urgencias por unos intensos dolores cervicales, le descubrieron una enfermedad en fase terminal. "Los facultativos se hicieron cruces que hubiera aguantado tanto tiempo sin ir al médico. Creemos que aguantó hasta el último momento sin quejarse nunca sólo porque no le obligaran a separarse de sus gatos ", explica Sierra.
Rescate con red y sedación
Sue Abarca, de Plataforma Animalista, explica: "Enseguida vi que no podíamos permitir que mataran a los gatos de alguien que ha dado la vida por ellos". Miembros de la asociación Miedo Ellos se ocuparon del rescate, que duró dos días. "En algunos casos se requirió una red y sedación y el uso de guantes y gafas de protección, porque había animales muy agresivos debido al estrés", explica Abarca.
Se buscan adoptantes
Plataforma Animalista ocupa de recoger donaciones (en efectivo y en productos) y promover las adopciones de los gatos más dóciles de la señora Giménez a través de su página de Facebook. Reconoce que no es frecuente que alguien tenga tantos gatos en un piso, aunque hace dos años se ocuparon de los 60 perros de una mujer de Arbúcies. Rescataron gaviotas, hurones y hasta vacas.
La anciana afable que alimenta a los gatos del barrio es un personaje entrañable del paisaje urbano de cualquier ciudad. Pero no es muy corriente que esta abuela llegue a convivir con 36 gatos y un perro en un piso, que se gaste en ellos la pensión y los ahorros, y que pasee diariamente arriba y abajo por la ciudad alimentando colonias de felinos de varios barrios. Esta era la vida entregada a los gatos de Nuria Giménez, que el 25 de mayo murió en Girona con 80 años. Su sobrino, Lorenzo Serra, hizo un llamamiento a las redes sociales para conseguir acoger los gatos y evitar que pudieran ser sacrificados. "Para la estima que yo mismo tengo a los animales y por la memoria de mi tía, quise que los animales tuvieran una vida digna, y no una muerte digna, como alguien me sugirió", explica Sierra. La respuesta de particulares y asociaciones (principalmente Plataforma Animalista, de Girona, y Por Ellos, de Tordera) le sorprendió agradablemente y en pocos días consiguió, al menos, sacar del piso los gatos, ya que la situación amenazaba con convertirse en un problema de salubridad.
La pasión por los gatos de Nuria Giménez comenzó cuando quedó viuda, hace unos 15 años, y se trasladó del barrio de Santa Eugenia en la Ronda de Pedret, delante del Ter. Muchos vecinos del barrio de San Pedro, del Valle de San Daniel o incluso de la urbanización de Montjuïc conocían su devoción por los gatos, y habían visto a menudo como los llevaba agua y comida o como, en ocasiones, alguno de aquellos gatos tan ariscos para la mayoría de los peatones se introducía dócilmente a la jaula de transporte de aquella viejecita, que se lo llevaba al veterinario.
La señora Giménez participaba en la iniciativa Proyecto gato , que permite llevar un control de las colonias de felinos de la ciudad, esterilizarlos y llevarlos al veterinario si se ponen enfermos. Es una tarea poco conocida por la ciudadanía y no es extraño que estos alimentadores de gatos incluso reciban insultos y menosprecio por parte de algunos vecinos, que ignoran que se trata de voluntarios que realizan esta tarea de acuerdo con el Ayuntamiento.
Un cachorro en la ventana
Desgraciadamente, el aumento de gatos en el piso de la señora Giménez se convirtió en un problema en los últimos años. Aunque ella los cuidaba muy bien y repartía arenales y comida para varias habitaciones, algún vecino del inmueble denunció al Ayuntamiento la insalubridad de su piso, que daba justamente a la entrada de la escalera. La pasión animalista de la señora Giménez era tan conocida que incluso una mañana se encontró un cachorro de perro que alguien había abandonado expresamente en el alféizar de la ventana de su piso, que es de planta baja. Este animal es ahora la mascota de su sobrino.
Según explica Serra, su tía había advertido a la familia que no la podrían ingresar nunca porque no podía dejar a los animales. Los médicos que la visitaron poco antes de morir, cuando la familia la llevó a urgencias por unos intensos dolores cervicales, le descubrieron una enfermedad en fase terminal. "Los facultativos se hicieron cruces que hubiera aguantado tanto tiempo sin ir al médico. Creemos que aguantó hasta el último momento sin quejarse nunca sólo porque no le obligaran a separarse de sus gatos ", explica Sierra.
Rescate con red y sedación
Sue Abarca, de Plataforma Animalista, explica: "Enseguida vi que no podíamos permitir que mataran a los gatos de alguien que ha dado la vida por ellos". Miembros de la asociación Miedo Ellos se ocuparon del rescate, que duró dos días. "En algunos casos se requirió una red y sedación y el uso de guantes y gafas de protección, porque había animales muy agresivos debido al estrés", explica Abarca.
Se buscan adoptantes
Plataforma Animalista ocupa de recoger donaciones (en efectivo y en productos) y promover las adopciones de los gatos más dóciles de la señora Giménez a través de su página de Facebook. Reconoce que no es frecuente que alguien tenga tantos gatos en un piso, aunque hace dos años se ocuparon de los 60 perros de una mujer de Arbúcies. Rescataron gaviotas, hurones y hasta vacas.