GATO
31-ene-2008, 18:26
Cristianismo, la religión del amor al prójimo
Es cierto que puede criticarse al cristianismo de no haber sabido dar a la Naturaleza la importancia que tiene y que, de hecho, sí le dan otras religiones. En su libro "Ética Práctica" (2003), Peter Singer decía que "en contraste con otras tradiciones antiguas, por ejemplo la de la India, tanto para la tradición hebrea como para la griega los seres humanos eran el centro del universo moral". En la Biblia se da permiso al hombre para que "señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra" (Génesis 1, 26). Peter Singer explica que "los que se interesan por el medio ambiente afirman que debería contemplarse no como una licencia para hacer lo que queramos con otras cosas vivientes, sino como una instrucción para cuidar de ellas", pero también añade que "hay poca justificación en el texto en sí mismo para darle tal interpretación; y dado el ejemplo que Dios puso cuando ahogó a casi todos los animales de la tierra con objeto de castigar a los seres humanos por su maldad, no es de extrañar que la gente piense que no merece la pena preocuparse porque se vaya a anegar el valle de un río" al construir una presa. Parece dejar claro que nuestro consumismo y nuestro bienestar es prioritario.
El mismo Jesús, que tanto amor predicaba hacia los seres humanos, "destrozaba una higuera y hacía que se ahogara una piara de cerdos" (cfr. Mt. 21, 18-19 y Mt. 8, 28-34). La pobre higuera no daba frutos pero es que, como se dice en la Biblia, no era tiempo de higos. Por otra parte, no se conoce que Jesús dijera nada sobre el respeto a los animales ni las plantas, más bien llegaba a insinuar lo contrario (Mt. 10, 31). El periodista y escritor Eduardo Galeano ya se daba cuenta de eso y en sus peticiones para un mundo mejor añadía que "la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»".
Algunos pensarán que no estamos dando una interpretación correcta a algunos hechos bíblicos, pero nadie estaría en contra de que ese mandamiento que propone Galeano tuviera el mismo rango que los otros. Quizás la explicación última la da Peter Singer al añadir que "incluso en el marco de una moral centrada en el ser humano, la conservación del medio ambiente tiene un valor de la mayor importancia posible", porque dañar la naturaleza es también dañar al ser humano: Usar el coche influye en el efecto invernadero que está haciendo cambiar el clima y subir el nivel del mar, lo cual afecta negativamente a muchas personas. Lo mismo se puede decir de muchas actividades, quizás todas basadas en el consumismo, que provocan lluvia ácida, contaminación atmosférica, problemas con el agua, extinción de especies...
San Agustín también decía que "abstenerse de matar animales y destrozar plantas es el colmo de la superstición". Santo Tomás de Aquino siguió a Aristóteles en su obra más importante, la Summa Theologica, llegando a afirmar que "no hay posibilidad de pecar contra animales no humanos o contra el mundo natural". Singer reconoce que afortunadamente, el cristianismo tuvo "espíritus más moderados (...) como san Basilio, san Juan Crisóstomo y san Francisco de Asís, pero para la mayor parte de la historia cristiana no han tenido ningún impacto relevante".
En estos tiempos, es triste para nosotros constatar que el Papa no ha criticado con la fuerza que nos gustaría ni el destrozo a nivel mundial de la Naturaleza, ni el consumismo de los cristianos por Navidad (especialmente en Europa), ni el despilfarro de oro y joyas de las imágenes que se sacan en procesión por Semana Santa, ni... ni siquiera se atrevió a reprochar al presidente de España su apoyo a la guerra de Irak de 2003 cuando pocos meses después de su comienzo visitó España (recordemos que dicho presidente, el Sr. Aznar, fue junto con los presidentes del Reino Unido y Estados Unidos los que declararon la guerra a Irak en un acuerdo tomado en las islas Azores). ¿Alguien cree que Jesús también se hubiera callado al tener la oportunidad de denunciar alguna injusticia ante uno de sus causantes? En realidad, es que no se puede identificar el cristianismo con ninguna jerarquia eclesiástica. Cualquier jerarquía humana está basada en relaciones de "poder", algo que jamás aceptó ni promovió Jesús. En el libro "Jesús y el Poder Religioso" (2003), Carlos Escudero resalta que el poder que se atribuye y ejerce el Papa no proviene del Evangelio, y conociendo a Jesús podemos afirmar que él no aceptaría jamás ni ser Papa ni estar sometido a él. José Luis Martín Descalzo, en la obra citada anteriormente ya reconocía con duras palabras que "todo poder humano es demoníaco".
Jainismo, una religión oriental
Si nos alejamos del cristianismo es fácil encontrarnos otras religiones y creencias que mandan respetar la Naturaleza.
Por poner un ejemplo interesante, el Jainismo es una de las religiones más antiguas del mundo y aunque algunos afirman que tiene orígenes prehistóricos, parece que fue fundada por Mahavira (599-527 a.C.), contemporáneo de Buda. Al contrario que el budismo, el jainismo no se extendió fuera de la India. Los jainistas hacen cinco votos: renunciar a matar o hacer sufrir seres vivientes (Ahimsa), a mentir (Satya), a ambicionar o robar (Asteya), a los placeres sexuales (Brahmacharya) y a los vínculos mundanos (Aparigraha, o desapego de lo material). La regla de oro es la Ahimsa o la no violencia en todos los aspectos de la persona: mental, verbal y físico. Los jainistas tienen una profunda compasión por todas las formas de vida, basada en la igualdad de las almas sin importar las diferencias en las formas físicas, desde los humanos, pasando por las plantas y los animales, hasta los organismos vivientes microscópicos. Un jainista tiene cuidado de no pisar ningún bicho al andar. También es muy importante la Aparigraha, desapego a las cosas materiales a través del control de uno mismo y de la limitación voluntaria de las necesidades.
Por supuesto, los jainistas son vegetarianos, viéndose esto como una forma de conseguir la Ahimsa. Un objetivo de su dieta es causar el mínimo de violencia hacia los seres vivos (muchas formas vegetales incluyendo raíces y ciertas frutas también están excluidas de la dieta jainista, debido al gran numero de seres que viven por el ambiente en que crecen). Por otra parte, como hizo Singer, el vegetarianismo también puede ser defendido desde un punto de vista ético, no religioso. El gran pacifista indio Mahatma Gandhi (1869-1948) bebió sin duda del Jainismo a lo largo de su vida y el ejemplo que nos dio fue tan grande que el gran físico Albert Einstein (1885-1962) llegó a decir de Gandhi que "las generaciones del porvenir apenas creerán que un hombre como éste caminó la tierra en carne y hueso."
Es cierto que puede criticarse al cristianismo de no haber sabido dar a la Naturaleza la importancia que tiene y que, de hecho, sí le dan otras religiones. En su libro "Ética Práctica" (2003), Peter Singer decía que "en contraste con otras tradiciones antiguas, por ejemplo la de la India, tanto para la tradición hebrea como para la griega los seres humanos eran el centro del universo moral". En la Biblia se da permiso al hombre para que "señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra" (Génesis 1, 26). Peter Singer explica que "los que se interesan por el medio ambiente afirman que debería contemplarse no como una licencia para hacer lo que queramos con otras cosas vivientes, sino como una instrucción para cuidar de ellas", pero también añade que "hay poca justificación en el texto en sí mismo para darle tal interpretación; y dado el ejemplo que Dios puso cuando ahogó a casi todos los animales de la tierra con objeto de castigar a los seres humanos por su maldad, no es de extrañar que la gente piense que no merece la pena preocuparse porque se vaya a anegar el valle de un río" al construir una presa. Parece dejar claro que nuestro consumismo y nuestro bienestar es prioritario.
El mismo Jesús, que tanto amor predicaba hacia los seres humanos, "destrozaba una higuera y hacía que se ahogara una piara de cerdos" (cfr. Mt. 21, 18-19 y Mt. 8, 28-34). La pobre higuera no daba frutos pero es que, como se dice en la Biblia, no era tiempo de higos. Por otra parte, no se conoce que Jesús dijera nada sobre el respeto a los animales ni las plantas, más bien llegaba a insinuar lo contrario (Mt. 10, 31). El periodista y escritor Eduardo Galeano ya se daba cuenta de eso y en sus peticiones para un mundo mejor añadía que "la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»".
Algunos pensarán que no estamos dando una interpretación correcta a algunos hechos bíblicos, pero nadie estaría en contra de que ese mandamiento que propone Galeano tuviera el mismo rango que los otros. Quizás la explicación última la da Peter Singer al añadir que "incluso en el marco de una moral centrada en el ser humano, la conservación del medio ambiente tiene un valor de la mayor importancia posible", porque dañar la naturaleza es también dañar al ser humano: Usar el coche influye en el efecto invernadero que está haciendo cambiar el clima y subir el nivel del mar, lo cual afecta negativamente a muchas personas. Lo mismo se puede decir de muchas actividades, quizás todas basadas en el consumismo, que provocan lluvia ácida, contaminación atmosférica, problemas con el agua, extinción de especies...
San Agustín también decía que "abstenerse de matar animales y destrozar plantas es el colmo de la superstición". Santo Tomás de Aquino siguió a Aristóteles en su obra más importante, la Summa Theologica, llegando a afirmar que "no hay posibilidad de pecar contra animales no humanos o contra el mundo natural". Singer reconoce que afortunadamente, el cristianismo tuvo "espíritus más moderados (...) como san Basilio, san Juan Crisóstomo y san Francisco de Asís, pero para la mayor parte de la historia cristiana no han tenido ningún impacto relevante".
En estos tiempos, es triste para nosotros constatar que el Papa no ha criticado con la fuerza que nos gustaría ni el destrozo a nivel mundial de la Naturaleza, ni el consumismo de los cristianos por Navidad (especialmente en Europa), ni el despilfarro de oro y joyas de las imágenes que se sacan en procesión por Semana Santa, ni... ni siquiera se atrevió a reprochar al presidente de España su apoyo a la guerra de Irak de 2003 cuando pocos meses después de su comienzo visitó España (recordemos que dicho presidente, el Sr. Aznar, fue junto con los presidentes del Reino Unido y Estados Unidos los que declararon la guerra a Irak en un acuerdo tomado en las islas Azores). ¿Alguien cree que Jesús también se hubiera callado al tener la oportunidad de denunciar alguna injusticia ante uno de sus causantes? En realidad, es que no se puede identificar el cristianismo con ninguna jerarquia eclesiástica. Cualquier jerarquía humana está basada en relaciones de "poder", algo que jamás aceptó ni promovió Jesús. En el libro "Jesús y el Poder Religioso" (2003), Carlos Escudero resalta que el poder que se atribuye y ejerce el Papa no proviene del Evangelio, y conociendo a Jesús podemos afirmar que él no aceptaría jamás ni ser Papa ni estar sometido a él. José Luis Martín Descalzo, en la obra citada anteriormente ya reconocía con duras palabras que "todo poder humano es demoníaco".
Jainismo, una religión oriental
Si nos alejamos del cristianismo es fácil encontrarnos otras religiones y creencias que mandan respetar la Naturaleza.
Por poner un ejemplo interesante, el Jainismo es una de las religiones más antiguas del mundo y aunque algunos afirman que tiene orígenes prehistóricos, parece que fue fundada por Mahavira (599-527 a.C.), contemporáneo de Buda. Al contrario que el budismo, el jainismo no se extendió fuera de la India. Los jainistas hacen cinco votos: renunciar a matar o hacer sufrir seres vivientes (Ahimsa), a mentir (Satya), a ambicionar o robar (Asteya), a los placeres sexuales (Brahmacharya) y a los vínculos mundanos (Aparigraha, o desapego de lo material). La regla de oro es la Ahimsa o la no violencia en todos los aspectos de la persona: mental, verbal y físico. Los jainistas tienen una profunda compasión por todas las formas de vida, basada en la igualdad de las almas sin importar las diferencias en las formas físicas, desde los humanos, pasando por las plantas y los animales, hasta los organismos vivientes microscópicos. Un jainista tiene cuidado de no pisar ningún bicho al andar. También es muy importante la Aparigraha, desapego a las cosas materiales a través del control de uno mismo y de la limitación voluntaria de las necesidades.
Por supuesto, los jainistas son vegetarianos, viéndose esto como una forma de conseguir la Ahimsa. Un objetivo de su dieta es causar el mínimo de violencia hacia los seres vivos (muchas formas vegetales incluyendo raíces y ciertas frutas también están excluidas de la dieta jainista, debido al gran numero de seres que viven por el ambiente en que crecen). Por otra parte, como hizo Singer, el vegetarianismo también puede ser defendido desde un punto de vista ético, no religioso. El gran pacifista indio Mahatma Gandhi (1869-1948) bebió sin duda del Jainismo a lo largo de su vida y el ejemplo que nos dio fue tan grande que el gran físico Albert Einstein (1885-1962) llegó a decir de Gandhi que "las generaciones del porvenir apenas creerán que un hombre como éste caminó la tierra en carne y hueso."