Ecomobisostrans
24-ene-2014, 05:11
Le dicen el ‘Veterinario de los pobres’ y atiende en el asentamiento humano ‘Oasis’, de Villa El Salvador, donde todos los días decenas de personas forman largas colas con sus mascotas. Cada día ve a unos 80 animales, entre perros y gatos.
Francisco Bryce, quien es sobrino del escritor Alfredo Bryce Echenique, hace esta titánica labor con el apoyo de 13 apasionados jóvenes, que sanan heridas y tratan problemas de distemper, parvovirus, males respiratorios y de la piel.
Desde las 9 de la mañana a la posta Oasis llegan personas de Huachipa, Comas, San Juan de Lurigancho y otros distritos para que atiendan a sus mascotas en las áreas de cirugía, prevención y tratamiento.
El ‘Veterinario de los pobres’ nos cuenta que dejó de trabajar en reconocidas cadenas veterinarias de Miraflores y San Borja para irse a la zona sur de Lima. Dice que su vida cambió, sus ingresos económicos disminuyeron y ya no tiene tiempo para hacer otras cosas, pero no se arrepiente de nada. Además, sueña con abrir un local similar en otro punto de la capital.
“A mí no me importa si pagan o no (por la atención), lo que me interesa es calmar su enfermedad”, dice Bryce.
https://scontent-a-ams.xx.fbcdn.net/hphotos-prn1/1535576_585369694881564_1565252933_n.jpg
http://www.facebook.com/photo.php?fbid=585369694881564&set=a.416000048485197.98317.415129445238924
Francisco Bryce, quien es sobrino del escritor Alfredo Bryce Echenique, hace esta titánica labor con el apoyo de 13 apasionados jóvenes, que sanan heridas y tratan problemas de distemper, parvovirus, males respiratorios y de la piel.
Desde las 9 de la mañana a la posta Oasis llegan personas de Huachipa, Comas, San Juan de Lurigancho y otros distritos para que atiendan a sus mascotas en las áreas de cirugía, prevención y tratamiento.
El ‘Veterinario de los pobres’ nos cuenta que dejó de trabajar en reconocidas cadenas veterinarias de Miraflores y San Borja para irse a la zona sur de Lima. Dice que su vida cambió, sus ingresos económicos disminuyeron y ya no tiene tiempo para hacer otras cosas, pero no se arrepiente de nada. Además, sueña con abrir un local similar en otro punto de la capital.
“A mí no me importa si pagan o no (por la atención), lo que me interesa es calmar su enfermedad”, dice Bryce.
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