Ecomobisostrans
22-ene-2014, 04:20
'El estrés es el origen de muchísimas enfermedades'
Entrevistamos a Rosa Guerrero, terapeuta especialista en naturopatía, nutrición ortomolecular y homeopatía.
Es la autora, entre otros libros, de Remedios naturales para el estrés y la fatiga, un completísimo manual en el que nos ofrece las claves para superar estos problemas con la ayuda de las terapias naturales.
Aparte de terapeuta especializada en naturopatía, nutrición ortomolecular y Homeopatía, Rosa Guerrero es, ante todo, una excelente comunicadora. Se nota que su carrera profesional empezó como licenciada en ciencias de la información. A través de sus libros y de los artículos que publica en diferentes medios de comunicación, transmite al lector sus conocimientos sobre un mundo que le apasiona: el de las terapias naturales.
El pasado año publicó dos libros en los que aborda el tratamiento desde el punto de vista de la medicina natural de dos de las patologías que afectan en mayor medida a nuestra sociedad: las alergias y el estrés. La hemos entrevistado para que nos cuente a fondo las claves para evitar y combatir el estrés con la ayuda de la medicina no convencional.
El estrés es una bestia negra para la salud que no solemos tener en cuenta cuando nos encontramos mal. ¿Son muchos los problemas de salud en los que la base original es el estrés?
El estrés es el origen de muchísimas enfermedades y a veces la medicina convencional no lo relaciona. Es típico ir al médico por un dolor de cabeza o de espalda. Empiezan a hacerte pruebas, a investigar buscando lesiones, cuando en realidad la causa de todo es el estrés, que genera una serie de hormonas que circulan por el cuerpo y alteran múltiples funciones. Esto provoca contracciones musculares, aumento de la tensión sanguínea y muchos otros problemas que surgen a largo plazo. El estrés actualmente se ha convertido en una patología crónica por el tipo de vida que llevamos. Hay que atender un montón de responsabilidades: laborales, domésticas, de familia... Y esto no solo genera la liberación de la adrenalina del estrés puntual (el que se disparaba en el hombre primitivo cuando un oso lo perseguía y le servía para salvar la vida), sino que se secreta otra hormona, el cortisol. Cuando tenemos un nivel alto de cortisol en la sangre de forma continua se altera el sistema nervioso y empiezan a aparecer diversos síntomas, no relacionados con una causa evidente, pero que te hacen ir al médico. Acaban sometiéndote a diversas pruebas, pero como las alteraciones son funcionales y no hay lesiones orgánicas, no te encuentran nada y al final te acaban diciendo: "Usted tiene estrés".
¿Cómo funciona el estrés y por qué es tan negativo?
El estrés es un mecanismo ancestral de supervivencia que desencadena en el organismo toda una serie de reacciones. Las hormonas típicas del estrés son la adrenalina y el cortisol. La adrenalina es secretada ante situaciones de estrés agudo y provoca en la persona cambios repentinos, contracción muscular, rojez en la cara, tener fuerza para combatir, para luchar o para salir huyendo. Puede llegar a causar un infarto, por ejemplo. En cambio el estrés crónico genera una hormona de liberación lenta, el cortisol, que se va segregando a niveles altos y que altera funciones orgánicas e incluso conductas... Lo normal es generar un pico de cortisol por la mañana cuando te levantas, lo que hace que nos pongamos en acción, pero luego desciende y se estabiliza durante el día hasta alcanzar los niveles más bajos por la noche, que nos permiten dormir. Cuando hay estrés crónico, se mantiene a niveles altos incluso cuando llega la noche, y de ahí viene el insomnio, la ansiedad...
¿Qué situaciones cotidianas generan estrés crónico y no somos conscientes de ellas?
Hacer más de lo que uno puede hacer. Tenemos diferentes personalidades, aptitudes, capacidades… factores que van incidir en la forma de sufrir y gestionar el estrés. Pero lo que está claro es que hoy día asumimos múltiples compromisos y queremos llegar a todo: cumplir en el trabajo, realizar las obligaciones familiares, atender a los hijos, hay gente que tiene padres mayores a quienes cuidar… y un montón de gestiones que hacer. Pero el día tiene 24 horas y, como queremos abarcarlo todo, intentamos acelerar la manera de hacer las cosas. Esta aceleración provoca que el cuerpo genere hormonas, que suba el azúcar, la tensión... Todo aumenta para que el organismo pueda atender esas demandas… y vas cumpliendo, pero llega un momento en que el cuerpo claudica. Y es entonces cuando empiezan a aparecer molestias, no sabes qué te pasa, pero no te encuentras bien. Si no se pone remedio o se tapan esas señales de alarma con fármacos, lo más probable es que, a la larga, aparezca una enfermedad con nombre y apellido...
¿Hay que gente que se estresa más por naturaleza, porque genéticamente está condicionada a estresarse más?
Exactamente. Y hablamos de tres personalidades, la A, la B y la C, según las cuales tendrás un tipo de estrés diferente. La A es la persona que enseguida se enfada, agresiva, responde mal, se pelea, el prototipo del ejecutivo agresivo. Propenso a enfermedades del corazón, hipertensión, ictus y todo ese tipo de patologías. Luego está la C, que es introvertido, el que tiene estrés pero se lo traga, no se enfrenta pero lo pasa fatal, intenta llegar a todo, pero como no llega, se acelera, se pone depresivo, triste y genera enfermedades autoinmunes, problemas de inmunidad e incluso cáncer. Es un tipo de estrés en el que te agredes a ti mismo. Y los de la personalidad tipo B, que es la del equilibro, son muy eficaces porque, aunque también sufren el estrés, lo saben gestionar muy bien.
Si no podemos cambiar las circunstancias del trabajo, ¿qué podemos hacer en el ámbito laboral para no acabar mal?
Eres tú quien ha de cambiar. En el libro explico que hay dos formas de gestionar el estrés: prevenirlo y descargarlo. Sin duda, lo mejor es prevenirlo… pero a veces no se puede. Entonces hay que poner en práctica ciertas técnicas para liberarlo. Por ejemplo, buscar cada día un ratito, aunque solo sean 10 minutos, para respirar profundamente y relajarse, o escuchar una música que te gusta, leer un libro que te apasiona, o practicar una actividad que te permite perder el mundo de vista. Si tienes tiempo, ir al gimnasio o hacer yoga puede ayudar mucho.
La alimentación influye decisivamente en nuestro estado de ánimo. ¿Qué pautas básicas darías a las personas que se sienten estresadas?
La dieta es fundamental. Muchas personas están estresadas porque comen mal y comen mal porque están estresadas. Tienen la agenda repleta de actividades, comen un bocadillo, pican cualquier cosa y pasan con un tentempié. Esto provoca un desgaste del sistema nervioso y del organismo que hace que tengan más demandas y, por lo tanto, se genera más estrés. Por eso es muy importante que una persona que tenga una vida muy activa y una agenda laboral bastante completa intente desayunar y comer bien. El desayuno es la comida más importante del día y tiene que contener proteínas, lípidos e hidratos de carbono. Debería incluir fruta y cereales integrales, porque tienen vitaminas del grupo B, que refuerzan el sistema nervioso y liberan la energía lentamente. La comida también es un momento para parar. Aunque tengas poco tiempo, cuando comes debes estar por la comida; no puedes estar ingiriendo alimentos y trabajando a la vez… si lo haces, la glucosa se irá al cerebro y acabarás haciendo mal la digestión. Hay que parar, comer, centrarse en la alimentación y entonces las enzimas hacen el trabajo que deben hacer. Lo peor es ir picando durante toda la jornada, porque hay gente que no come… pero pica. Esa actitud es una válvula de escape para la ansiedad, una forma de distraer los nervios, pero si le vas dando al cuerpo picos continuos de glucosa, siempre te pedirá más alimento, alterarás el metabolismo y eso no es nada recomendable.
(sigue)
Entrevistamos a Rosa Guerrero, terapeuta especialista en naturopatía, nutrición ortomolecular y homeopatía.
Es la autora, entre otros libros, de Remedios naturales para el estrés y la fatiga, un completísimo manual en el que nos ofrece las claves para superar estos problemas con la ayuda de las terapias naturales.
Aparte de terapeuta especializada en naturopatía, nutrición ortomolecular y Homeopatía, Rosa Guerrero es, ante todo, una excelente comunicadora. Se nota que su carrera profesional empezó como licenciada en ciencias de la información. A través de sus libros y de los artículos que publica en diferentes medios de comunicación, transmite al lector sus conocimientos sobre un mundo que le apasiona: el de las terapias naturales.
El pasado año publicó dos libros en los que aborda el tratamiento desde el punto de vista de la medicina natural de dos de las patologías que afectan en mayor medida a nuestra sociedad: las alergias y el estrés. La hemos entrevistado para que nos cuente a fondo las claves para evitar y combatir el estrés con la ayuda de la medicina no convencional.
El estrés es una bestia negra para la salud que no solemos tener en cuenta cuando nos encontramos mal. ¿Son muchos los problemas de salud en los que la base original es el estrés?
El estrés es el origen de muchísimas enfermedades y a veces la medicina convencional no lo relaciona. Es típico ir al médico por un dolor de cabeza o de espalda. Empiezan a hacerte pruebas, a investigar buscando lesiones, cuando en realidad la causa de todo es el estrés, que genera una serie de hormonas que circulan por el cuerpo y alteran múltiples funciones. Esto provoca contracciones musculares, aumento de la tensión sanguínea y muchos otros problemas que surgen a largo plazo. El estrés actualmente se ha convertido en una patología crónica por el tipo de vida que llevamos. Hay que atender un montón de responsabilidades: laborales, domésticas, de familia... Y esto no solo genera la liberación de la adrenalina del estrés puntual (el que se disparaba en el hombre primitivo cuando un oso lo perseguía y le servía para salvar la vida), sino que se secreta otra hormona, el cortisol. Cuando tenemos un nivel alto de cortisol en la sangre de forma continua se altera el sistema nervioso y empiezan a aparecer diversos síntomas, no relacionados con una causa evidente, pero que te hacen ir al médico. Acaban sometiéndote a diversas pruebas, pero como las alteraciones son funcionales y no hay lesiones orgánicas, no te encuentran nada y al final te acaban diciendo: "Usted tiene estrés".
¿Cómo funciona el estrés y por qué es tan negativo?
El estrés es un mecanismo ancestral de supervivencia que desencadena en el organismo toda una serie de reacciones. Las hormonas típicas del estrés son la adrenalina y el cortisol. La adrenalina es secretada ante situaciones de estrés agudo y provoca en la persona cambios repentinos, contracción muscular, rojez en la cara, tener fuerza para combatir, para luchar o para salir huyendo. Puede llegar a causar un infarto, por ejemplo. En cambio el estrés crónico genera una hormona de liberación lenta, el cortisol, que se va segregando a niveles altos y que altera funciones orgánicas e incluso conductas... Lo normal es generar un pico de cortisol por la mañana cuando te levantas, lo que hace que nos pongamos en acción, pero luego desciende y se estabiliza durante el día hasta alcanzar los niveles más bajos por la noche, que nos permiten dormir. Cuando hay estrés crónico, se mantiene a niveles altos incluso cuando llega la noche, y de ahí viene el insomnio, la ansiedad...
¿Qué situaciones cotidianas generan estrés crónico y no somos conscientes de ellas?
Hacer más de lo que uno puede hacer. Tenemos diferentes personalidades, aptitudes, capacidades… factores que van incidir en la forma de sufrir y gestionar el estrés. Pero lo que está claro es que hoy día asumimos múltiples compromisos y queremos llegar a todo: cumplir en el trabajo, realizar las obligaciones familiares, atender a los hijos, hay gente que tiene padres mayores a quienes cuidar… y un montón de gestiones que hacer. Pero el día tiene 24 horas y, como queremos abarcarlo todo, intentamos acelerar la manera de hacer las cosas. Esta aceleración provoca que el cuerpo genere hormonas, que suba el azúcar, la tensión... Todo aumenta para que el organismo pueda atender esas demandas… y vas cumpliendo, pero llega un momento en que el cuerpo claudica. Y es entonces cuando empiezan a aparecer molestias, no sabes qué te pasa, pero no te encuentras bien. Si no se pone remedio o se tapan esas señales de alarma con fármacos, lo más probable es que, a la larga, aparezca una enfermedad con nombre y apellido...
¿Hay que gente que se estresa más por naturaleza, porque genéticamente está condicionada a estresarse más?
Exactamente. Y hablamos de tres personalidades, la A, la B y la C, según las cuales tendrás un tipo de estrés diferente. La A es la persona que enseguida se enfada, agresiva, responde mal, se pelea, el prototipo del ejecutivo agresivo. Propenso a enfermedades del corazón, hipertensión, ictus y todo ese tipo de patologías. Luego está la C, que es introvertido, el que tiene estrés pero se lo traga, no se enfrenta pero lo pasa fatal, intenta llegar a todo, pero como no llega, se acelera, se pone depresivo, triste y genera enfermedades autoinmunes, problemas de inmunidad e incluso cáncer. Es un tipo de estrés en el que te agredes a ti mismo. Y los de la personalidad tipo B, que es la del equilibro, son muy eficaces porque, aunque también sufren el estrés, lo saben gestionar muy bien.
Si no podemos cambiar las circunstancias del trabajo, ¿qué podemos hacer en el ámbito laboral para no acabar mal?
Eres tú quien ha de cambiar. En el libro explico que hay dos formas de gestionar el estrés: prevenirlo y descargarlo. Sin duda, lo mejor es prevenirlo… pero a veces no se puede. Entonces hay que poner en práctica ciertas técnicas para liberarlo. Por ejemplo, buscar cada día un ratito, aunque solo sean 10 minutos, para respirar profundamente y relajarse, o escuchar una música que te gusta, leer un libro que te apasiona, o practicar una actividad que te permite perder el mundo de vista. Si tienes tiempo, ir al gimnasio o hacer yoga puede ayudar mucho.
La alimentación influye decisivamente en nuestro estado de ánimo. ¿Qué pautas básicas darías a las personas que se sienten estresadas?
La dieta es fundamental. Muchas personas están estresadas porque comen mal y comen mal porque están estresadas. Tienen la agenda repleta de actividades, comen un bocadillo, pican cualquier cosa y pasan con un tentempié. Esto provoca un desgaste del sistema nervioso y del organismo que hace que tengan más demandas y, por lo tanto, se genera más estrés. Por eso es muy importante que una persona que tenga una vida muy activa y una agenda laboral bastante completa intente desayunar y comer bien. El desayuno es la comida más importante del día y tiene que contener proteínas, lípidos e hidratos de carbono. Debería incluir fruta y cereales integrales, porque tienen vitaminas del grupo B, que refuerzan el sistema nervioso y liberan la energía lentamente. La comida también es un momento para parar. Aunque tengas poco tiempo, cuando comes debes estar por la comida; no puedes estar ingiriendo alimentos y trabajando a la vez… si lo haces, la glucosa se irá al cerebro y acabarás haciendo mal la digestión. Hay que parar, comer, centrarse en la alimentación y entonces las enzimas hacen el trabajo que deben hacer. Lo peor es ir picando durante toda la jornada, porque hay gente que no come… pero pica. Esa actitud es una válvula de escape para la ansiedad, una forma de distraer los nervios, pero si le vas dando al cuerpo picos continuos de glucosa, siempre te pedirá más alimento, alterarás el metabolismo y eso no es nada recomendable.
(sigue)