Ecomobisostrans
09-ene-2014, 23:58
Tres jóvenes realizaron brutales ataques a una protectora de animales de Sant Pere i Sant Pau, donde mataron y mutilaron a varios gatos. Dispararon a los felinos con una escopeta de balines a bocajarro, principalmente en cabeza y ojos. Pero en su ataque salvaje también utilizaron un martillo, navajas y destornilladores. En su día fueron condenados dos menores de edad –de 14 y 15 años–. Ahora, el mayor de 18 años, Joel R.G., se ha conformado con siete meses y medio de prisión por un delito de maltrato animal y multa de 270 euros por un delito de ocupación de inmuebles. En materia de responsabilidad civil tendrá que indemnizar a la Associació Refugi la Perla con 253 euros por los gastos veterinarios y 3.000 por los daños morales. Así lo recoge la sentencia dictada por un Juzgado de lo Penal de Tarragona.
La sentencia declara probado que el acusado, Joel R.G., aficionado al deporte conocido como airsoft, en compañía de los menores de edad –ya condenados– entre el 15 y el 21 de noviembre de 2008 accedió en diversas ocasiones al refugio, un cobertizo de acogida y residencia de animales abandonados, principalmente gatos. Mutiló y torturó hasta la muerte en la mayoría de los casos a muchos de los felinos que allí se encontraban.
En el relato de los hechos que recoge la sentencia se indica que en la noche del 15 de noviembre accedió al refugio por la ventana y disparó reiteradamente a muy corta distancia con una escopeta de aire comprimido a la cabeza de cuatro gatos. Uno resultó muerto; los otros tres, gravemente heridos.
Al día siguiente hirió de disparos al menos a un gato. En la noche del 17 disparó a un gato y le aplastó el cráneo con algún objeto contundente. Además, hirió con un arma blanca en la pata a otro animal y lo mató a perdigonazos en la cabeza. También remató con disparos en la cabeza a uno de los gatos que había resultado herido el día anterior.
A las siete y media de la tarde del día 19 registró el interior del refugio, del que huyó al acudir un miembro de la asociación.
Sacrificio
Al día siguiente rompió el candado y la cadena de acceso al refugio. Sacrificó tres gatos, que luego colocó en hilera delante de la casa. A uno de ellos lo mató clavándole un destornillador entre las costillas. A otro, que había estado recibiendo disparos todos los días, lo mató disparándole y golpeándole la cabeza. Finalmente a un tercero lo mató a golpes y le arrancó la mandíbula. Murió de dolor.
Durante los días 22 y 23 de noviembre fueron hallados muertos varios gatos que el acusado había herido o matado el día o días anteriores. Es el caso de una gata que fue hallada degollada –presentaba un corte en la mandíbula, una herida abierta en el tórax y mutilación de la oreja– sobre una uralita. También mató a una joven gata golpeándole la cabeza con un objeto contundente.
Dos de los gatos heridos y que no habían muerto tuvieron que ser sacrificados por el veterinario por razones eutanásicas ya que padecían terribles sufrimientos que no podían ser aliviados, como el caso de un felino que tenía los globos oculares reventados. Otro murió al cabo de una semana tras la infección subsiguiente a una perforación ocular que no pudo superar.
La sentencia declara probado que el acusado, Joel R.G., aficionado al deporte conocido como airsoft, en compañía de los menores de edad –ya condenados– entre el 15 y el 21 de noviembre de 2008 accedió en diversas ocasiones al refugio, un cobertizo de acogida y residencia de animales abandonados, principalmente gatos. Mutiló y torturó hasta la muerte en la mayoría de los casos a muchos de los felinos que allí se encontraban.
En el relato de los hechos que recoge la sentencia se indica que en la noche del 15 de noviembre accedió al refugio por la ventana y disparó reiteradamente a muy corta distancia con una escopeta de aire comprimido a la cabeza de cuatro gatos. Uno resultó muerto; los otros tres, gravemente heridos.
Al día siguiente hirió de disparos al menos a un gato. En la noche del 17 disparó a un gato y le aplastó el cráneo con algún objeto contundente. Además, hirió con un arma blanca en la pata a otro animal y lo mató a perdigonazos en la cabeza. También remató con disparos en la cabeza a uno de los gatos que había resultado herido el día anterior.
A las siete y media de la tarde del día 19 registró el interior del refugio, del que huyó al acudir un miembro de la asociación.
Sacrificio
Al día siguiente rompió el candado y la cadena de acceso al refugio. Sacrificó tres gatos, que luego colocó en hilera delante de la casa. A uno de ellos lo mató clavándole un destornillador entre las costillas. A otro, que había estado recibiendo disparos todos los días, lo mató disparándole y golpeándole la cabeza. Finalmente a un tercero lo mató a golpes y le arrancó la mandíbula. Murió de dolor.
Durante los días 22 y 23 de noviembre fueron hallados muertos varios gatos que el acusado había herido o matado el día o días anteriores. Es el caso de una gata que fue hallada degollada –presentaba un corte en la mandíbula, una herida abierta en el tórax y mutilación de la oreja– sobre una uralita. También mató a una joven gata golpeándole la cabeza con un objeto contundente.
Dos de los gatos heridos y que no habían muerto tuvieron que ser sacrificados por el veterinario por razones eutanásicas ya que padecían terribles sufrimientos que no podían ser aliviados, como el caso de un felino que tenía los globos oculares reventados. Otro murió al cabo de una semana tras la infección subsiguiente a una perforación ocular que no pudo superar.