Cotorra
18-mar-2013, 00:32
La ubicación de la galería Stranger Factory es de esas que imprimen carácter: en Albuquerque (Nuevo México-EE UU) y justo en la ruta histórica 66, la carretera transcontinental estadounidense que ha marcado la cultura contemporánea con una canción inolvidable sobre la aventura y fue llamada, no por casualidad, la Carretera Madre por el Nobel John Steinbeck en Las uvas de la ira (1939).
Estar asentado en pleno trazado asfáltico de uno de los caminos más resonantes de Occidente —el sueño del Oeste, la nueva vida, la búsqueda del zen del movimiento...— lleva a los gestores de la dinámica galería a poner en práctica una idea arriesgada: apostar por un "nuevo tipo de arte" que, como dice el lema, "contenga la verdad de lo extraño".
Desde su fundación, y al abrigo del colectivo de artistas Circus Posterous, la factoría ha apostado por las formas más modernas de la rareza artística, casi siempre asentadas en los enigmáticos confines del lowbrow —en contraposición a highbrow, intelectual, elevado—, también llamado surrealismo pop.
Tres exposiciones individuales pero simultáneas
La nueva propuesta de la galería presenta a un trío de notables artistas del subgénero, nacido en los límites del cómic en Los Ángeles hace un cuarto de siglo. Se trata de Kathi Olivas, Scott Radke y Stephan Webb, con sendas exposiciones individuales que se celebrarán simultáneamente entre el 5 y el 28de abril.
La mexicana Olivas muestra Scout (Explorad0r), una colección de dibujos, pinturas y esculturas donde domina el enfoque satírico sobre el deseo social insaciable de convertir en bello o mono cualquier aspecto de la vida. Sus niños lisiados y juguetes heridos son seres imperfectos, como si la artista deseara poblar una "visión postapocalíptica de la conformidad", como ella misma afirma.
"Bellos y corrompidos"
El misteriosos nuevo mundo de Olivas está poblado por "delicias azucaradas, sueños de aborígenes dicotómicos" todo tipo de personajes "bellos y corrompidos", seres imperfectos que cuestionan la cómoda ideología de la niñez como terreno inocente y de fantasía banal. La artista quiere plantear con sus obras una pregunta constante: "¿qué pasaría si" y nos deja ante seres deformes que tal vez simplemente estén "adaptados para buscar protección".
Colaborador y amigo de Tim Burton, Radke camina por un terreno similar en Interface (Interfaz), donde muestra esculturas y obra gráfica de seres híbridos entre lo humano y lo animal que parecen desamparados y a merced de crueles fuerzas externas ante cuya inevitabilidad es inútil intervenir. Radcke, que reside y trabaja en Cleveland, es uno de los artistas de lowbrow con más renombredel panorama mundial.
Seres humanomecánicos
Evolutionary End Game (Juego final evolutivo), la exhibición de Webb, es la propuesta que se aparta más de la norma. El artista trabaja esculpiendo detallados conjuntos en bronce en los que la mecánica y la biología parecen ser una misma cosa y cumplir similar papel en la vida.
Los seres humanomecánicos del artista pueden entenderse como una crítica al "carácter ficticio de nuestro entorno" y también como una reflexión sobre la "máscara con que protejemos nuestros pensamientos más íntimos".
Estar asentado en pleno trazado asfáltico de uno de los caminos más resonantes de Occidente —el sueño del Oeste, la nueva vida, la búsqueda del zen del movimiento...— lleva a los gestores de la dinámica galería a poner en práctica una idea arriesgada: apostar por un "nuevo tipo de arte" que, como dice el lema, "contenga la verdad de lo extraño".
Desde su fundación, y al abrigo del colectivo de artistas Circus Posterous, la factoría ha apostado por las formas más modernas de la rareza artística, casi siempre asentadas en los enigmáticos confines del lowbrow —en contraposición a highbrow, intelectual, elevado—, también llamado surrealismo pop.
Tres exposiciones individuales pero simultáneas
La nueva propuesta de la galería presenta a un trío de notables artistas del subgénero, nacido en los límites del cómic en Los Ángeles hace un cuarto de siglo. Se trata de Kathi Olivas, Scott Radke y Stephan Webb, con sendas exposiciones individuales que se celebrarán simultáneamente entre el 5 y el 28de abril.
La mexicana Olivas muestra Scout (Explorad0r), una colección de dibujos, pinturas y esculturas donde domina el enfoque satírico sobre el deseo social insaciable de convertir en bello o mono cualquier aspecto de la vida. Sus niños lisiados y juguetes heridos son seres imperfectos, como si la artista deseara poblar una "visión postapocalíptica de la conformidad", como ella misma afirma.
"Bellos y corrompidos"
El misteriosos nuevo mundo de Olivas está poblado por "delicias azucaradas, sueños de aborígenes dicotómicos" todo tipo de personajes "bellos y corrompidos", seres imperfectos que cuestionan la cómoda ideología de la niñez como terreno inocente y de fantasía banal. La artista quiere plantear con sus obras una pregunta constante: "¿qué pasaría si" y nos deja ante seres deformes que tal vez simplemente estén "adaptados para buscar protección".
Colaborador y amigo de Tim Burton, Radke camina por un terreno similar en Interface (Interfaz), donde muestra esculturas y obra gráfica de seres híbridos entre lo humano y lo animal que parecen desamparados y a merced de crueles fuerzas externas ante cuya inevitabilidad es inútil intervenir. Radcke, que reside y trabaja en Cleveland, es uno de los artistas de lowbrow con más renombredel panorama mundial.
Seres humanomecánicos
Evolutionary End Game (Juego final evolutivo), la exhibición de Webb, es la propuesta que se aparta más de la norma. El artista trabaja esculpiendo detallados conjuntos en bronce en los que la mecánica y la biología parecen ser una misma cosa y cumplir similar papel en la vida.
Los seres humanomecánicos del artista pueden entenderse como una crítica al "carácter ficticio de nuestro entorno" y también como una reflexión sobre la "máscara con que protejemos nuestros pensamientos más íntimos".