Walkiria
03-ene-2013, 18:25
Tom Watkins vive en Holanda, tiene 15 años y no está escolarizado. Sin embargo, no es esta la mayor peculiaridad, diferencia o como queramos llamarlo que le señala con respecto a los otros adolescentes de su edad. Lo que le hace ser noticia en la prensa e incluso el protagonista de los documentales “Rauw” y “Rauwer” de la realizadora holandesa Anneloek Sollart, son las características de su dieta. Tom y su madre solo comen comida cruda, pero a la vez son veganos, es decir que su dieta solo se compone de fruta, vegetales y frutos secos que no han sido cocinados ni procesados. Tal y como salen de la huerta. Este tipo de dieta no es una creación de la madre de Tom. Se conoce como “alimentación viva”, crudiveganismo o por su nombre en inglés, raw food.
http://mamaguapa.com/blog/wp-content/uploads/2013/01/Francis-en-Tom.jpg
En el año 2008, el caso de Tom y su madre saltó a la opinión pública cuando aparecieron en un conocido programa de opinión de la televisión holandesa: “De wereld draait door”. En aquel momento Tom tenía 11 años. Su madre, Francis Kenter, contaba en ese momento con mucho orgullo (y un poco de arrogancia, todo hay que decirlo) cómo ella y su hijo se alimentaban solo de verduras y frutas crudas, evitando así las hormonas, los antibióticos, el mercurio, los colorantes y demás “porquerías” que suelen venirnos de rebote en la carne, el pescado o los productos lácteos. Tanto llamó la atención mediática el caso que su estilo de vida fue protagonista de un documental, Rauw (2008), dirigido por Anneloek Sollart.
Sin embargo, dos años después, en 2010, Francis recibe una carta en la que se la cita para una vista judicial. Los servicios sociales consideran que la forma de crianza elegida para Tom puede ser una forma de maltrato. El niño podría incluso tener que ir a vivir con una familia de acogida. Francis se queda estupefacta ante la noticia. De su lucha contra el sistema surge la segunda parte del documental “Rauw”, bajo el título de “Rauwer” (2011), también por Annemieke Sollart.
Aunque la madre de Tom en todas sus declaraciones adjudica el peso de la decisión de los servicios sociales al estilo de alimentación de su hijo, hay un factor de extrema importancia que ella considera secundario: Tom dejó de ir a la escuela cuando terminó la educación básica. Nunca empezó el instituto. Su madre le educa en casa, pero no tiene el permiso necesario para el homeschooling (enseñanza en casa).
Dos pediatras se dejan oír en el caso: después de un reconocimiento en profundidad a Tom, coinciden en que el niño no está ingiriendo las calorías necesarias para su edad y desarrollo, y que probablemente no llegará a alcanzar la altura para la que estaba programado genéticamente. Una de las pediatras habla de seis centímetros, otra de doce.
Sin embargo, la responsable de los servicios sociales que lleva el caso de Tom recalca que la polémica de la alimentación de Tom es un problema secundario. Lo principal es que no está escolarizado, y de hecho fue el absentismo escolar el motivo por el que se contactó en primer lugar con su madre, alertados los servicios sociales por el instituto que le corresponde al adolescente.
En el documental “Rauwer” se ve cómo la madre alega al juez sus razones para no enviar a su hijo al colegio: en la primera vista, celebrada cuando Tom tenía 12 años, expone que los adolescentes no llevan fruta al colegio y en el recreo van al supermercado a comprar bebidas energéticas y patatas “chip”. El juez no considera esto un motivo suficiente para no enviar a un hijo al colegio. No se les concede la exención escolar que necesitan para el homeschooling y se otorga una prórroga para escolarizar a Tom. El plazo no se cumple y Francis debe acudir de nuevo a los juzgados. Esta segunda vez alega que el padre y el hermano del niño viven en Gran Bretaña y que ellos necesitan pasar periodos largos en este país. Este tampoco es motivo suficiente para las autoridades, y se le concede otra prórroga para escolarizar al adolescente, con cuyo plazo tampoco se cumple.
Es de destacar la tenacidad de la madre. Por un lado, ante el juez, siempre se discute el problema de la no escolarización del niño. Sin embago, ante las cámaras, este es un tema al que ella no alude directamente, centrándose más en la forma de alimentación, y barajando incluso la posibilidad de incluir en la dieta algo de pescado. La posibilidad de escolarizar al hijo para evitar la posibilidad de que acabe en un hogar de acogida no se le pasa por la cabeza de forma tan evidente. Y por otro lado tenemos a Ben, hermano mayor de Tom, que vive en Inglaterra con su padre: según él mismo declara, dejó Holanda y a su madre porque no estaban de acuerdo en este tipo de alimentación, y además, los compañeros del colegio se metían con él. Esta parece ser la conexión más razonable entre la no escolarización de Tom y su forma de alimentación, pero su madre no la menciona. Ella insiste, entre otras cosas, en el miedo que tiene de que su hijo “sucumba” a la alimentación perniciosa del resto de los adolescentes. En un mundo en que también existen el tabaco, el alcohol y las drogas de diseño, ¿es esta razón suficiente para el homeschooling? ¿lo es el riesgo de que el adolescente cambie sus dátiles y sus manzanas por unas patatas fritas? La madre también dialoga constantemente con su hijo acerca de los peligros del “mundo exterior” ¿No es esta una manera más efectiva que aislarle de esos peligros? ¿O es para algunos una especie de “lavado de cerebro” a un adolescente? Cada cual lo juzga a su manera.
A finales de diciembre del año que acabamos de dejar atrás y después de tres de absentismo escolar, los servicios sociales holandeses han pactado con Tom y Francis que el chico comenzará a asistir al instituto después de las vacaciones de navidad, el próximo lunes 7 de enero. Además, la madre deberá pagar una multa de 250 euros. Con esto, se cierra la posibilidad de que termine en un hogar de acogida. Pero el fantasma del “buying” o acoso escolar planea sobre sus cabezas ¿es tan difícil ser diferente? De momento la forma de alimentación de Tom queda a discreción de la madre: no hay ninguna ley que la obligue a cambiarla si el niño no está desnutrido. Sin embargo, ya han sembrado la duda con el tema de los 12 centímetros que Tom probablemente perderá, o mejor dicho nunca alcanzará.
*¡No asistir al colegio no significa no estar escolarizado! El homeschooling no es sinónimo de absentismo escolar. Los niños y adolescentes que se adhieren a esta forma de educación van “al colegio”, pero en su propia casa. En España son más de 4.000 niños los que se acogen a esta forma de educación.
*En Holanda, es posible acogerse a 3 artículos de la Ley de la Obligatoriedad Escolar (Leerplichtwet 1969) para pedir la exención de un niño en la escuela: el 5a), 5b) y 5c) que aluden respectivamente a un estilo de vida itinerante; ausencia de escuelas que conecten con las convicciones personales de la familia; el niño no posee la condición física o mental para asistir al colegio. Francis Kenter lo intentó con el artículo 5a), pero el hecho de ir a visitar al padre y hermano a Gran Bretaña no se consideró “estilo de vida itinerante”; y también con el 5b), alegando que el instituto público era una “jungla” para el estilo alimenticio de su hijo, mientras que el Montessori o la Escuela de educación libre no casaban con sus convicciones, pero el juez tampoco lo consideró un argumento de peso.
*En España hay un vacío legal con respecto al homeschooling, no hay ningún artículo de la ley al que acogerse ni se permiten exenciones como en Holanda. Por un lado, la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) de 1990, que es la ley en vigor actualmente en nuestro país, habla de una educación obligatoria hasta los 16 años, pero no recoge otra opción de enseñanza que la ofrecida en los centros escolares. Por otro lado, la Constitución Española, en su artículo 27.1 reconoce la libertad de enseñanza, y en el 27.4 menciona que la educación básica es “obligatoria y gratuita”, lo que da lugar a múltiples interpretaciones.
Fuente: http://mamaguapa.com/blog/2013/01/el-caso-de-tom-watkins-crudiveganismo-y-absentismo-escolar/
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En el año 2008, el caso de Tom y su madre saltó a la opinión pública cuando aparecieron en un conocido programa de opinión de la televisión holandesa: “De wereld draait door”. En aquel momento Tom tenía 11 años. Su madre, Francis Kenter, contaba en ese momento con mucho orgullo (y un poco de arrogancia, todo hay que decirlo) cómo ella y su hijo se alimentaban solo de verduras y frutas crudas, evitando así las hormonas, los antibióticos, el mercurio, los colorantes y demás “porquerías” que suelen venirnos de rebote en la carne, el pescado o los productos lácteos. Tanto llamó la atención mediática el caso que su estilo de vida fue protagonista de un documental, Rauw (2008), dirigido por Anneloek Sollart.
Sin embargo, dos años después, en 2010, Francis recibe una carta en la que se la cita para una vista judicial. Los servicios sociales consideran que la forma de crianza elegida para Tom puede ser una forma de maltrato. El niño podría incluso tener que ir a vivir con una familia de acogida. Francis se queda estupefacta ante la noticia. De su lucha contra el sistema surge la segunda parte del documental “Rauw”, bajo el título de “Rauwer” (2011), también por Annemieke Sollart.
Aunque la madre de Tom en todas sus declaraciones adjudica el peso de la decisión de los servicios sociales al estilo de alimentación de su hijo, hay un factor de extrema importancia que ella considera secundario: Tom dejó de ir a la escuela cuando terminó la educación básica. Nunca empezó el instituto. Su madre le educa en casa, pero no tiene el permiso necesario para el homeschooling (enseñanza en casa).
Dos pediatras se dejan oír en el caso: después de un reconocimiento en profundidad a Tom, coinciden en que el niño no está ingiriendo las calorías necesarias para su edad y desarrollo, y que probablemente no llegará a alcanzar la altura para la que estaba programado genéticamente. Una de las pediatras habla de seis centímetros, otra de doce.
Sin embargo, la responsable de los servicios sociales que lleva el caso de Tom recalca que la polémica de la alimentación de Tom es un problema secundario. Lo principal es que no está escolarizado, y de hecho fue el absentismo escolar el motivo por el que se contactó en primer lugar con su madre, alertados los servicios sociales por el instituto que le corresponde al adolescente.
En el documental “Rauwer” se ve cómo la madre alega al juez sus razones para no enviar a su hijo al colegio: en la primera vista, celebrada cuando Tom tenía 12 años, expone que los adolescentes no llevan fruta al colegio y en el recreo van al supermercado a comprar bebidas energéticas y patatas “chip”. El juez no considera esto un motivo suficiente para no enviar a un hijo al colegio. No se les concede la exención escolar que necesitan para el homeschooling y se otorga una prórroga para escolarizar a Tom. El plazo no se cumple y Francis debe acudir de nuevo a los juzgados. Esta segunda vez alega que el padre y el hermano del niño viven en Gran Bretaña y que ellos necesitan pasar periodos largos en este país. Este tampoco es motivo suficiente para las autoridades, y se le concede otra prórroga para escolarizar al adolescente, con cuyo plazo tampoco se cumple.
Es de destacar la tenacidad de la madre. Por un lado, ante el juez, siempre se discute el problema de la no escolarización del niño. Sin embago, ante las cámaras, este es un tema al que ella no alude directamente, centrándose más en la forma de alimentación, y barajando incluso la posibilidad de incluir en la dieta algo de pescado. La posibilidad de escolarizar al hijo para evitar la posibilidad de que acabe en un hogar de acogida no se le pasa por la cabeza de forma tan evidente. Y por otro lado tenemos a Ben, hermano mayor de Tom, que vive en Inglaterra con su padre: según él mismo declara, dejó Holanda y a su madre porque no estaban de acuerdo en este tipo de alimentación, y además, los compañeros del colegio se metían con él. Esta parece ser la conexión más razonable entre la no escolarización de Tom y su forma de alimentación, pero su madre no la menciona. Ella insiste, entre otras cosas, en el miedo que tiene de que su hijo “sucumba” a la alimentación perniciosa del resto de los adolescentes. En un mundo en que también existen el tabaco, el alcohol y las drogas de diseño, ¿es esta razón suficiente para el homeschooling? ¿lo es el riesgo de que el adolescente cambie sus dátiles y sus manzanas por unas patatas fritas? La madre también dialoga constantemente con su hijo acerca de los peligros del “mundo exterior” ¿No es esta una manera más efectiva que aislarle de esos peligros? ¿O es para algunos una especie de “lavado de cerebro” a un adolescente? Cada cual lo juzga a su manera.
A finales de diciembre del año que acabamos de dejar atrás y después de tres de absentismo escolar, los servicios sociales holandeses han pactado con Tom y Francis que el chico comenzará a asistir al instituto después de las vacaciones de navidad, el próximo lunes 7 de enero. Además, la madre deberá pagar una multa de 250 euros. Con esto, se cierra la posibilidad de que termine en un hogar de acogida. Pero el fantasma del “buying” o acoso escolar planea sobre sus cabezas ¿es tan difícil ser diferente? De momento la forma de alimentación de Tom queda a discreción de la madre: no hay ninguna ley que la obligue a cambiarla si el niño no está desnutrido. Sin embargo, ya han sembrado la duda con el tema de los 12 centímetros que Tom probablemente perderá, o mejor dicho nunca alcanzará.
*¡No asistir al colegio no significa no estar escolarizado! El homeschooling no es sinónimo de absentismo escolar. Los niños y adolescentes que se adhieren a esta forma de educación van “al colegio”, pero en su propia casa. En España son más de 4.000 niños los que se acogen a esta forma de educación.
*En Holanda, es posible acogerse a 3 artículos de la Ley de la Obligatoriedad Escolar (Leerplichtwet 1969) para pedir la exención de un niño en la escuela: el 5a), 5b) y 5c) que aluden respectivamente a un estilo de vida itinerante; ausencia de escuelas que conecten con las convicciones personales de la familia; el niño no posee la condición física o mental para asistir al colegio. Francis Kenter lo intentó con el artículo 5a), pero el hecho de ir a visitar al padre y hermano a Gran Bretaña no se consideró “estilo de vida itinerante”; y también con el 5b), alegando que el instituto público era una “jungla” para el estilo alimenticio de su hijo, mientras que el Montessori o la Escuela de educación libre no casaban con sus convicciones, pero el juez tampoco lo consideró un argumento de peso.
*En España hay un vacío legal con respecto al homeschooling, no hay ningún artículo de la ley al que acogerse ni se permiten exenciones como en Holanda. Por un lado, la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) de 1990, que es la ley en vigor actualmente en nuestro país, habla de una educación obligatoria hasta los 16 años, pero no recoge otra opción de enseñanza que la ofrecida en los centros escolares. Por otro lado, la Constitución Española, en su artículo 27.1 reconoce la libertad de enseñanza, y en el 27.4 menciona que la educación básica es “obligatoria y gratuita”, lo que da lugar a múltiples interpretaciones.
Fuente: http://mamaguapa.com/blog/2013/01/el-caso-de-tom-watkins-crudiveganismo-y-absentismo-escolar/