zzrama
04-dic-2012, 02:47
En el foro lo compartimos y podemos desahogarnos. No son pocas las veces... Por nuestra situación de minoria sensible y que es consciente de la sistematización de una de las mayores barbaridades imaginables acabamos muchas veces deprimidxs. Me han mandando este texto y quería compartirlo.:
¿Está usted deprimido? ¡Enhorabuena!
Muchas personas depresivas se sienten avergonzadas de su estado y envidian el buen ánimo y el "coraje" de los demás. Sin embargo, mi visión es exactamente la opuesta.
Yo considero que hay que estar orgulloso de ser depresivo, a pesar del terrible dolor que esto causa. Y antes de hablarl¿Está usted deprimido? ¡Enhorabuena!e de las soluciones a la depresión, vamos a proceder a un reparto de medallas:
1) Medalla a la generosidad
Si es usted depresivo, merece antes que nada la medalla a la generosidad.
En efecto, un estudio de la Universidad de Cambridge publicado en 2007 mostró una correlación entre la tendencia a la depresión y la capacidad de identificarse con el estado de ánimo de los demás. (1)
Cuanto más sensible sea usted a la angustia y la tristeza de los demás, más le preocupará su entorno, más le inquietarán las desgracias del mundo y más riesgo tendrá de caer en una depresión.
Este descubrimiento cuestiona radicalmente la visión de la persona depresiva como un egoísta centrado en sus pequeños problemas.
Ello explica también la mayor incidencia de la depresión en las mujeres.
2) Medalla a la resistencia
Persiste en la mentalidad de la gente otra idea ridícula y obsoleta, y es que sólo el dolor físico, por ejemplo el dolor provocado por heridas, es realmente difícil de soportar, mientras que el dolor moral es más o menos "imaginario" o está "en nuestra cabeza".
Hoy sabemos que esto es falso. Cuando usted sufre una fuerte desgracia, su sentimiento de desesperación y su deseo de escapar y acabar con esa pena que le duele no son imaginarios. Usted sufre realmente como si tuviese una herida en el cuerpo. Un estudio realizado en Estados Unidos demostró que cuando se sufre moralmente se activan las mismas zonas del cerebro que cuando se sufre una tortura (física).
Además, muchas depresiones se acompañan de intensos dolores físicos localizados en el vientre, la cabeza, el pecho, la garganta o las articulaciones.
Dicho de otro modo: un depresivo tiene tanto mérito por resistir su situación como alguien sometido a tortura. Es normal si grita o llora.
Por lo tanto, puede estar orgulloso de conseguir vivir con este dolor, incluso si le impide llevar su vida normal. ¿Quién se atrevería a exigir a una persona sometida a tortura que lleve a cabo su trabajo y sus obligaciones familiares como si no pasase nada?
Por esta razón se merece, además de la medalla a la generosidad, la medalla a la resistencia.
3) Medalla a la inteligencia
Es algo que no se dice lo suficiente, pero si está usted deprimido, es que es inteligente.
En efecto, su estado prueba que, al contrario que otras personas, usted se sirve de su cerebro para analizar la situación.
¿La situación le deprime? ¡Eso prueba su lucidez! La gente cree que la vida en nuestra sociedad es fácil porque vivimos en una sociedad de consumo en la que tenemos de todo. Pero eso no quiere que sea una sociedad feliz. Además, objetivamente la situación es dura para muchas personas.
No solamente el duelo y la enfermedad siguen siendo tan difíciles de soportar hoy como en otras épocas, sino que incluso cuando hasta hace poco la economía crecía con fuerza no parecía que eso contribuyera gran cosa a que disminuyera la agresividad cotidiana (al volante, en la calle...), la soledad (casi la mitad de los hogares españoles en las grandes ciudades está ocupado por una sola persona) el paro o los divorcios, todas ellas causas mayores de depresión.
Su estado depresivo prueba por lo tanto que es usted capaz de mirar la realidad de frente y analizarla con lucidez, por lo que se merece también la medalla a la inteligencia.
4) Medalla al coraje
Si está usted deprimido y consigue pese a todo sobrevivir (lo que debe ser su caso, puesto que está leyendo este e-letter), se merece también la medalla al coraje.
Lo digo sin ironía: es usted un héroe, una especie de Indiana Jones, que además afronta peligros mucho más duros.
En efecto, Indiana Jones, una vez descubierta el Arca Perdida, podía regresar a su confortable universidad americana, en medio de bellas estudiantes y jóvenes bien educados.
A lo largo de nuestra historia reciente, en nuestro país y en todo el mundo, la gente se ha enfrentado a situaciones mucho más adversas, tanto incluso como la experiencia de verse obligados a luchar en una guerra. ¿Qué es lo que permite a un soldado resistir? Sobrevive soñando con la vida en paz tal como era antes del conflicto -o con la que sueña que llegue a ser-, con ese pequeño paraíso que es su pueblo o ciudad de origen, la vida familiar, las pequeñas cosas que cuando se está en el frente parecen tan lejanas. Siempre se puede decir que ese "paraíso" no es tal; pero eso no tiene importancia. Lo importante es la imagen que los soldados tienen en sus corazones. Eso es lo que les hace resistir y, por lo tanto, eso es lo que de verdad cuenta.
La mayor parte de nuestros contemporáneos, hoy en día, no tienen ya esta perspectiva. Las pruebas que deben afrontar son menos violentas pero más solapadas y, sobre todo, sin salida real. No esperan el final de la guerra para que la vida pueda volver a ser pacífica, como antes. Muchos están privados de esta perspectiva de "retorno a la normalidad y a la paz" que, a pesar de ser a menudo ilusoria, mantenía viva la llama de la esperanza en millones de almas.
Al contrario: las sombrías predicciones económicas, la perspectiva del apocalipsis nuclear, el espectro de la desaparición de nuestras civilizaciones a causa de una guerra total nos pone en esta tesitura absolutamente atroz de saber que, por duro que sea el mundo en el que vivimos, más vale aferrarnos a él porque mañana podría ser peor.
Así pues, todos los ingredientes están reunidos para que al menor accidente vital (duelo, enfermedad, separación, disputa, paro...), el espíritu se desordene y la persona caiga "en la depresión".
Pero hay que decir una vez más que, si eso le pasa, es muy normal. Usted no está enfermo en absoluto. Al igual que el boxeador tumbado por un directo que no había visto venir, usted tiene derecho a caer al suelo. Lo importante es no quedarse ahí definitivamente.
Vamos a abordar, pues, medios originales de salir de esa situación sin medicamentos.
Salir de la depresión sin medicamentos
He precisado que lo que voy a contarle son "medios originales" porque voy a ahorrarle todos los "trucos" clásicos que encontrará por doquier en internet: hacer deporte, tomar el sol, tener una actividad social, seguir una psicoterapia (de grupo o no), hacer yoga, darse un masaje o incluso tomar hipérico.
Veamos algunos enfoques descritos con menor frecuencia, pero que podrían serle de utilidad:
¿Está usted deprimido? ¡Enhorabuena!
Muchas personas depresivas se sienten avergonzadas de su estado y envidian el buen ánimo y el "coraje" de los demás. Sin embargo, mi visión es exactamente la opuesta.
Yo considero que hay que estar orgulloso de ser depresivo, a pesar del terrible dolor que esto causa. Y antes de hablarl¿Está usted deprimido? ¡Enhorabuena!e de las soluciones a la depresión, vamos a proceder a un reparto de medallas:
1) Medalla a la generosidad
Si es usted depresivo, merece antes que nada la medalla a la generosidad.
En efecto, un estudio de la Universidad de Cambridge publicado en 2007 mostró una correlación entre la tendencia a la depresión y la capacidad de identificarse con el estado de ánimo de los demás. (1)
Cuanto más sensible sea usted a la angustia y la tristeza de los demás, más le preocupará su entorno, más le inquietarán las desgracias del mundo y más riesgo tendrá de caer en una depresión.
Este descubrimiento cuestiona radicalmente la visión de la persona depresiva como un egoísta centrado en sus pequeños problemas.
Ello explica también la mayor incidencia de la depresión en las mujeres.
2) Medalla a la resistencia
Persiste en la mentalidad de la gente otra idea ridícula y obsoleta, y es que sólo el dolor físico, por ejemplo el dolor provocado por heridas, es realmente difícil de soportar, mientras que el dolor moral es más o menos "imaginario" o está "en nuestra cabeza".
Hoy sabemos que esto es falso. Cuando usted sufre una fuerte desgracia, su sentimiento de desesperación y su deseo de escapar y acabar con esa pena que le duele no son imaginarios. Usted sufre realmente como si tuviese una herida en el cuerpo. Un estudio realizado en Estados Unidos demostró que cuando se sufre moralmente se activan las mismas zonas del cerebro que cuando se sufre una tortura (física).
Además, muchas depresiones se acompañan de intensos dolores físicos localizados en el vientre, la cabeza, el pecho, la garganta o las articulaciones.
Dicho de otro modo: un depresivo tiene tanto mérito por resistir su situación como alguien sometido a tortura. Es normal si grita o llora.
Por lo tanto, puede estar orgulloso de conseguir vivir con este dolor, incluso si le impide llevar su vida normal. ¿Quién se atrevería a exigir a una persona sometida a tortura que lleve a cabo su trabajo y sus obligaciones familiares como si no pasase nada?
Por esta razón se merece, además de la medalla a la generosidad, la medalla a la resistencia.
3) Medalla a la inteligencia
Es algo que no se dice lo suficiente, pero si está usted deprimido, es que es inteligente.
En efecto, su estado prueba que, al contrario que otras personas, usted se sirve de su cerebro para analizar la situación.
¿La situación le deprime? ¡Eso prueba su lucidez! La gente cree que la vida en nuestra sociedad es fácil porque vivimos en una sociedad de consumo en la que tenemos de todo. Pero eso no quiere que sea una sociedad feliz. Además, objetivamente la situación es dura para muchas personas.
No solamente el duelo y la enfermedad siguen siendo tan difíciles de soportar hoy como en otras épocas, sino que incluso cuando hasta hace poco la economía crecía con fuerza no parecía que eso contribuyera gran cosa a que disminuyera la agresividad cotidiana (al volante, en la calle...), la soledad (casi la mitad de los hogares españoles en las grandes ciudades está ocupado por una sola persona) el paro o los divorcios, todas ellas causas mayores de depresión.
Su estado depresivo prueba por lo tanto que es usted capaz de mirar la realidad de frente y analizarla con lucidez, por lo que se merece también la medalla a la inteligencia.
4) Medalla al coraje
Si está usted deprimido y consigue pese a todo sobrevivir (lo que debe ser su caso, puesto que está leyendo este e-letter), se merece también la medalla al coraje.
Lo digo sin ironía: es usted un héroe, una especie de Indiana Jones, que además afronta peligros mucho más duros.
En efecto, Indiana Jones, una vez descubierta el Arca Perdida, podía regresar a su confortable universidad americana, en medio de bellas estudiantes y jóvenes bien educados.
A lo largo de nuestra historia reciente, en nuestro país y en todo el mundo, la gente se ha enfrentado a situaciones mucho más adversas, tanto incluso como la experiencia de verse obligados a luchar en una guerra. ¿Qué es lo que permite a un soldado resistir? Sobrevive soñando con la vida en paz tal como era antes del conflicto -o con la que sueña que llegue a ser-, con ese pequeño paraíso que es su pueblo o ciudad de origen, la vida familiar, las pequeñas cosas que cuando se está en el frente parecen tan lejanas. Siempre se puede decir que ese "paraíso" no es tal; pero eso no tiene importancia. Lo importante es la imagen que los soldados tienen en sus corazones. Eso es lo que les hace resistir y, por lo tanto, eso es lo que de verdad cuenta.
La mayor parte de nuestros contemporáneos, hoy en día, no tienen ya esta perspectiva. Las pruebas que deben afrontar son menos violentas pero más solapadas y, sobre todo, sin salida real. No esperan el final de la guerra para que la vida pueda volver a ser pacífica, como antes. Muchos están privados de esta perspectiva de "retorno a la normalidad y a la paz" que, a pesar de ser a menudo ilusoria, mantenía viva la llama de la esperanza en millones de almas.
Al contrario: las sombrías predicciones económicas, la perspectiva del apocalipsis nuclear, el espectro de la desaparición de nuestras civilizaciones a causa de una guerra total nos pone en esta tesitura absolutamente atroz de saber que, por duro que sea el mundo en el que vivimos, más vale aferrarnos a él porque mañana podría ser peor.
Así pues, todos los ingredientes están reunidos para que al menor accidente vital (duelo, enfermedad, separación, disputa, paro...), el espíritu se desordene y la persona caiga "en la depresión".
Pero hay que decir una vez más que, si eso le pasa, es muy normal. Usted no está enfermo en absoluto. Al igual que el boxeador tumbado por un directo que no había visto venir, usted tiene derecho a caer al suelo. Lo importante es no quedarse ahí definitivamente.
Vamos a abordar, pues, medios originales de salir de esa situación sin medicamentos.
Salir de la depresión sin medicamentos
He precisado que lo que voy a contarle son "medios originales" porque voy a ahorrarle todos los "trucos" clásicos que encontrará por doquier en internet: hacer deporte, tomar el sol, tener una actividad social, seguir una psicoterapia (de grupo o no), hacer yoga, darse un masaje o incluso tomar hipérico.
Veamos algunos enfoques descritos con menor frecuencia, pero que podrían serle de utilidad: