Cotorra
03-ago-2012, 16:00
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Lobo ibérico.
■Un gran número de animales permanecen en nuestro imaginario como fieras o seres repulsivos sin merecer su fama.
■Los tiburones, murciélagos, víboras, lobos y cuervos son cinco de las especies más estigmatizadas entre los humanos.
La tradición popular, la literatura, las leyendas y, más recientemente, el cine han colgado a muchas especies animales su particular sambenito. Desde devoradores de hombres hasta bichos "repulsivos", animales como tiburones o víboras han sido tradicionalmente temidos, odiados y estigmatizados sin razón.
Entre ellas destaca el tiburón blanco, un ejemplo de estigmatización a través del cine: Steven Spielberg presentó al Carcharodon carcharias como un sanguinario y frío asesino en su afamada Tiburón, pese a que éstos muy rara vez atacan al ser humano, y cuando ocurre lo hace al confundirlo con una presa, tras lo que se retiran rápidamente.
La especie, que la Unión Internacional de la Naturaleza (UICN) considera amenazada, es un "superdepredador" que juega un importante rol ecológico al evitar la superpoblación de otras especies de su hábitat.
En el mar Mediterráneo hay tiburones blancos, y el último caso documentado de ataque mortal se produjo en 1989 en Italia.
Los murciélagos entraron en la lista negra con el conde Drácula de Bram Stoker. Su novela ha dado a estos mamíferos alados la imagen de vampiros chupadores de sangre, pero lo cierto es que de las 1.130 especies de murciélagos conocidas, solo tres se alimentan de sangre.
Los murciélagos están muy lejos de ser enemigos del ser humano, pues nos prestan favores como polinizadores, dispersores de semillas y también como insecticidas: los murciélagos de la mayor colonia urbana del mundo, que está en Austin (Texas) y alberga más de un millón de ellos, devoran 15 toneladas de mosquitos y otras especies cada noche.
Las víboras no se libran de la mala fama. Estos ofidios, de la familia viperidae, están denostadas y así lo refleja el diccionario de la Real Academia Española, que define la palabra "víbora", en su segunda acepción, como "persona con malas intenciones".
A pesar de la imagen tradicional que se tiene de ellos -seres innobles, incluso perversos- las víboras son animales poco amenazantes, esquivos, que huyen ante la presencia humana, y que solo atacan en caso de sentirse amenazadas, como medio de defensa.
Las tres especies de víboras presentes en la Península Ibérica -la Hocicuda, el Áspid y la Europea- son venenosas, pero muy rara vez su picadura acarrea consecuencias graves mientras se busque asistencia médica con rapidez.
Tal vez una de las mayores víctimas ha sido el lobo ibérico (Canis lupus signatus), la especie más conflictiva de todas las que pueblan nuestros campos, y que sigue despertando pasiones y un gran rechazo en el mundo rural.
Considerada tradicionalmente una alimaña a exterminar por sus ataques a los rebaños, hasta el siglo XIX se distribuían por toda la Península Ibérica, pero su persecución sistemática dejó a la especie diezmada, con su punto mínimo en los años 70 del siglo XX.
Gracias al trabajo de, entre otros, el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, que a través de sus documentales cambió esa imagen del "lobo feroz" propagada por cuentos y leyendas populares y consiguió convencer sobre su importancia en la naturaleza, el lobo ibérico se libró de la extinción.
Aún así, el "fantasma" del lobo sigue vivo y muchos ganaderos aún lo consideran un enemigo que debe ser controlado, cuando no exterminado.
El Principado de Asturias ha reabierto la herida al permitir batidas en el Parque Nacional de los Picos de Europa, un anuncio que han criticado asociaciones como WWF España y ha generado un fuerte rechazo en las redes sociales.
Con una imagen de ave "de mal agüero", el cuervo quedó grabado en la historia de la literatura universal con el más aclamado poema de Edgard Allan Poe, en el que actuaba como un mensajero sobrenatural: "Aún con tu cresta cercenada y mocha -le dije-, no serás un cobarde, hórrido cuervo vetusto y amenazador, evadido de la ribera nocturna".
Las supersticiones populares asocian los cuervos -y a la familia de los córvidos- con los malos augurios y con la muerte, haciéndolos temidos y respetados, aunque en muchas culturas antiguas, como la nórdica, eran venerados como símbolos espirituales.
El cuervo común ("Corvus corax"), es un ave extremadamente oportunista, de amplia distribución en todo el hemisferio norte, y los científicos han comprobado que poseen una inteligencia excepcional, ya que incluso son capaces de utilizar herramientas para resolver problemas.
Lobo ibérico.
■Un gran número de animales permanecen en nuestro imaginario como fieras o seres repulsivos sin merecer su fama.
■Los tiburones, murciélagos, víboras, lobos y cuervos son cinco de las especies más estigmatizadas entre los humanos.
La tradición popular, la literatura, las leyendas y, más recientemente, el cine han colgado a muchas especies animales su particular sambenito. Desde devoradores de hombres hasta bichos "repulsivos", animales como tiburones o víboras han sido tradicionalmente temidos, odiados y estigmatizados sin razón.
Entre ellas destaca el tiburón blanco, un ejemplo de estigmatización a través del cine: Steven Spielberg presentó al Carcharodon carcharias como un sanguinario y frío asesino en su afamada Tiburón, pese a que éstos muy rara vez atacan al ser humano, y cuando ocurre lo hace al confundirlo con una presa, tras lo que se retiran rápidamente.
La especie, que la Unión Internacional de la Naturaleza (UICN) considera amenazada, es un "superdepredador" que juega un importante rol ecológico al evitar la superpoblación de otras especies de su hábitat.
En el mar Mediterráneo hay tiburones blancos, y el último caso documentado de ataque mortal se produjo en 1989 en Italia.
Los murciélagos entraron en la lista negra con el conde Drácula de Bram Stoker. Su novela ha dado a estos mamíferos alados la imagen de vampiros chupadores de sangre, pero lo cierto es que de las 1.130 especies de murciélagos conocidas, solo tres se alimentan de sangre.
Los murciélagos están muy lejos de ser enemigos del ser humano, pues nos prestan favores como polinizadores, dispersores de semillas y también como insecticidas: los murciélagos de la mayor colonia urbana del mundo, que está en Austin (Texas) y alberga más de un millón de ellos, devoran 15 toneladas de mosquitos y otras especies cada noche.
Las víboras no se libran de la mala fama. Estos ofidios, de la familia viperidae, están denostadas y así lo refleja el diccionario de la Real Academia Española, que define la palabra "víbora", en su segunda acepción, como "persona con malas intenciones".
A pesar de la imagen tradicional que se tiene de ellos -seres innobles, incluso perversos- las víboras son animales poco amenazantes, esquivos, que huyen ante la presencia humana, y que solo atacan en caso de sentirse amenazadas, como medio de defensa.
Las tres especies de víboras presentes en la Península Ibérica -la Hocicuda, el Áspid y la Europea- son venenosas, pero muy rara vez su picadura acarrea consecuencias graves mientras se busque asistencia médica con rapidez.
Tal vez una de las mayores víctimas ha sido el lobo ibérico (Canis lupus signatus), la especie más conflictiva de todas las que pueblan nuestros campos, y que sigue despertando pasiones y un gran rechazo en el mundo rural.
Considerada tradicionalmente una alimaña a exterminar por sus ataques a los rebaños, hasta el siglo XIX se distribuían por toda la Península Ibérica, pero su persecución sistemática dejó a la especie diezmada, con su punto mínimo en los años 70 del siglo XX.
Gracias al trabajo de, entre otros, el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, que a través de sus documentales cambió esa imagen del "lobo feroz" propagada por cuentos y leyendas populares y consiguió convencer sobre su importancia en la naturaleza, el lobo ibérico se libró de la extinción.
Aún así, el "fantasma" del lobo sigue vivo y muchos ganaderos aún lo consideran un enemigo que debe ser controlado, cuando no exterminado.
El Principado de Asturias ha reabierto la herida al permitir batidas en el Parque Nacional de los Picos de Europa, un anuncio que han criticado asociaciones como WWF España y ha generado un fuerte rechazo en las redes sociales.
Con una imagen de ave "de mal agüero", el cuervo quedó grabado en la historia de la literatura universal con el más aclamado poema de Edgard Allan Poe, en el que actuaba como un mensajero sobrenatural: "Aún con tu cresta cercenada y mocha -le dije-, no serás un cobarde, hórrido cuervo vetusto y amenazador, evadido de la ribera nocturna".
Las supersticiones populares asocian los cuervos -y a la familia de los córvidos- con los malos augurios y con la muerte, haciéndolos temidos y respetados, aunque en muchas culturas antiguas, como la nórdica, eran venerados como símbolos espirituales.
El cuervo común ("Corvus corax"), es un ave extremadamente oportunista, de amplia distribución en todo el hemisferio norte, y los científicos han comprobado que poseen una inteligencia excepcional, ya que incluso son capaces de utilizar herramientas para resolver problemas.