Cotorra
29-jul-2012, 09:28
Aumenta el abandono de animales domésticos porque sus dueños no tienen dinero para mantenerlos
http://www.laverdad.es/las_provincias_2009/noticias/201207/28/Media/perros.jpg
La crisis económica es poliédrica. La falta de ingresos está llevando a muchas familias a renunciar a cosas hasta ahora inimaginables. Por ejemplo, a sus animales de compañía. La Asociación para la defensa y protección de los animales, Asoka, ha detectado en los últimos meses un aumento considerable en el número de abandonos de perros y gatos relacionados directamente con las dificultades que atraviesan sus dueños. El desempleo, los desahucios de viviendas y los traslados a otras ciudades en busca de trabajo, son los principales motivos que obligan a muchas personas a renunciar a sus mascotas. «Es un tipo de abandono diferente que viene a sumarse al que se produce habitualmente en verano. No los dejan porque se han cansado de ellos, sino porque ya no pueden hacerse cargo de los gastos que conlleva su cuidado. Son familias que vienen llorando al albergue a pedirnos que cuidemos nosotros de su animal de compañía porque ellos ya no pueden hacerlo», relata Elisa Díaz, voluntaria de Asoka.
Esta nueva modalidad de abandono empezó a darse hace aproximadamente dos años, aunque de una manera esporádica. Sin embargo, lo que inicialmente era considerado como algo puntual, en los últimos meses se ha convertido en una práctica habitual, según afirman desde Asoka. «Calculamos que de los cerca de 200 animales que tenemos en el albergue entre perros y gatos, en torno a un 10% procede de familias que han tenido que renunciar a ellos por problemas económicos. Y no son más porque no podemos cogerlos a todos», relata Díaz.
La asociación Asoka intenta ayudar a estas familias en el cuidado y manutención de sus perros o gatos para que no tengan que llegar al extremo de abandonarlos. Pero no siempre es posible evitarlo. Uno de los últimos casos que llegó al albergue es el de un hombre que había sido desahuciado de la finca en la que vivía. Tenía seis perros pastores alemanes y acudió a Asoka desesperado. No sabía qué hacer con ellos.
La tasa de adopción de los animales abandonados que acoge el albergue de Asoka es prácticamente del cien por cien. Tan elevado porcentaje se debe principalmente a la adopción internacional. Colaboran con varias asociaciones de acogida de animales abandonados y maltratados radicadas en diferentes países de Europa, y a través de esta red, el 80% de los animales que están acogidos en el albergue encuentra un hogar. Alemania y Finlandia son los países que mayor número de mascotas españolas adoptan, seguidos de Suiza y Suecia. «Cuanto peor está el animal, más salida tiene. En estos países respetan mucho a los animales. Tienen una mentalidad muy distinta a la nuestra. La verdad es que en este aspecto los españoles somos muy retrógrados», afirma Elisa Díaz.
Llama la atención la presencia de varios galgos en el albergue. Todos ellos fueron utilizados por cazadores para sus batidas, pero después de unos años ya no sirven para este cometido. Muchos son abandonados o sacrificados cruelmente por sus antiguos dueños. «El galgo es una animal muy castigado. Para muchos cazadores son sólo herramientas de trabajo, y cuando ya no tienen utilidad los ahorcan o los abandonan a su suerte. Hacen con ellos barbaridades», explica Díaz. Asoka ha logrado reducir esta práctica a través de convenios con distintos criadores de galgos con los que acuerdan hacerse cargo del animal cuando ya no pueden dedicarse a la caza. Normalmente encuentran acogida con rapidez en hogares extranjeros porque, según Díaz, «en otros países es un privilegio tener un ejemplar de galgo español».
A diferencia de lo que ocurre con los perros, en estos momentos están teniendo muchos problemas para encontrar casa a los gatos abandonados. Es atípico que se produzca un estancamiento en el número de adopciones de felinos. Pero la crisis económica, según Elisa Díaz, les ha afectado en un doble sentido. Por una parte, ha sacado a muchos de ellos de sus cómodas vidas de gatos caseros, y por otra, está haciendo que su realojo sea más difícil. «Los que vienen de vivir en una casa son animales muy delicados. Llegar al albergue les estresa, cogen depresión, se debilitan y acaban muriendo. Hay que estar muy encima de ellos para que esto no pase», cuenta Elisa Díaz. Muchos de ellos ya llegan enfermos al albergue. Los tratamientos son costosos y un lujo para muchas personas en estos momentos de crisis. En el albergue, los gatos que sufren inmunodeficiencia y leucemia felina - dos enfermedades muy comunes entre los gatos- están separados del resto para evitar el contagio. Si se les medica, pueden llevar una vida normal como cualquier animal sano, pero el coste del tratamiento es un factor que disuade a las potenciales familias adoptivas.
Sacrificios cero
Asoka se distingue de otras asociaciones protectoras de animales por varios aspectos. El principal, es evitar a toda costa sacrificar al animal. El albergue es un lugar de acogida destinado a cuidar de ellos hasta su adopción. Se les trata igual que a las personas. Por enfermo o deteriorado que llegue un animal, se le pone en tratamiento, se le interviene quirúrgicamente y se hace, en definitiva, todo lo necesario para intentar que vuelva a estar sano. Aunque le falte algún miembro, o haya contraído enfermedades crónicas como la leismaniosis canina o la leucemia felina. Tan solo en casos muy extremos que impliquen un sufrimiento irreversible para el animal se decide practicar la eutanasia. «Muchos acuden a nosotros porque saben que no somos una perrera. A diferencia de otros lugares, esto no es un matadero donde los animales están encerrados hasta que les llega la muerte», asegura Elisa Díaz.
Un total de quince clínicas veterinarias de Alicante contribuyen a la labor de protección animal que desarrolla Asoka con una tarifa especial muy por debajo de lo estipulado. Junto a su filosofía de 'sacrificios cero' Asoka defiende la esterilización de los animales. «Es lo mejor para ellos. Estamos hartos de recoger bolsas de basura llenas de cachorros recién nacidos que son abandonados», afirma Elisa Díaz. El tercer pilar que sostiene y diferencia a esta organización de otras es que todos sus integrantes son voluntarios.
El albergue está ubicado en la partida de Fontcalent. Se accede a él por un camino pedregoso y polvoriento. Al acercarte, los ladridos de los perros suenan como un eco lejano. Casi en medio de la nada, hay una antigua finca levantada sobre un secarral que fue cedida a Asoka por su propietario hace ahora cuatro años. Todos los inquilinos son supervivientes y, según les dicen a diario sus cuidadores, están de paso. Una casa y una familia les espera en algún lugar. Cuando se vayan, el sufrimiento que les ocasionó su abandono ya sólo será un mal sueño.
http://www.laverdad.es/las_provincias_2009/noticias/201207/28/Media/perros.jpg
La crisis económica es poliédrica. La falta de ingresos está llevando a muchas familias a renunciar a cosas hasta ahora inimaginables. Por ejemplo, a sus animales de compañía. La Asociación para la defensa y protección de los animales, Asoka, ha detectado en los últimos meses un aumento considerable en el número de abandonos de perros y gatos relacionados directamente con las dificultades que atraviesan sus dueños. El desempleo, los desahucios de viviendas y los traslados a otras ciudades en busca de trabajo, son los principales motivos que obligan a muchas personas a renunciar a sus mascotas. «Es un tipo de abandono diferente que viene a sumarse al que se produce habitualmente en verano. No los dejan porque se han cansado de ellos, sino porque ya no pueden hacerse cargo de los gastos que conlleva su cuidado. Son familias que vienen llorando al albergue a pedirnos que cuidemos nosotros de su animal de compañía porque ellos ya no pueden hacerlo», relata Elisa Díaz, voluntaria de Asoka.
Esta nueva modalidad de abandono empezó a darse hace aproximadamente dos años, aunque de una manera esporádica. Sin embargo, lo que inicialmente era considerado como algo puntual, en los últimos meses se ha convertido en una práctica habitual, según afirman desde Asoka. «Calculamos que de los cerca de 200 animales que tenemos en el albergue entre perros y gatos, en torno a un 10% procede de familias que han tenido que renunciar a ellos por problemas económicos. Y no son más porque no podemos cogerlos a todos», relata Díaz.
La asociación Asoka intenta ayudar a estas familias en el cuidado y manutención de sus perros o gatos para que no tengan que llegar al extremo de abandonarlos. Pero no siempre es posible evitarlo. Uno de los últimos casos que llegó al albergue es el de un hombre que había sido desahuciado de la finca en la que vivía. Tenía seis perros pastores alemanes y acudió a Asoka desesperado. No sabía qué hacer con ellos.
La tasa de adopción de los animales abandonados que acoge el albergue de Asoka es prácticamente del cien por cien. Tan elevado porcentaje se debe principalmente a la adopción internacional. Colaboran con varias asociaciones de acogida de animales abandonados y maltratados radicadas en diferentes países de Europa, y a través de esta red, el 80% de los animales que están acogidos en el albergue encuentra un hogar. Alemania y Finlandia son los países que mayor número de mascotas españolas adoptan, seguidos de Suiza y Suecia. «Cuanto peor está el animal, más salida tiene. En estos países respetan mucho a los animales. Tienen una mentalidad muy distinta a la nuestra. La verdad es que en este aspecto los españoles somos muy retrógrados», afirma Elisa Díaz.
Llama la atención la presencia de varios galgos en el albergue. Todos ellos fueron utilizados por cazadores para sus batidas, pero después de unos años ya no sirven para este cometido. Muchos son abandonados o sacrificados cruelmente por sus antiguos dueños. «El galgo es una animal muy castigado. Para muchos cazadores son sólo herramientas de trabajo, y cuando ya no tienen utilidad los ahorcan o los abandonan a su suerte. Hacen con ellos barbaridades», explica Díaz. Asoka ha logrado reducir esta práctica a través de convenios con distintos criadores de galgos con los que acuerdan hacerse cargo del animal cuando ya no pueden dedicarse a la caza. Normalmente encuentran acogida con rapidez en hogares extranjeros porque, según Díaz, «en otros países es un privilegio tener un ejemplar de galgo español».
A diferencia de lo que ocurre con los perros, en estos momentos están teniendo muchos problemas para encontrar casa a los gatos abandonados. Es atípico que se produzca un estancamiento en el número de adopciones de felinos. Pero la crisis económica, según Elisa Díaz, les ha afectado en un doble sentido. Por una parte, ha sacado a muchos de ellos de sus cómodas vidas de gatos caseros, y por otra, está haciendo que su realojo sea más difícil. «Los que vienen de vivir en una casa son animales muy delicados. Llegar al albergue les estresa, cogen depresión, se debilitan y acaban muriendo. Hay que estar muy encima de ellos para que esto no pase», cuenta Elisa Díaz. Muchos de ellos ya llegan enfermos al albergue. Los tratamientos son costosos y un lujo para muchas personas en estos momentos de crisis. En el albergue, los gatos que sufren inmunodeficiencia y leucemia felina - dos enfermedades muy comunes entre los gatos- están separados del resto para evitar el contagio. Si se les medica, pueden llevar una vida normal como cualquier animal sano, pero el coste del tratamiento es un factor que disuade a las potenciales familias adoptivas.
Sacrificios cero
Asoka se distingue de otras asociaciones protectoras de animales por varios aspectos. El principal, es evitar a toda costa sacrificar al animal. El albergue es un lugar de acogida destinado a cuidar de ellos hasta su adopción. Se les trata igual que a las personas. Por enfermo o deteriorado que llegue un animal, se le pone en tratamiento, se le interviene quirúrgicamente y se hace, en definitiva, todo lo necesario para intentar que vuelva a estar sano. Aunque le falte algún miembro, o haya contraído enfermedades crónicas como la leismaniosis canina o la leucemia felina. Tan solo en casos muy extremos que impliquen un sufrimiento irreversible para el animal se decide practicar la eutanasia. «Muchos acuden a nosotros porque saben que no somos una perrera. A diferencia de otros lugares, esto no es un matadero donde los animales están encerrados hasta que les llega la muerte», asegura Elisa Díaz.
Un total de quince clínicas veterinarias de Alicante contribuyen a la labor de protección animal que desarrolla Asoka con una tarifa especial muy por debajo de lo estipulado. Junto a su filosofía de 'sacrificios cero' Asoka defiende la esterilización de los animales. «Es lo mejor para ellos. Estamos hartos de recoger bolsas de basura llenas de cachorros recién nacidos que son abandonados», afirma Elisa Díaz. El tercer pilar que sostiene y diferencia a esta organización de otras es que todos sus integrantes son voluntarios.
El albergue está ubicado en la partida de Fontcalent. Se accede a él por un camino pedregoso y polvoriento. Al acercarte, los ladridos de los perros suenan como un eco lejano. Casi en medio de la nada, hay una antigua finca levantada sobre un secarral que fue cedida a Asoka por su propietario hace ahora cuatro años. Todos los inquilinos son supervivientes y, según les dicen a diario sus cuidadores, están de paso. Una casa y una familia les espera en algún lugar. Cuando se vayan, el sufrimiento que les ocasionó su abandono ya sólo será un mal sueño.