Cotorra
09-jun-2012, 14:56
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Carmen Cintrón, presidenta de la entidad, alimenta un cachorrito que fue dejado en los portones del Santuario Canita de la Divina Misericordia en el pueblo de Guayama.
El Santuario Canita de la Divina Misericordia podría verse obligado a cerrar en menos de cuatro meses, dejando desamparados a más de 700 perros. La situación es tan crítica que, si no logran salir a flote, los cientos de canes que acogen deberán ser adoptados de inmediato y los que no encuentren hogares tendrían que ser sacrificados.
La junta directiva de la entidad sin fines de lucro tendría que tomar la drástica medida si no aparecen los recursos necesarios para mantener a la entidad operando.
Consecuencias devastadoras
La cruda realidad es que si este santuario cerrara sus puertas debido a la falta de comida y recursos, esos 700 perros no tendrían adónde ir. ¿Qué sucedería entonces?
“¡Eso quisiera saber yo!”, expresó angustiada Carmen Cintrón, presidenta de la entidad, durante una entrevista exclusiva para Primera Hora. “¿Adónde van a ir a parar todos estos pobres animales? ¿Quiénes los van a adoptar?”.
A pesar de la desesperación que la abruma por la situación, Cintrón sentenció que, ante la tenebrosa perspectiva de una eutanasia masiva, “los perros que mueran van a morir en mis brazos. Ya empezamos a sacrificar a los más viejitos y a los más enfermos, a los que tenían cáncer. Todos han muerto en mis brazos, yo hablándoles y acariciándolos”.
Para los temidos sacrificios, el Santuario Canita contaría, como lo ha hecho hasta ahora, con la colaboración de los veterinarios Héctor Martínez, Francisco Negrón y Fernando Calimano, quienes por años han atendido a sus numerosos animalitos.
“Siempre hemos vivido día a día porque no contamos con ayuda recurrente. Si esto sigue así, en tres o cuatro meses no sabemos lo que va a pasar”, señaló con pesar Maribel Ortiz, vicepresidenta del refugio.
El Santuario Canita existe desde el 2004 y subsiste gracias a donativos de la ciudadanía y a la colaboración de voluntarios. Sin embargo, debido a que la ayuda no es fija, y a causa del constante abandono de animales en sus predios, el número de animales se ha vuelto insostenible.
La situación precisamente se vio dramatizada ayer por la mañana, cuando encontraron un cachorrito recién nacido abandonado en una caja frente al Santuario. Por supuesto, Cintrón tomó al animalito y lo alimentó con una jeringuilla, aunque su futuro, como el de los otros canes, es incierto.
La mujer tuvo la visión de crear un espacio para acoger a mascotas desamparadas y abandonadas por sus propios guardianes. Con sumo esfuerzo, y a costa de vender sus aros de matrimonio –entre otros objetos personales– adquirió una finca de 33 cuerdas donde instaló su santuario. Pero la rescatista nunca sospechó que su mayor problema sería que, al amparo de la noche vendrían personas de todas partes de la Isla a dejarle animales en cajas o amarrados a la verja del local.
“Tenemos un portón de seis pies de alto, y por encima de la verja nos tiran perros. Hace poco nos tiraron un perro grande, que lo tienen que haber levantado entre varios hombres. Nos dejan perras preñadas o paridas con todos su cachorros, como una que nos dejaron en una jaula de gallina enorme con 11 perritos. Es como si yo me hubiera parado a gritar: ‘¡Tráiganme a todos los perros de Puerto Rico!’. Pero ya no puedo más. Toda la pensión mía y la de mi esposo se van en comprar comida y medicinas, y en pagarle a los voluntarios que nos ayudan. No les pagamos mucho, pero hay que darles algo”.
“Nos tratan como un vertedero de animales”
Por costumbre, los santuarios de mascotas no divulgan su dirección física para evitar el abandono de animales en sus instalaciones. Pero en el Santuario Canita no lo han podido evitar porque no cuenta con los medios para sufragar la vigilancia necesaria.
Las personas que quieren deshacerse de sus mascotas impunemente “se han aprendido la dirección de cuando hemos hecho eventos de recaudación de fondos, y vienen a tirarlos aquí”, se lamentó Cintrón.
Por si fuera poco, la institución también ha sido víctima de engaños que han mermado sus arcas. Uno de éstos fue la promesa del dueño de un negocio de sistemas de vigilancia que se ofreció a donarles la cablería y el equipo para un sistema de circuito cerrado.
“Gastamos cuatro mil dólares que no teníamos”, afirmó Ortiz, “preparando el terreno y hasta haciendo una caseta para los televisores que, supuestamente, aunque fuera de noche, harían que aquello se viera como de día. Pero el hombre nunca nos llevó ni un cable. Y eso, que su esposa y su hija eran voluntarias aquí”.
Múltiples solicitudes de ayuda
Si el Santuario Canita se encuentra en este terrible predicamento, no ha sido por descuido. Su intención siempre fue mantener sus rescates dentro de números razonables, pero los abandonos no pararon.
Más aún, buscaron la ayuda de diversas figuras públicas. Ortiz mencionó que “se les escribieron cartas, propuestas y demás al candidato a la Gobernación por el Partido Popular Democrático, Alejandro García Padilla, así como al gobernador Luis Fortuño”.
El resultado de dichas misivas, según Glorianne de León, voluntaria de la entidad, fue que “García Padilla envió a un representante, quien llevó donativos y comida, y le prometió a doña Carmen que le llevarían más ayuda, pero no se concretó nada”. Por su parte, el Gobernador “envió un donativo de 20 sacos de comida para perros de 50 libras cada uno y mandó a pavimentar el camino que conduce de la carretera principal al Santuario. Además, verbalmente prometió darle seguimiento a este apoyo inicial, pero todo quedó inconcluso”, acotó De León.
“Hasta lo último”
No obstante, la amenaza de cierre de su santuario, tanto Ortiz como Cintrón piensan seguir luchando hasta lo último por sus Canitos. “Yo fui militar como doña Carmen”, afirmó Ortiz. “Nosotras somos guerreras, y yo la voy a ayudar hasta el final. Hasta hoy, los Canitos nunca se han acostado sin comer. Ha sido bien difícil, pero no los voy a abandonar”.
http://www.primerahora.com/albordedelcolapsoelsantuarioparaperros-657948.html
Carmen Cintrón, presidenta de la entidad, alimenta un cachorrito que fue dejado en los portones del Santuario Canita de la Divina Misericordia en el pueblo de Guayama.
El Santuario Canita de la Divina Misericordia podría verse obligado a cerrar en menos de cuatro meses, dejando desamparados a más de 700 perros. La situación es tan crítica que, si no logran salir a flote, los cientos de canes que acogen deberán ser adoptados de inmediato y los que no encuentren hogares tendrían que ser sacrificados.
La junta directiva de la entidad sin fines de lucro tendría que tomar la drástica medida si no aparecen los recursos necesarios para mantener a la entidad operando.
Consecuencias devastadoras
La cruda realidad es que si este santuario cerrara sus puertas debido a la falta de comida y recursos, esos 700 perros no tendrían adónde ir. ¿Qué sucedería entonces?
“¡Eso quisiera saber yo!”, expresó angustiada Carmen Cintrón, presidenta de la entidad, durante una entrevista exclusiva para Primera Hora. “¿Adónde van a ir a parar todos estos pobres animales? ¿Quiénes los van a adoptar?”.
A pesar de la desesperación que la abruma por la situación, Cintrón sentenció que, ante la tenebrosa perspectiva de una eutanasia masiva, “los perros que mueran van a morir en mis brazos. Ya empezamos a sacrificar a los más viejitos y a los más enfermos, a los que tenían cáncer. Todos han muerto en mis brazos, yo hablándoles y acariciándolos”.
Para los temidos sacrificios, el Santuario Canita contaría, como lo ha hecho hasta ahora, con la colaboración de los veterinarios Héctor Martínez, Francisco Negrón y Fernando Calimano, quienes por años han atendido a sus numerosos animalitos.
“Siempre hemos vivido día a día porque no contamos con ayuda recurrente. Si esto sigue así, en tres o cuatro meses no sabemos lo que va a pasar”, señaló con pesar Maribel Ortiz, vicepresidenta del refugio.
El Santuario Canita existe desde el 2004 y subsiste gracias a donativos de la ciudadanía y a la colaboración de voluntarios. Sin embargo, debido a que la ayuda no es fija, y a causa del constante abandono de animales en sus predios, el número de animales se ha vuelto insostenible.
La situación precisamente se vio dramatizada ayer por la mañana, cuando encontraron un cachorrito recién nacido abandonado en una caja frente al Santuario. Por supuesto, Cintrón tomó al animalito y lo alimentó con una jeringuilla, aunque su futuro, como el de los otros canes, es incierto.
La mujer tuvo la visión de crear un espacio para acoger a mascotas desamparadas y abandonadas por sus propios guardianes. Con sumo esfuerzo, y a costa de vender sus aros de matrimonio –entre otros objetos personales– adquirió una finca de 33 cuerdas donde instaló su santuario. Pero la rescatista nunca sospechó que su mayor problema sería que, al amparo de la noche vendrían personas de todas partes de la Isla a dejarle animales en cajas o amarrados a la verja del local.
“Tenemos un portón de seis pies de alto, y por encima de la verja nos tiran perros. Hace poco nos tiraron un perro grande, que lo tienen que haber levantado entre varios hombres. Nos dejan perras preñadas o paridas con todos su cachorros, como una que nos dejaron en una jaula de gallina enorme con 11 perritos. Es como si yo me hubiera parado a gritar: ‘¡Tráiganme a todos los perros de Puerto Rico!’. Pero ya no puedo más. Toda la pensión mía y la de mi esposo se van en comprar comida y medicinas, y en pagarle a los voluntarios que nos ayudan. No les pagamos mucho, pero hay que darles algo”.
“Nos tratan como un vertedero de animales”
Por costumbre, los santuarios de mascotas no divulgan su dirección física para evitar el abandono de animales en sus instalaciones. Pero en el Santuario Canita no lo han podido evitar porque no cuenta con los medios para sufragar la vigilancia necesaria.
Las personas que quieren deshacerse de sus mascotas impunemente “se han aprendido la dirección de cuando hemos hecho eventos de recaudación de fondos, y vienen a tirarlos aquí”, se lamentó Cintrón.
Por si fuera poco, la institución también ha sido víctima de engaños que han mermado sus arcas. Uno de éstos fue la promesa del dueño de un negocio de sistemas de vigilancia que se ofreció a donarles la cablería y el equipo para un sistema de circuito cerrado.
“Gastamos cuatro mil dólares que no teníamos”, afirmó Ortiz, “preparando el terreno y hasta haciendo una caseta para los televisores que, supuestamente, aunque fuera de noche, harían que aquello se viera como de día. Pero el hombre nunca nos llevó ni un cable. Y eso, que su esposa y su hija eran voluntarias aquí”.
Múltiples solicitudes de ayuda
Si el Santuario Canita se encuentra en este terrible predicamento, no ha sido por descuido. Su intención siempre fue mantener sus rescates dentro de números razonables, pero los abandonos no pararon.
Más aún, buscaron la ayuda de diversas figuras públicas. Ortiz mencionó que “se les escribieron cartas, propuestas y demás al candidato a la Gobernación por el Partido Popular Democrático, Alejandro García Padilla, así como al gobernador Luis Fortuño”.
El resultado de dichas misivas, según Glorianne de León, voluntaria de la entidad, fue que “García Padilla envió a un representante, quien llevó donativos y comida, y le prometió a doña Carmen que le llevarían más ayuda, pero no se concretó nada”. Por su parte, el Gobernador “envió un donativo de 20 sacos de comida para perros de 50 libras cada uno y mandó a pavimentar el camino que conduce de la carretera principal al Santuario. Además, verbalmente prometió darle seguimiento a este apoyo inicial, pero todo quedó inconcluso”, acotó De León.
“Hasta lo último”
No obstante, la amenaza de cierre de su santuario, tanto Ortiz como Cintrón piensan seguir luchando hasta lo último por sus Canitos. “Yo fui militar como doña Carmen”, afirmó Ortiz. “Nosotras somos guerreras, y yo la voy a ayudar hasta el final. Hasta hoy, los Canitos nunca se han acostado sin comer. Ha sido bien difícil, pero no los voy a abandonar”.
http://www.primerahora.com/albordedelcolapsoelsantuarioparaperros-657948.html