troman
05-may-2006, 13:34
Lo siguiente ha sido publicado hoy en el Periódico de Cataluña:
DERECHOS DE ALGUNOS ANIMALES
(Josep M.A Espinás)
El Grupo Socialista ha presentado en el Congreso un proyecto no de ley para otorgar protección “legal y moral” a los grandes simios, chimpancés, gorilas, bonobos y orangutanes.
Que nadie lo dude: soy partidario de esta protección. Y como ha escrito en este periódico el catedrático Sánchez Ron, es lógico que “seamos compasivos con animales con los que estamos tan próximamente emparentados”.
Si protegemos a las gamuzas y las ardillas, ¿por qué no deberíamos proteger a los simios, con los que compartimos un porcentaje muy alto del genoma? De acuerdo, pero debo repetir lo que ya dije hace años en un libro, “El ecologismo es egoísmo”. Era un intento de poner un poco de racionalidad junto a las apostólicas y orgullosas pancartas Salvemos la Vida y Salvemos el Planeta. Tengo que admitir que no tuve éxito. Pero las nuevas iniciativas siguen dándome la razón: el ecologismo es un egoísmo de la especie humana.
Sánchez Ron recuerda lo que dice el artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos del Animal:
“A) Todo animal tiene derecho al respeto. B) El hombre, como especie animal que es, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o explotarlos violando este derecho...”
La declaración dice “todo anima”l, pero la especie humana no hace caso. Elige la protección de algunos por razones estéticas o porque le son útiles. Tiene buena consciencia cuando quiere salvar especies en peligro que le son inofensivas, pero no tiene mala conciencia cuando se decide a exterminar mosquitos y a explotar gallinas. Fabricamos productos para alimentar a gatos y perros domésticos, pero también otros para exterminar cucarachas. La Declaración de los Derechos Universales del Animal me parece una broma. ¿Todo animal tiene derecho al respeto?
Perdonen: como los gusanos, nos alimentamos de manzanas. Es lógico que matemos a nuestros competidores, es la lucha egoísta de las especies. Por ello resulta natural que queramos proteger a los simios: se nos parecen mucho. ¿No vamos a proteger a las pulgas, verdad?
Troman:)
DERECHOS DE ALGUNOS ANIMALES
(Josep M.A Espinás)
El Grupo Socialista ha presentado en el Congreso un proyecto no de ley para otorgar protección “legal y moral” a los grandes simios, chimpancés, gorilas, bonobos y orangutanes.
Que nadie lo dude: soy partidario de esta protección. Y como ha escrito en este periódico el catedrático Sánchez Ron, es lógico que “seamos compasivos con animales con los que estamos tan próximamente emparentados”.
Si protegemos a las gamuzas y las ardillas, ¿por qué no deberíamos proteger a los simios, con los que compartimos un porcentaje muy alto del genoma? De acuerdo, pero debo repetir lo que ya dije hace años en un libro, “El ecologismo es egoísmo”. Era un intento de poner un poco de racionalidad junto a las apostólicas y orgullosas pancartas Salvemos la Vida y Salvemos el Planeta. Tengo que admitir que no tuve éxito. Pero las nuevas iniciativas siguen dándome la razón: el ecologismo es un egoísmo de la especie humana.
Sánchez Ron recuerda lo que dice el artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos del Animal:
“A) Todo animal tiene derecho al respeto. B) El hombre, como especie animal que es, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o explotarlos violando este derecho...”
La declaración dice “todo anima”l, pero la especie humana no hace caso. Elige la protección de algunos por razones estéticas o porque le son útiles. Tiene buena consciencia cuando quiere salvar especies en peligro que le son inofensivas, pero no tiene mala conciencia cuando se decide a exterminar mosquitos y a explotar gallinas. Fabricamos productos para alimentar a gatos y perros domésticos, pero también otros para exterminar cucarachas. La Declaración de los Derechos Universales del Animal me parece una broma. ¿Todo animal tiene derecho al respeto?
Perdonen: como los gusanos, nos alimentamos de manzanas. Es lógico que matemos a nuestros competidores, es la lucha egoísta de las especies. Por ello resulta natural que queramos proteger a los simios: se nos parecen mucho. ¿No vamos a proteger a las pulgas, verdad?
Troman:)