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Ver la versión completa : La nueva vida de Facha, lejos de la calle



Cotorra
29-abr-2012, 15:54
Hace un año y medio un petardo arrojado por adolescentes le destrozó la boca y casi lo mata. Fue adoptado por Romina (31) y Juan (29), que lo cuidan “como si fuera un hijo”. En la casa tiene dormitorio propio y hasta una “hermanita”.

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Le costó, pero Facha terminó aceptando a Arien (izquierda) como nueva integrante de la familia.

Aunque no habla, en sus ojos hay claras muestras de agradecimiento. Facha, el perro que conmovió a todos hace un año y seis meses cuando le explotó un petardo en la boca, hoy celebra el Día del Animal con la tranquilidad y el cariño que le prodigan quienes lo recibieron sin dudarlo tras el grave accidente, Romina Bondi (31) y Juan Díaz (29).

Aquella mañana de noviembre de 2010, Facha hacía su habitual recorrido por la plaza Independencia intentando encontrar algún hueso, alguna sobra, algún trozo de pan perdido para calmar su hambre. Jamás en su cabeza de perro imaginó que le esperaba un duro golpe que le cambiaría rotundamente la vida.

Es que en la plaza un grupo de adolescentes festejaba el fin de curso del año escolar con algo de inocencia y mucho de inconsciencia. Así fue que arrojaron petardos cerca de Facha, quien, suponiendo que era un juego no dudó en "atacar" ese objeto extraño, que le explotó en la boca y casi lo mata.

Hoy, el perro que ya acusa 8 años de edad, lleva una vida lejos de los peligros de la calle, como pudo comprobar Los Andes. Romina y Juan lo cuidan "como si fuera un hijo" desde el día en que lo fueron a buscar a una veterinaria y lo adoptaron cuando aún no se recuperaba de sus heridas en el hocico.

"Recuerdo que trabajaba en la guardia de Defensa Civil y escuché el caso. En ese momento teníamos otro perrito muy enfermo. Luego murió y empezamos a buscar otro. Ahí recordamos a Facha y lo fuimos a buscar", cuenta Juan sentado en la cocina de su casa mientras su perro juega con Arien, una perrita que la pareja encontró en la puerta de su casa, llena pulgas y garrapatas. Por supuesto, también la adoptaron.

Las palabras de la pareja revelan sus sentimientos. "En un momento pusimos a la cachorrita -que era muy chiquita- en adopción pero nos encariñamos muy rápido", relatan. Claro, es que Facha sentía "celos" por la nueva integrante de la familia. De hecho, tuvo que empezar a compartir la cama de su dormitorio con ella. "Al principio no la quería, le daba vuelta la cara, ahora juegan entre los dos. Y cuando no está con ella se nota que la extraña", confía Romina.

Una celebridad

Cuando Facha llegó a su actual domicilio, en San José, estaba esmirriado, flaco y tenía alambres en sus mandíbulas por las curaciones a las que se lo sometió. Y debía comer todo molido, nada duro: "Los huesos no le pasaban cerca ni por casualidad", cuenta con frescura Juan.

Poco a poco se fue recuperando. Su pelaje ahora es abundante, de un color negro azabache. Sus ojos, esos que constantemente se dirigen a sus dueños, están llenos de vida. La dentadura le mejoró notablemente. La vida de vagabundo quedó atrás. Él lo siente.

"La única secuela que le quedó es que no puede cerrar bien la boca y le queda la lengua afuera", dice con una sonrisa Romina mientras describe que ahora Facha lleva una vida normal que sólo se ve interrumpida por los vecinos del barrio (como la nena de enfrente, que "está enamorada del perro") y por visitantes anónimos.

"Mucha gente que no conocemos ha venido a visitarlo para ver como está ahora. A veces hasta he tenido que llevarlo yo. Por ejemplo, una vez fuimos al estudio de una abogada que quería conocerlo. Pobre, le dejó todo desordenado", recuerda Romina.

A Facha, que también tiene un perfil en Facebook, hasta lo han invitado a un evento en Junín donde, de asistir, seguramente será la estrella del encuentro.

Malos recuerdos

Para Navidad y Año Nuevo -y para otras fiestas con petardos incluidos- Facha la pasa bastante mal. Sufre quizás recordando ese pasado doloroso, que si bien fue pisado, aún persiste en sus cicatrices. La solución para evitarle un mal rato es música alta y un ambiente tranquilo.

Las sociedades protectoras de animales siempre resaltan lo dañino que resulta la pirotecnia para las mascotas. El caso de Facha, evidentemente, refuerza sus argumentos. "Nos encerramos y charlamos entre nosotros, porque se pone muy mal. Se le acelera mucho el corazón", indica Romina.

Por eso, con indignación la pareja reflexiona: "Hay mucha gente que maltrata a los animales. No te entra en la cabeza que el humano pueda hacer esas cosas, que sea capaz de tanta maldad".

http://www.losandes.com.ar/notas/2012/4/29/nueva-vida-facha-lejos-calle-639255.asp

Walkiria
29-abr-2012, 16:22
Jo, vaya nombre le han puesto al pobre...