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Cotorra
31-mar-2012, 23:33
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El candidato republicano condujo en 1983 durante 12 horas con su mascota dentro de una caseta que llevaba atada en el portaequipajes

Un demócrata recauda dinero contra él entre los amantes de los animales

A Mitt Romney le persigue la historia de su perro Seamus: un setter irlandés al que obligó a viajar durante 12 horas dentro de una caseta y atado a la baca de su ranchera. La anécdota data de 1983. Pero la ciudadanía sólo la conoció cuando el 'Boston Globe' la desveló en junio de 2007 y ha resurgido a rebufo de la carrera de Romney hacia la Casa Blanca.

El entorno del ex gobernador de Massachusetts ha intentado quitarle hierro al asunto diciendo que se trata de una historia irrelevante. Pero los adversarios de Romney han ayudado a difundirla y la han presentado como la prueba del nueve de su mezquindad. Ahora el activista demócrata Bob McDevitt quiere aprovechar la indignación de los amantes de los animales para recaudar dinero contra el ex gobernador de Massachusetts, que se perfila como el rival de Obama en las elecciones de noviembre.

McDevitt ha creado Amantes de los Animales Contra Romney: un grupo cuyo único objetivo es difundir los detalles del viaje de Seamus durante la campaña. En tan sólo unas horas ha creado una web (http://mittismean.org/) con el lema 'Mitt is mean' (Mitt es malo) y ha recaudado casi un millón de dólares entre cientos de donantes. «Romney es un mal tipo», proclama la página del grupo, que acto seguido se pregunta: «Si trata así a su propia mascota, imagine cómo le tratará a usted».

Los detalles de la historia son irrefutables. La familia se disponía a hacer el trayecto que separaba Boston de Beach O'Pines: la localidad canadiense donde se encontraba su chalé vacacional. Dentro de la ranchera no quedaba sitio para Seamus y Romney ideó una solución: atar la caseta al portaequipajes del vehículo y llevar dentro al animal.

Al principio todo fue bien. Pero a medio camino uno de los hijos de Romney advirtió a su padre que un fluido marrón se deslizaba por el parabrisas trasero del coche. Era el excremento líquido de Seamus o quizá su modo de protestar contra los vaivenes del viaje. El entorno de Romney ha explicado que se apeó del coche en una gasolinera, rocío el perro y la carrocería con una manguera y siguió la ruta con Seamus en la caseta como si tal cosa.

Pero el relato de los hechos no ha ayudado a hacer que se esfume la controversia, atizada por las protestas de grupos ecologistas como PETA y por la machaconería de la columnista Gail Collins, que ha mencionado el incidente en unas 50 ocasiones en las páginas del 'New York Times'.

Hasta tres científicos dijeron que el cánido había sufrido una presión extraordinaria en su cerebro por las condiciones del viaje y la ecologista Ingrid Newkirk remachó: «Todo el mundo sabe que cualquier perro en condiciones extremas de estrés puede perder el control de sus intestinos».

El entorno de Romney dijo primero que el perro estaba encantado de viajar en el portaequipajes y el candidato dijo después que la caseta estaba sellada herméticamente despertando dudas sobre su sinceridad. La esposa del candidato acusó a la prensa de exagerar el episodio y comparó el viaje de Seamus con el de una persona en una moto o en la caja de una camioneta. Romney dijo que al perro le encantaba ir en la caseta: «Subía muy a menudo y se lo pasaba muy bien. En casa pasaba horas enteras también en la caseta. Nosotros le adorábamos».

Muchos especularon con una posible huida de Seamus. Pero una de las hermanas de Romney desmintió los rumores presentando una imagen del perro como la prueba de que se había ido a vivir con ella en California. «Era un perro muy popular», dijo entonces Jane Romney, «le acogimos aquí porque teníamos más espacio y podía campar a sus anchas. En Massachusetts tenía muchos amigos y a mi hermano le preocupaba que le atropellaran mientras cruzaba la calle».

Jane no cree que Seamus estuviera a disgusto en aquel viaje a Canadá: «Era como Houdini. Siempre capaz de salir de cualquier lugar en el que le metías». La historia de Seamus ha sido un asunto recurrente en las primarias republicanas, que este martes recalan en Wisconsin, Maryland y Washington DC. El 'New Yorker' le dedicó su portada imaginando al aspirante conservador Rick Santorum dentro de la caseta. Un cómico le dedicó una canción y otro imaginó una entrevista con Seamus en la residencia donde falleció la mona Chita.

Nadie se atreve a decir si el episodio será un lastre para Romney en los comicios del otoño. Por lo pronto, el presidente Obama ya ha empezado a utilizarlo. Su asesor David Axelrod colgó en febrero en su cuenta de Twitter una foto del presidente con su perro Bo en su coche oficial y la leyenda: «Así transportan a sus perros los amos que les quieren».

Los sondeos no pueden ser peores para Romney. Según una encuesta de la firma PPP, un tercio de los encuestados decía que el episodio hacía menos probable que votaran por Romney y un 66% de los votantes independientes consideraban «inhumano» el trato que el candidato había dispensado a su perro. El porcentaje era aún mayor entre los demócratas (74%) y apenas descendía entre los republicanos (63%).

http://www.elmundo.es/america/2012/03/31/estados_unidos/1333160803.html