Mowgli
15-nov-2007, 21:28
Curioseando por la red encontré este pequeño artículo:
CRÍTICA A LOS VEGETARIANOS.
22/05/07| Por:JulianadeLaurel
Fui ovo-lacto vegetariana (no comía ningún tipo de carne, pero sí huevos y derivados de la leche) durante tres años.
Renuncié a ser tan estricta con el consumo de la carne porque me di cuenta de que la comida es un ritual y yo me estaba perdiendo de él. Un vegetariano ignora el pavo de navidad, el tamal de año nuevo, la hamburguesa de una cita económica de amor o, si es más inflexible, la torta del cumpleaños porque tiene huevo y leche. Claro, cada día hay más alternativas para reemplazar esas comidas, por ejemplo, el pavo en versión vegetariana. Sin embargo, los comensales que disfrutan del animalito no van a cambiarlo por gluten en una fecha especial.
Peor aún que no compartir el ritual de comer es criticar lo que el otro come. Ahora me doy cuenta lo molesto que era hablar de las nauseabundas condiciones en las que viven los cerdos, del sufrimiento de los animales y de la cantidad de sustancias nocivas para la salud que tenía un pedazo de carne o pollo. Obviamente, terminaba arruinándoles la cena. Tal vez uno como vegetariano quiere concienciar a la gente de que la mejor alternativa es la que uno está siguiendo, pero la mesa no es el lugar indicado para hacerlo y tampoco se puede obligar al otro a cambiar. Ese es el siguiente punto: la falta de tolerancia.
Siendo vegetariana me quejaba de las cosas que me decían por la manera de alimentarme: “a ti no hay que llevarte a un restaurante, con una loma llena de pasto ya quedas llena”, “mira esta carne, es una delicia… de lo que te estás perdiendo”, “¿usted qué come? ¿Solo zanahoria?”, “eso no le alimenta”. Algunas frases eran realmente molestas, por lo que criticaba la intolerancia de los demás frente a mi elección. Sin embargo, yo misma era intransigente: a veces me creía con el derecho de mirar con asco y sin disimulo un plato carnívoro o decirle al otro qué comer y qué no. De todas maneras, los comentarios me hacían sentir más reconocida que ofendida.
Citando a María Zambrano, filósofa y ensayista española, ahora estoy segura de que “todo extremismo destruye lo que afirma”. Por ejemplo, para mí el vegetarianismo era una manera de ser más sana. Aun así, a veces me privaba de comer porque no había ninguna opción vegetariana (por ejemplo en un asadero) y eso no era para nada saludable, ni siquiera consumiendo la papa y el guacamole. Ser demasiado exigente con la comida destruía mi principio de bienestar.
Hay personas que viven años comiendo saludablemente porque, además de la salud, han creado una conciencia hacia el medio ambiente y la vida de todos los seres vivos. No obstante, hay vegetarianos que no son tan pacíficos como Gandhi o el Dalai Lama. Algunos son sicorígidos y excluyentes, como Hitler, o siguen una moda pasajera que consiste en una dieta para adelgazar, por el bajo consumo de grasa, o en una manera para conseguir reconocimiento. Hay que decirlo, un vegetariano nos parece fuera de lo común y con una conciencia importante por el planeta, eso genera admiración, pero no es lo único que debe motivarlo.
Incluso, muchas personas dicen ser vegetarianas aunque coman pescado, pero si bien es más saludable que la res o el pollo, sigue siendo un animal que sufre cuando lo matan y que, muchas veces, es conservado con varios químicos. Además, según la Real Academia de la Lengua Española el vegetarianismo es un régimen alimenticio basado principalmente en el consumo de productos vegetales, pero que admite el uso de productos del animal vivo, como los huevos, la leche, etc. Lastimosamente, la comida de mar no está en la lista de ‘admitidos’.
Para mí, ser vegetariano es algo que va más allá: no solo se opone al consumo de carne, sino al tabaquismo, consumismo, comida rápida, tauromaquia, experimentación con animales, productos con demasiados químicos y drogas. También es buscar más espiritualidad, actividad física, equilibrio ambiental y armonía con la naturaleza. ¿Realmente cuántas personas se le miden a esto?
Juliana de Laurel
lajuli_mt@yahoo.com
**Nota: Esto es algo que observé en algunos vegetarianos que conozco y en mi propio comportamiento. Ello no quiere decir que todos sean así, es más conozco muchos otros que son espirituales, tolerantes, amables, sencillos y, lo más importante, sin extremismos.
**vea además una defensa ante los perjuicios sobre el vegetarianismo http://www.lasillaelectrica.com/articulos_vegetales.htm y 10 argumentos en contra del vegetarianismo radical http://www.udep.edu.pe/publicaciones/desdelcampus/art1807.html
Y me pregunto? Realmente somos nosotros tan intolerantes como esa gente a la que criticamos? Yo a veces, sí me siento intolerante.Me diréis, somos vegetarianos o veganos por una causa moral, la tortura y el asesinato de millones de inocentes no tiene justificación ni es tolerable de ningún modo! Eso mismo pienso yo, pero también me planteo que al fin y al cabo muchos de nosotros hace poco estabamos "en el otro bando".
CRÍTICA A LOS VEGETARIANOS.
22/05/07| Por:JulianadeLaurel
Fui ovo-lacto vegetariana (no comía ningún tipo de carne, pero sí huevos y derivados de la leche) durante tres años.
Renuncié a ser tan estricta con el consumo de la carne porque me di cuenta de que la comida es un ritual y yo me estaba perdiendo de él. Un vegetariano ignora el pavo de navidad, el tamal de año nuevo, la hamburguesa de una cita económica de amor o, si es más inflexible, la torta del cumpleaños porque tiene huevo y leche. Claro, cada día hay más alternativas para reemplazar esas comidas, por ejemplo, el pavo en versión vegetariana. Sin embargo, los comensales que disfrutan del animalito no van a cambiarlo por gluten en una fecha especial.
Peor aún que no compartir el ritual de comer es criticar lo que el otro come. Ahora me doy cuenta lo molesto que era hablar de las nauseabundas condiciones en las que viven los cerdos, del sufrimiento de los animales y de la cantidad de sustancias nocivas para la salud que tenía un pedazo de carne o pollo. Obviamente, terminaba arruinándoles la cena. Tal vez uno como vegetariano quiere concienciar a la gente de que la mejor alternativa es la que uno está siguiendo, pero la mesa no es el lugar indicado para hacerlo y tampoco se puede obligar al otro a cambiar. Ese es el siguiente punto: la falta de tolerancia.
Siendo vegetariana me quejaba de las cosas que me decían por la manera de alimentarme: “a ti no hay que llevarte a un restaurante, con una loma llena de pasto ya quedas llena”, “mira esta carne, es una delicia… de lo que te estás perdiendo”, “¿usted qué come? ¿Solo zanahoria?”, “eso no le alimenta”. Algunas frases eran realmente molestas, por lo que criticaba la intolerancia de los demás frente a mi elección. Sin embargo, yo misma era intransigente: a veces me creía con el derecho de mirar con asco y sin disimulo un plato carnívoro o decirle al otro qué comer y qué no. De todas maneras, los comentarios me hacían sentir más reconocida que ofendida.
Citando a María Zambrano, filósofa y ensayista española, ahora estoy segura de que “todo extremismo destruye lo que afirma”. Por ejemplo, para mí el vegetarianismo era una manera de ser más sana. Aun así, a veces me privaba de comer porque no había ninguna opción vegetariana (por ejemplo en un asadero) y eso no era para nada saludable, ni siquiera consumiendo la papa y el guacamole. Ser demasiado exigente con la comida destruía mi principio de bienestar.
Hay personas que viven años comiendo saludablemente porque, además de la salud, han creado una conciencia hacia el medio ambiente y la vida de todos los seres vivos. No obstante, hay vegetarianos que no son tan pacíficos como Gandhi o el Dalai Lama. Algunos son sicorígidos y excluyentes, como Hitler, o siguen una moda pasajera que consiste en una dieta para adelgazar, por el bajo consumo de grasa, o en una manera para conseguir reconocimiento. Hay que decirlo, un vegetariano nos parece fuera de lo común y con una conciencia importante por el planeta, eso genera admiración, pero no es lo único que debe motivarlo.
Incluso, muchas personas dicen ser vegetarianas aunque coman pescado, pero si bien es más saludable que la res o el pollo, sigue siendo un animal que sufre cuando lo matan y que, muchas veces, es conservado con varios químicos. Además, según la Real Academia de la Lengua Española el vegetarianismo es un régimen alimenticio basado principalmente en el consumo de productos vegetales, pero que admite el uso de productos del animal vivo, como los huevos, la leche, etc. Lastimosamente, la comida de mar no está en la lista de ‘admitidos’.
Para mí, ser vegetariano es algo que va más allá: no solo se opone al consumo de carne, sino al tabaquismo, consumismo, comida rápida, tauromaquia, experimentación con animales, productos con demasiados químicos y drogas. También es buscar más espiritualidad, actividad física, equilibrio ambiental y armonía con la naturaleza. ¿Realmente cuántas personas se le miden a esto?
Juliana de Laurel
lajuli_mt@yahoo.com
**Nota: Esto es algo que observé en algunos vegetarianos que conozco y en mi propio comportamiento. Ello no quiere decir que todos sean así, es más conozco muchos otros que son espirituales, tolerantes, amables, sencillos y, lo más importante, sin extremismos.
**vea además una defensa ante los perjuicios sobre el vegetarianismo http://www.lasillaelectrica.com/articulos_vegetales.htm y 10 argumentos en contra del vegetarianismo radical http://www.udep.edu.pe/publicaciones/desdelcampus/art1807.html
Y me pregunto? Realmente somos nosotros tan intolerantes como esa gente a la que criticamos? Yo a veces, sí me siento intolerante.Me diréis, somos vegetarianos o veganos por una causa moral, la tortura y el asesinato de millones de inocentes no tiene justificación ni es tolerable de ningún modo! Eso mismo pienso yo, pero también me planteo que al fin y al cabo muchos de nosotros hace poco estabamos "en el otro bando".