Mirova
19-dic-2011, 22:24
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¿Actúa la 'zoomafia' en la provincia de Cádiz?
18/12 · 00:21 · Younes Nachett
Un atestado deja entrever el traslado de miles de perros abandonados con destino a Italia
El Seprona, el grupo de la Guardia Civil creado para velar por el cumplimiento de las disposiciones que tiendan a la conservación de la naturaleza y medio ambiente, acaba de concluir una investigación que prácticamente pone en evidencia la existencia de una amplísima red dedicada, entre otros menesteres, al tráfico de animales para fines algunas veces ilegales, otras rozando la ilegalidad, pero en todo caso, de ética deleznable y en la que las víctimas, cientos de perros, miles incluso, sufren un continuo maltrato.
La investigación está ahora en manos del Juzgado de Instrucción número 2 de El Puerto de Santa María, con el apoyo de la Fiscalía de Medio Ambiente, y con tres imputados judicialmente, mientras que 11 personas están pendientes de que la imputación policial, tal y como refleja la última ampliatoria del atestado presentado por el Seprona, se haga efectiva mediante orden judicial.
La investigación realizada por miembros del Seprona de Cádiz apenas deja lugar a dudas y lo que comenzó con la interceptación de una furgoneta de alquiler en la que se transportaban, en pésimas condiciones y con cartillas veterinarias falsificadas, una treintena de perros, se convirtió en la punta de un iceberg bajo el cual se esconde una compleja trama internacional que alcanzaría, siempre presuntamente, a investigadores y a empresas farmacéuticas con sede en Italia.
Nueve de julio del presente año que a punto está de concluir. Los termómetros marcan 42 grados. Los relojes dicen que son las 11 de la mañana. Como indica el atestado, una furgoneta de alquiler de Atesa llega a C. (siglas), una residencia canina de Chiclana, y allí cargan más de una veintena de animales. A las 14.30 horas parten hacia El Puerto de Santa María, una residencia canina llamada (sólo sus siglas) L.L. Descargan algunos perros y la furgoneta vuelve a emprender viaje a las 16.30 horas. Los termómetros marcan 43 grados. En el interior del vehículo se hacinan 26 perros, exactamente en la parte trasera de carga, sin ventilación.
Su destino: La Asociación V. (sigla) de Italia. Aunque la carga nunca llegaría a su destino porque un grupo del Seprona detuvo la furgoneta nada más salir de L. L. Los agentes imputaron al conductor del vehículo, una vez trasladado a la Comandancia, por un delito de maltrato animal y días más tarde, tras unas primeras pesquisas, a dos veterinarios por falsedad documental, dado que las cartillas estaban falsificadas con algunos de los chips dados de baja.
Los perros fueron trasladados hasta el refugio canino Kimba, en el Pago del Humo, en Chiclana. Todavía están ahí.
De hecho, según fuentes de total confianza, el Seprona se puso en contacto con la Asociación V, donde iban destinados los perros, para comunicarle que éstos estaban retenidos y preguntarle el motivo del traslado. V. indicó que eran para darlos en adopción y que era una simple cuestión de papeleo. Desde la Asociación se remitió los datos de 26 personas que al parecer iban a adoptar a los animales. Pero los agentes, al cabo de un tiempo, vieron que en la web de la Asociación italiana todavía se anunciaban esos perros en adopción y se pedía dinero para su mantenimiento… pero los animales estaban y están confiscados en Chiclana.
Pero volviendo al operativo, a los miembros del Seprona les sorprendió un detalle. Uno de los perros, con un pronunciado tumor, llevaba colgado en su jaula un pequeño cartel con una dirección, un teléfono y un nombre: Marina G. son sus siglas, aunque el nombre aparecía completo. Según fuentes cercanas a la investigación, ese cartel trató de hacerlo desaparecer, presuntamente, el conductor, lo que hizo a su vez que se le concediera más importancia aún.
Realizadas unas consultas, Marina G, resultó el nombre de una mujer italiana directora de un centro de investigación oncológica en la zona del Veneto. ¿Un perro con la cartilla veterinaria falsa y con un tumor y un centro de investigación oncológico? El Seprona comenzó a encajar piezas de un rompecabezas que excedía el delito de tráfico de animales y el maltrato de los mismos. Según un informe, adjunto a las diligencias presentadas en los juzgados y realizado por refutados criminólogos italianos, la ‘zoomafia’ mueve más de 500 millones de euros al año en el país trasalpino.
¿Actúa la 'zoomafia' en la provincia de Cádiz?
18/12 · 00:21 · Younes Nachett
Un atestado deja entrever el traslado de miles de perros abandonados con destino a Italia
El Seprona, el grupo de la Guardia Civil creado para velar por el cumplimiento de las disposiciones que tiendan a la conservación de la naturaleza y medio ambiente, acaba de concluir una investigación que prácticamente pone en evidencia la existencia de una amplísima red dedicada, entre otros menesteres, al tráfico de animales para fines algunas veces ilegales, otras rozando la ilegalidad, pero en todo caso, de ética deleznable y en la que las víctimas, cientos de perros, miles incluso, sufren un continuo maltrato.
La investigación está ahora en manos del Juzgado de Instrucción número 2 de El Puerto de Santa María, con el apoyo de la Fiscalía de Medio Ambiente, y con tres imputados judicialmente, mientras que 11 personas están pendientes de que la imputación policial, tal y como refleja la última ampliatoria del atestado presentado por el Seprona, se haga efectiva mediante orden judicial.
La investigación realizada por miembros del Seprona de Cádiz apenas deja lugar a dudas y lo que comenzó con la interceptación de una furgoneta de alquiler en la que se transportaban, en pésimas condiciones y con cartillas veterinarias falsificadas, una treintena de perros, se convirtió en la punta de un iceberg bajo el cual se esconde una compleja trama internacional que alcanzaría, siempre presuntamente, a investigadores y a empresas farmacéuticas con sede en Italia.
Nueve de julio del presente año que a punto está de concluir. Los termómetros marcan 42 grados. Los relojes dicen que son las 11 de la mañana. Como indica el atestado, una furgoneta de alquiler de Atesa llega a C. (siglas), una residencia canina de Chiclana, y allí cargan más de una veintena de animales. A las 14.30 horas parten hacia El Puerto de Santa María, una residencia canina llamada (sólo sus siglas) L.L. Descargan algunos perros y la furgoneta vuelve a emprender viaje a las 16.30 horas. Los termómetros marcan 43 grados. En el interior del vehículo se hacinan 26 perros, exactamente en la parte trasera de carga, sin ventilación.
Su destino: La Asociación V. (sigla) de Italia. Aunque la carga nunca llegaría a su destino porque un grupo del Seprona detuvo la furgoneta nada más salir de L. L. Los agentes imputaron al conductor del vehículo, una vez trasladado a la Comandancia, por un delito de maltrato animal y días más tarde, tras unas primeras pesquisas, a dos veterinarios por falsedad documental, dado que las cartillas estaban falsificadas con algunos de los chips dados de baja.
Los perros fueron trasladados hasta el refugio canino Kimba, en el Pago del Humo, en Chiclana. Todavía están ahí.
De hecho, según fuentes de total confianza, el Seprona se puso en contacto con la Asociación V, donde iban destinados los perros, para comunicarle que éstos estaban retenidos y preguntarle el motivo del traslado. V. indicó que eran para darlos en adopción y que era una simple cuestión de papeleo. Desde la Asociación se remitió los datos de 26 personas que al parecer iban a adoptar a los animales. Pero los agentes, al cabo de un tiempo, vieron que en la web de la Asociación italiana todavía se anunciaban esos perros en adopción y se pedía dinero para su mantenimiento… pero los animales estaban y están confiscados en Chiclana.
Pero volviendo al operativo, a los miembros del Seprona les sorprendió un detalle. Uno de los perros, con un pronunciado tumor, llevaba colgado en su jaula un pequeño cartel con una dirección, un teléfono y un nombre: Marina G. son sus siglas, aunque el nombre aparecía completo. Según fuentes cercanas a la investigación, ese cartel trató de hacerlo desaparecer, presuntamente, el conductor, lo que hizo a su vez que se le concediera más importancia aún.
Realizadas unas consultas, Marina G, resultó el nombre de una mujer italiana directora de un centro de investigación oncológica en la zona del Veneto. ¿Un perro con la cartilla veterinaria falsa y con un tumor y un centro de investigación oncológico? El Seprona comenzó a encajar piezas de un rompecabezas que excedía el delito de tráfico de animales y el maltrato de los mismos. Según un informe, adjunto a las diligencias presentadas en los juzgados y realizado por refutados criminólogos italianos, la ‘zoomafia’ mueve más de 500 millones de euros al año en el país trasalpino.