margaly
22-oct-2007, 11:41
MÁLAGA
Se acabaron las cárceles de animales
Una ley europea obliga a albergar a las especies en entornos lo más parecidos a los hábitats de los que proceden. Son los zoos del siglo XXI. En Málaga, sólo el de Fuengirola y el Molino del Inca cumplen, por ahora, todos los requisitos
ANTES bastaba con darle de comer al animal y tenerlo en un espacio más o menos limpio. Vivían en auténticas jaulas, como en cárceles. Una cautividad sin recursos, en la que la mayoría de ellos nunca lograba aparearse. Si me castigan, no procrearé, podrían haber pensado si hubieran tenido capacidad de raciocinio. Pero la realidad es que su cautiverio era tan precario que no se daban casi nunca las condiciones mínimas de la especie para traer descendencia a este mundo. La mayoría de los animales, sobre todo los grandes mamíferos, tiene unos requerimientos mínimos para aparearse y éstos, obviamente, no se daban en un cubículo de 50 metros cuadrados con rejas, suelo de hormigón y decenas de miradas escudriñándolos. Digamos que los hámsters, esos que crían a placer en una jaulita, no son el común del reino animal.
Pero todo esto se ha acabado. Una normativa europea, que se aprobó en 1999, pero que ha tardado en trasponerse a la española unos cuantos años, y que la Consejería de Medio Ambiente ha empezado a aplicar de forma pionera en el territorio español, acaba, afortunadamente, con los viejos zoos. Y la realidad es la siguiente: de los 14 parques de animales con los que cuenta Málaga -el mayor número de toda Andalucía, que tiene en su haber 31- sólo dos han cumplido hasta ahora todos los requerimientos de la ley para permanecer abiertos: el zoo de Fuengirola y el Molino del Inca del Ayuntamiento de Torremolinos. Siete tienen una apertura provisional a la espera de que subsanen las deficiencias como el Sea Life de Benalmádena, el Aula del Mar de Málaga, Cocodriles Park, Selwo Marina, Selwo Aventura, el Parque de la Paloma de Benalmádena y el Parque del Oeste (los dos últimos, de propiedad municipal). Y, por último, cuatro tienen expedientes sancionadores abiertos y con propuesta de cierre como el Valle de las Águilas de Benalmádena, el Aula del Mar de esta localidad, el parque infantil de Cuevas Bajas y el parque Ornitológico de El Borge. Por su parte, Lobo Park tendrá que acreditar que tiene licencia de apertura como parque zoológico, según explica el veterinario de la Delegación de Medio Ambiente de Málaga Félix Gómez Guillamón, que coordina las inspecciones en Andalucía para poner en marcha la nueva normativa.
http://www.diariosur.es/prensa/noticias/200710/21/fotos/008D7UL-MMM-P1_1.jpg
ZOO DE FUENGIROLA
Un paseo por un espacio que cuenta con los parabienes de la Junta
El zoo de Fuengirola es un espacio señero, el único de España al que la prestigiosa revista internacional National Geographic le ha dedicado un amplio reportaje monográfico, y suele ponerse de ejemplo en los foros nacionales e internacionales por sus múltiples programas de cría en cautividad de especies en peligro de extinción. Todo esto tiene el reconocimiento de la Consejería de Medio Ambiente, aunque, aún así, han tenido que mejorar asuntos burocráticos como la documentación de sus programas, el registro, y en el caso de infraestructuras sólo se le exigió una sala de necropsia para saber por qué muere un animal y que especificasen en su cartelería el grado de amenaza de las especies que exhiben, según puntualiza Gómez Guillamón.
Pero el hecho es que sus instalaciones son un ejemplo a seguir. Por eso, para conocer 'in situ' cuáles deben ser las premisas de un zoo del siglo XXI, SUR recorre hoy el de Fuengirola de la mano de su director, Francisco García, y de su conservador y veterinario jefe, Jesús Recuero, así como del veterinario de la Junta Félix Gómez Guillamón.
RECREAR SU ECOSISTEMA
Árboles propios del lugar donde son, agua y efecto inmersión
La primera impresión que se debe llevar el visitante es que los animales están dentro de su ecosistema. Los flamencos rosa y los lemures de cola anillada, blanquinegros y negros se mueven a placer debajo de un enorme baobab artificial (un árbol propio de Madagascar) que hace las veces del natural. En este punto, su director explica que el arroyo que se aprecia en el camino mantiene sus aguas vivas con peces a través de unos sistemas de filtrado y depuración. Además, se pretende que la vegetación cree vida, así los brotes de los ficus y los dátiles de las palmeras sirven para que los animales coman de la naturaleza. Más adelante, sigue un espacio dedicado también a África ecuatorial, una instalación mixta, en la que conviven sitatungas (antílopes), ibis sagrados, grullas coronadas, gallinas pintadas, tántalos africanas y cigüeñas del Senegal. En estas zonas, Gómez Guillamón puntualiza que es esencial que los animales tengan sitios para esconderse, que se mantenga su estructura social familiar y que sus espacios estén lo más naturalizados posible, es decir que parezcan que están dentro de su hábitat. Es lo que se conoce como efecto inmersión por el que también deben pasar los visitantes creyendo que, en este caso, está dentro de la selva africana, que es el lugar que quieren recrear. «La selva africana está desapareciendo y, sin embargo, se le sigue dando más preponderancia a la sabana. Pero nuestra empresa Rain Forest tiene como objetivo dar a conocer al mundo esta selva y eso es lo que hacemos en buena parte de nuestro recinto», puntualiza Jesús.
LABOR CIENTÍFICA
Cría en cautividad y programas de prevención de enfermedades
Al pasar por el llamado tronco caído, el zoo de Fuengirola dedica un espacio a los animales del suelo de la selva. El hipopótamo pigmeo es una especie en grave peligro de extinción, por eso esta empresa le dedica un programa europeo de reproducción de especies amenazadas (EEP), que también lleva a cabo con otros 17 animales en su misma situación. El éxito de este programa en concreto lo demuestra una pequeña cría de hipopótamo enano que retoza en una laguna artificial junto a su madre, Panchita. «A veces no son especies llamativas, pero el trabajo sobre ellas es necesario porque están muy amenazadas en el mundo», subraya el veterinario del recinto. Otra especie en peligro es el leopardo de Sri Lanka, que también se ha reproducido con éxito junto al tigre de Sumatra. La ley les exige un programa de prevención de enfermedades para proteger a los animales y también a sus cuidadores y visitantes, algo que llevan a rajatabla.
TALLERES EDUCATIVOS
Visitas de colegios con guías
La tarea educativa y divulgativa es uno de los apartados sobre los que hace hincapié la normativa. Los estadounidenses hace muchos años que están en esta línea: el Sea World de San Diego es un espacio en el que pretenden dar a conocer las dificultades de los mamíferos marinos. Por su parte, el zoo de Fuengirola organiza visitas para colegios que son necesariamente guiadas. Después, los escolares realizan talleres en los que deben recapacitar sobre todo lo que han visto. Si los más pequeños aprenden que el mundo no es sólo de los hombres, sino que también tienen su espacio los animales y las plantas, tendremos un buen punto de partida. B135495
Se acabaron las cárceles de animales
Una ley europea obliga a albergar a las especies en entornos lo más parecidos a los hábitats de los que proceden. Son los zoos del siglo XXI. En Málaga, sólo el de Fuengirola y el Molino del Inca cumplen, por ahora, todos los requisitos
ANTES bastaba con darle de comer al animal y tenerlo en un espacio más o menos limpio. Vivían en auténticas jaulas, como en cárceles. Una cautividad sin recursos, en la que la mayoría de ellos nunca lograba aparearse. Si me castigan, no procrearé, podrían haber pensado si hubieran tenido capacidad de raciocinio. Pero la realidad es que su cautiverio era tan precario que no se daban casi nunca las condiciones mínimas de la especie para traer descendencia a este mundo. La mayoría de los animales, sobre todo los grandes mamíferos, tiene unos requerimientos mínimos para aparearse y éstos, obviamente, no se daban en un cubículo de 50 metros cuadrados con rejas, suelo de hormigón y decenas de miradas escudriñándolos. Digamos que los hámsters, esos que crían a placer en una jaulita, no son el común del reino animal.
Pero todo esto se ha acabado. Una normativa europea, que se aprobó en 1999, pero que ha tardado en trasponerse a la española unos cuantos años, y que la Consejería de Medio Ambiente ha empezado a aplicar de forma pionera en el territorio español, acaba, afortunadamente, con los viejos zoos. Y la realidad es la siguiente: de los 14 parques de animales con los que cuenta Málaga -el mayor número de toda Andalucía, que tiene en su haber 31- sólo dos han cumplido hasta ahora todos los requerimientos de la ley para permanecer abiertos: el zoo de Fuengirola y el Molino del Inca del Ayuntamiento de Torremolinos. Siete tienen una apertura provisional a la espera de que subsanen las deficiencias como el Sea Life de Benalmádena, el Aula del Mar de Málaga, Cocodriles Park, Selwo Marina, Selwo Aventura, el Parque de la Paloma de Benalmádena y el Parque del Oeste (los dos últimos, de propiedad municipal). Y, por último, cuatro tienen expedientes sancionadores abiertos y con propuesta de cierre como el Valle de las Águilas de Benalmádena, el Aula del Mar de esta localidad, el parque infantil de Cuevas Bajas y el parque Ornitológico de El Borge. Por su parte, Lobo Park tendrá que acreditar que tiene licencia de apertura como parque zoológico, según explica el veterinario de la Delegación de Medio Ambiente de Málaga Félix Gómez Guillamón, que coordina las inspecciones en Andalucía para poner en marcha la nueva normativa.
http://www.diariosur.es/prensa/noticias/200710/21/fotos/008D7UL-MMM-P1_1.jpg
ZOO DE FUENGIROLA
Un paseo por un espacio que cuenta con los parabienes de la Junta
El zoo de Fuengirola es un espacio señero, el único de España al que la prestigiosa revista internacional National Geographic le ha dedicado un amplio reportaje monográfico, y suele ponerse de ejemplo en los foros nacionales e internacionales por sus múltiples programas de cría en cautividad de especies en peligro de extinción. Todo esto tiene el reconocimiento de la Consejería de Medio Ambiente, aunque, aún así, han tenido que mejorar asuntos burocráticos como la documentación de sus programas, el registro, y en el caso de infraestructuras sólo se le exigió una sala de necropsia para saber por qué muere un animal y que especificasen en su cartelería el grado de amenaza de las especies que exhiben, según puntualiza Gómez Guillamón.
Pero el hecho es que sus instalaciones son un ejemplo a seguir. Por eso, para conocer 'in situ' cuáles deben ser las premisas de un zoo del siglo XXI, SUR recorre hoy el de Fuengirola de la mano de su director, Francisco García, y de su conservador y veterinario jefe, Jesús Recuero, así como del veterinario de la Junta Félix Gómez Guillamón.
RECREAR SU ECOSISTEMA
Árboles propios del lugar donde son, agua y efecto inmersión
La primera impresión que se debe llevar el visitante es que los animales están dentro de su ecosistema. Los flamencos rosa y los lemures de cola anillada, blanquinegros y negros se mueven a placer debajo de un enorme baobab artificial (un árbol propio de Madagascar) que hace las veces del natural. En este punto, su director explica que el arroyo que se aprecia en el camino mantiene sus aguas vivas con peces a través de unos sistemas de filtrado y depuración. Además, se pretende que la vegetación cree vida, así los brotes de los ficus y los dátiles de las palmeras sirven para que los animales coman de la naturaleza. Más adelante, sigue un espacio dedicado también a África ecuatorial, una instalación mixta, en la que conviven sitatungas (antílopes), ibis sagrados, grullas coronadas, gallinas pintadas, tántalos africanas y cigüeñas del Senegal. En estas zonas, Gómez Guillamón puntualiza que es esencial que los animales tengan sitios para esconderse, que se mantenga su estructura social familiar y que sus espacios estén lo más naturalizados posible, es decir que parezcan que están dentro de su hábitat. Es lo que se conoce como efecto inmersión por el que también deben pasar los visitantes creyendo que, en este caso, está dentro de la selva africana, que es el lugar que quieren recrear. «La selva africana está desapareciendo y, sin embargo, se le sigue dando más preponderancia a la sabana. Pero nuestra empresa Rain Forest tiene como objetivo dar a conocer al mundo esta selva y eso es lo que hacemos en buena parte de nuestro recinto», puntualiza Jesús.
LABOR CIENTÍFICA
Cría en cautividad y programas de prevención de enfermedades
Al pasar por el llamado tronco caído, el zoo de Fuengirola dedica un espacio a los animales del suelo de la selva. El hipopótamo pigmeo es una especie en grave peligro de extinción, por eso esta empresa le dedica un programa europeo de reproducción de especies amenazadas (EEP), que también lleva a cabo con otros 17 animales en su misma situación. El éxito de este programa en concreto lo demuestra una pequeña cría de hipopótamo enano que retoza en una laguna artificial junto a su madre, Panchita. «A veces no son especies llamativas, pero el trabajo sobre ellas es necesario porque están muy amenazadas en el mundo», subraya el veterinario del recinto. Otra especie en peligro es el leopardo de Sri Lanka, que también se ha reproducido con éxito junto al tigre de Sumatra. La ley les exige un programa de prevención de enfermedades para proteger a los animales y también a sus cuidadores y visitantes, algo que llevan a rajatabla.
TALLERES EDUCATIVOS
Visitas de colegios con guías
La tarea educativa y divulgativa es uno de los apartados sobre los que hace hincapié la normativa. Los estadounidenses hace muchos años que están en esta línea: el Sea World de San Diego es un espacio en el que pretenden dar a conocer las dificultades de los mamíferos marinos. Por su parte, el zoo de Fuengirola organiza visitas para colegios que son necesariamente guiadas. Después, los escolares realizan talleres en los que deben recapacitar sobre todo lo que han visto. Si los más pequeños aprenden que el mundo no es sólo de los hombres, sino que también tienen su espacio los animales y las plantas, tendremos un buen punto de partida. B135495