Soleil
28-may-2011, 19:04
Hola! Como me han publicado mi relato en un libro de relatos, aunque bastante resumido, porque decían que era muy largo (una hoja xD) he decidido compartirlo con vosotros tal cual estaba escrito, sin censura :D
Trata sobre el abandono, un poco de mi experiencia como voluntaria en albergues de animales.
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Aquella era una tarde fría, sin duda, ella sabía que no le iba a salir nada bien, llevaba días sin comer, perdida, pasó horas vagando esquivando coches, alguien decidió parar y la llamaba. Débil, con la esperanza de un cuenco lleno de cosas ricas con las que llenarse el estómago, se acercó poco a poco y se dejó coger, pese al miedo que le producía que volvieran esos años de palizas y oscuridad de los que por fin había podido escapar.
Se encontraba en un extraño cubículo que no le era familiar, tampoco le importaba, sólo pensaba en sus bebés, ¿donde estarán?, recordaba que un hombre se los llevó metiéndolos en un saco, por eso huyó, los buscaba, pero ahora estaba aquí, no sabía donde la llevaría este desconocido, el coche se puso en marcha, el hombre que conducía le hablaba, eran palabras que nunca había oído, le transmitían paz, sólo recordaba haber vivido un sentimiento así una vez, cuando cuidaba a sus cachorros.
El mundo se paró en seco, habían llegado a su destino, escuchó dos voces, hablaban de ella:
-Es un cruce de mastín, la encontré vagando, estaba apunto de ser atropellada, no podía dejarla allí.
-Parece que acaba de parir, estará hambrienta, esperemos que se recupere pronto y alguien se fije en ella.
-La llevaré a la caseta para que coma y descanse.
Mientras la llevaban, veía a muchos otros perros como ella, algunos lloraban tristes extrañando a su familia humana, otros ladraban curiosos y otros jugaban en un gran campo con árboles que se divisaba a lo lejos.
Entró en una pequeña casa de color azul, se estaba calentito, tenía preparado dos platos, uno de agua y otro con pienso, se lanzó a comer, a su lado, había otro perro, mucho más pequeño que ella, también comía, no le importo compartirlo, seguramente estaría tan hambriento como ella. Horas después, tumbada en una gran manta junto a su nuevo amigo, la mujer que había estado hablando con su rescatador, entró a la casa con dos personas más, su amigo, el pequeño perro que la acompañaba los reconoció y fue hacia ellos saltando de alegría, su familia había ido a por él, se había perdido días atrás cuando paseaba por el parque, perseguía a un pequeño gorrión cuando, sin querer, se había alejado demasiado. Ella se alegró mucho por él, aunque, por desgracia, o por suerte, su familia, nunca iría a por ella, pues, carecía de familia y ni por un millón de años, querría volver a encontrarse con aquél malvado hombre que le había pegado tantas veces y robado a sus hijos poco después de parir.
Pasaron varias semanas, se recuperaba poco a poco, había conseguido superar con éxito las heridas y traumas que le causaron sus días de vagar perdida por la carretera, pero, aún echaba de menos a sus cachorros, y, anhelaba con todas sus fuerzas un hogar y una familia, ya que, después de tantos días en el albergue, de ver tantas veces como familias enteras iban en busca de un amigo de cuatro patas, como niños cogían a su elegido, y, ellos, agradecidos, le lamían la cara felices por saber que nunca más se volverían a encontrar solos, eso le daba mucha envidia. Allí, no estaba mal del todo, pero hacía mucho frío por las noches, y aveces, algunos perros se peleaban por aferrarse demasiado a algo que otro compañero le quitaba y terminaban heridos. Casi todos los días venían voluntarios a traer juguetes, pan, y con menos frecuencia, comida caliente, cuando eso pasaba, todos nos íbamos a dormir con ganas de más, pero satisfechos.
Cada vez veía que llegaban mas perros abandonados o perdidos, y menos veces, veía como una familia se llevaba a uno de ellos. Y esto seguía así, día a día, yo esperaba con mi esperanza cada vez mas baja, a día de hoy, sigo esperando un hogar, a mi familia humana. Os espero.
Miles de perros y gatos en toda España esperan una nueva oportunidad en Albergues de Animales, casas de acogida y Perreras. Podemos ayudarles.
Trata sobre el abandono, un poco de mi experiencia como voluntaria en albergues de animales.
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Aquella era una tarde fría, sin duda, ella sabía que no le iba a salir nada bien, llevaba días sin comer, perdida, pasó horas vagando esquivando coches, alguien decidió parar y la llamaba. Débil, con la esperanza de un cuenco lleno de cosas ricas con las que llenarse el estómago, se acercó poco a poco y se dejó coger, pese al miedo que le producía que volvieran esos años de palizas y oscuridad de los que por fin había podido escapar.
Se encontraba en un extraño cubículo que no le era familiar, tampoco le importaba, sólo pensaba en sus bebés, ¿donde estarán?, recordaba que un hombre se los llevó metiéndolos en un saco, por eso huyó, los buscaba, pero ahora estaba aquí, no sabía donde la llevaría este desconocido, el coche se puso en marcha, el hombre que conducía le hablaba, eran palabras que nunca había oído, le transmitían paz, sólo recordaba haber vivido un sentimiento así una vez, cuando cuidaba a sus cachorros.
El mundo se paró en seco, habían llegado a su destino, escuchó dos voces, hablaban de ella:
-Es un cruce de mastín, la encontré vagando, estaba apunto de ser atropellada, no podía dejarla allí.
-Parece que acaba de parir, estará hambrienta, esperemos que se recupere pronto y alguien se fije en ella.
-La llevaré a la caseta para que coma y descanse.
Mientras la llevaban, veía a muchos otros perros como ella, algunos lloraban tristes extrañando a su familia humana, otros ladraban curiosos y otros jugaban en un gran campo con árboles que se divisaba a lo lejos.
Entró en una pequeña casa de color azul, se estaba calentito, tenía preparado dos platos, uno de agua y otro con pienso, se lanzó a comer, a su lado, había otro perro, mucho más pequeño que ella, también comía, no le importo compartirlo, seguramente estaría tan hambriento como ella. Horas después, tumbada en una gran manta junto a su nuevo amigo, la mujer que había estado hablando con su rescatador, entró a la casa con dos personas más, su amigo, el pequeño perro que la acompañaba los reconoció y fue hacia ellos saltando de alegría, su familia había ido a por él, se había perdido días atrás cuando paseaba por el parque, perseguía a un pequeño gorrión cuando, sin querer, se había alejado demasiado. Ella se alegró mucho por él, aunque, por desgracia, o por suerte, su familia, nunca iría a por ella, pues, carecía de familia y ni por un millón de años, querría volver a encontrarse con aquél malvado hombre que le había pegado tantas veces y robado a sus hijos poco después de parir.
Pasaron varias semanas, se recuperaba poco a poco, había conseguido superar con éxito las heridas y traumas que le causaron sus días de vagar perdida por la carretera, pero, aún echaba de menos a sus cachorros, y, anhelaba con todas sus fuerzas un hogar y una familia, ya que, después de tantos días en el albergue, de ver tantas veces como familias enteras iban en busca de un amigo de cuatro patas, como niños cogían a su elegido, y, ellos, agradecidos, le lamían la cara felices por saber que nunca más se volverían a encontrar solos, eso le daba mucha envidia. Allí, no estaba mal del todo, pero hacía mucho frío por las noches, y aveces, algunos perros se peleaban por aferrarse demasiado a algo que otro compañero le quitaba y terminaban heridos. Casi todos los días venían voluntarios a traer juguetes, pan, y con menos frecuencia, comida caliente, cuando eso pasaba, todos nos íbamos a dormir con ganas de más, pero satisfechos.
Cada vez veía que llegaban mas perros abandonados o perdidos, y menos veces, veía como una familia se llevaba a uno de ellos. Y esto seguía así, día a día, yo esperaba con mi esperanza cada vez mas baja, a día de hoy, sigo esperando un hogar, a mi familia humana. Os espero.
Miles de perros y gatos en toda España esperan una nueva oportunidad en Albergues de Animales, casas de acogida y Perreras. Podemos ayudarles.