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27-ene-2011, 02:58
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Una familia de pigmeos. (Foto: Gustavo Catalán Deus)

Alegaciones de genocidio

En 2003, Sinafasi Makelo, un representante de los pigmeos mbuti, contó al Foro de Pueblos Indígenas de la ONU que durante la guerra civil en el Congo su pueblo había sido cazado y comido como si hubieran sido animales salvajes. En la provincia vecina de North Kivi se dieron casos de canibalismo cometido por un grupo conocido como “Les effaceurs” (“los borradores”) que querían eliminar a toda la gente para abrir el territorio a la explotación minera. Ambos bandos en la guerra los consideraban “subhumanos” y algunos decían que su carne podía conferir poderes mágicos. Makelo pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que reconociera el canibalismo como un crimen contra la humanidad y como un acto de genocidio. Según el Grupo Internacional de Derechos de Minorías hay una evidencia extensa de matanzas masivas, canibalismo y violencia contra las mujeres pigmeas, y esta organización ha instado con insistencia a la Corte Penal Internacional a investigar una campaña de exterminación contra los pigmeos. Aunque han sido atacados prácticamente por todos los grupos armados, mucha de la violencia contra los pigmeos está atribuida al rebelde Movimiento para la Liberación del Congo, que es parte del gobierno de transición y que todavía controla muchas partes del norte, y sus aliados.

Esclavitud

En la República del Congo, donde los pigmeos presentan entre un 5% y un 10% de la población, muchos viven como esclavos de dueños bantu. La nación está profundamente estratificada entre estos grupos étnicos, los mayores del país. Aunque los pigmeos son los principales responsables de la caza, pesca y del trabajo manual en las comunidades de la selva, tanto pigmeos como bantu dicen que se les paga según el antojo del maestro: con cigarrillos, ropa usada o incluso nada. Como resultado de la presión de UNICEF y activistas de derechos humanos, una ley que garantice una protección especial a los pigmeos está ahora esperando el voto del parlamento.

Discriminación sistemática

Raja James Sheshardi de la American University realizó un estudio sobre los pigmeos de África y concluyó que la deforestación había afectado gravemente a su vida cotidiana. Hoy en día la cultura pigmea está amenazada por las fuerzas del cambio político y económico. Recientemente esto se ha hecho visible en el conflicto abierto por los recursos de la selva tropical, una batalla que los pigmeos están perdiendo.

Históricamente los pigmeos siempre han sido considerados inferiores por las autoridades coloniales y los pueblos bantu que viven en las ciudades. Esto ha producido una discriminación atroz. Un ejemplo temprano se produjo cuando las autoridades coloniales belgas capturaron a niños pigmeos y los enviaron a parques zoológicos de toda Europa, e incluso a la exposición internacional de Estados Unidos en 1907. Muchas veces los pigmeos son expulsados y hacen los trabajos peor pagados. Muchos estados africanos no consideran a los pigmeos como ciudadanos y les niegan carnés de identidad, títulos de propiedad, asistencia sanitaria y educación adecuada. La política de los gobiernos y las corporaciones multinacionales involucradas en la deforestación masiva han agravado este problema, porque han expulsados a los pigmeos de su tierra ancestral y muchas veces los han trasladados a pueblos y ciudades donde muchas veces están marginalizados, empobrecidos y brutalizados. Allí trabajan en empleos ocasionales o en granjas comerciales. Una de las consecuencias más dramáticas de esta migración a las ciudades ha sido el incremento de la tasa de VIH/SIDA entre los pigmeos. Estudios realizados en Camerún y la República Democrática del Congo durante los años 1980 y 1990 mostraron una preponderancia más baja de HIV/SIDA entre poblaciones pigmeas que entre poblaciones vecinas, pero últimamente ha aumentado. Un estudio averiguó que la preponderancia de HIV entre los pigmeos baka en el este de Camerún ha aumentado de un 0,7% en 1993 a un 4% en 2003.

La explotación sexual de mujeres indígenas se ha convertido en un hecho común. La tala ha reforzado el sexo comercial, porque muchas veces viven grupos grandes de trabajadores en campamentos cerca de comunidades pigmeas. Hay una creencia bastante común en esta parte de África que dice que tener sexo con una mujer pigmea tiene el poder de limpiar al hombre de VIH/SIDA. Este mito expone a estas mujeres a un riesgo grande.

A pesar de estos riesgos, en general las poblaciones pigmeas tienen poco acceso a servicios sanitarios e información sobre el VIH/SIDA. Según fPcN-Global.org, en 2006 la revista médica británica “The Lancet” publicó un estudio que mostró que los twa tenían sistemáticamente menos acceso a la asistencia sanitaria que comunidades vecinas. Según este informe, incluso donde existen instalaciones sanitarias, muchos no acuden a ellas, porque no pueden pagar las consultas y medicinas, no tienen los documentos o carnés de identidad que necesitan para viajar o para obtener tratamiento en un hospital o están sometidos a un tratamiento humillante y discriminatorio.

Hoy en día viven todavía unos 500.000 pigmeos en la selva tropical de África Central. Esta población está disminuyendo rápidamente, porque la pobreza, el matrimonio con los bantu, la occidentalización y la deforestación destruyen su forma de vida, cultura e identidad étnica.


Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Pigmeo

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27-ene-2011, 03:04
En defensa de los pigmeos

Actualizado lunes 29/10/2007 04:14 (CET)

GUSTAVO CATALÁN DEUS

POKOLA (CONGO BRAZZAVILLE).- Entre los compromisos que acepta una empresa certificada con el FSC, hay uno muy concreto que afecta a Congolesa Industrial de la Madera (CIB) en la selva de la cuenca del río Congo: respetar los derechos de los pueblos indígenas. En la profundidad de la selva tropical africana viven los pigmeos, una etnia de costumbres seminómadas, y de actividades cazadoras y recolectoras, que desde tiempos primitivos están ligados al bosque lluvioso del oeste de África.

Los pigmeos que viven en los 1,3 millones de hectáreas de la concesión de CIB, no superan los 5.000, pero su carácter seminómada y sus arraigadas costumbres chocan con fuerza con cualquier planificación.

Aún así, la CIB ha hecho un gran esfuerzo para conjugar los derechos tradicionales de los pigmeos, las leyes estatales de la República del Congo y los intereses industriales madereros propios.

«Está claro que los pigmeos tienen derecho a la caza de subsistencia. Pero no les podemos dejar cazar elefantes (también más pequeños de tamaño que los de la sabana) cuando quieran y donde quieran. Tenemos la obligación de hacer respetar las leyes del país que prohiben la caza de ciertas especies protegidas», manifestaba a EL MUNDO Jean Michel Pierre, del Programa Socioeconómico de CIB.

Salvo cazar elefantes, leopardos gorilas o chimpancés, cuatro de las especies con mayor rango de protección, los pigmeos pueden abatir cualquier pieza. La carne de bosque, como se denomina en general a esa parte proteínica y gratis de la dieta en África, no deja en cualquier caso de ser polémico, sobre todo porque los pigmeos no son los únicos que cazan.

En la selva del Congo cada año disminuye de forma alarmante la cantidad de ejemplares de las especies de tamaño comestible, muchos de las cuales son primates, aves y mamíferos terrestres, que terminan en el plato de cualquiera que tenga hambre y necesidad de llevarse proteínas al cuerpo.

Dieta de larvas

Más sencillo de gestionar ha sido el lograr respetar los lugares sagrados de los pigmeos en lo más profundo de la selva. Se trata de árboles centenarios que veneran y pequeños cementerios que a lo largo de los últimos años han sido marcados y cartografiados por los propios pigmeos. «Allí donde ellos sitúan uno de estos lugares nosotros marcamos un círculo de cientos de metros donde eliminamos la corta de árboles», señala Jérôme Castagne, directivo de CIB.

Parte de la dieta de los pigmeos se basa también en las larvas que proliferan en algunas especies de árboles, y que recolectan en determinadas estaciones del año. CIB les ha permitido marcar con una raya blanca cada uno de esos ejemplares para que no sean abatidos. Ni los de 100 metros alrededor.

El carácter seminómada de los pigmeos ha dificultado la puesta en práctica de las medidas de gestión citadas. Hasta este momento, los componentes de esta etnia nunca habían recibido un trato tan respetuoso, que ellos han sabido reconocer en numerosas ocasiones.

De hecho, algunos están abandonando la selva para ir a vivir a las pequeñas ciudades nacidas al amparo de CIB, en el corazón de la cuenca del Congo. Pokola, con 15.000 habitantes y Kabo con otros 3.000, cuya única riqueza es la actividad maderera de CIB, en cuya plantilla trabajan 1.700 personas.

La empresa apoya su integración en las dos pequeñas ciudades, incidiendo ante todo en la asistencia a la escuela de los niños pigmeos. La integración en los barrios de estas dos pequeñas urbes no deja de ser difícil, ante la segregación de la que son objeto los pigmeos por otras etnias del país.

Pokola y Kabo son dos islas de prosperidad en la cuenca del Congo. No sólo hay escuelas, también hospital, electricidad, servicios, mercado... todo lo que falta en los países de Centroáfrica. Y carretera: hacia el norte 1.500 kilómetros separan la zona de Douala, en Camerún, el mayor puerto marítimo de la región; hacia el sur, 1.200 kilómetros a Pointe Noir, puerto de la República del Congo. Es el largo camino que recorren los troncos desde la selva. Luego les falta el transporte hacia los mercados. Para que luego digan que la madera es cara.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2007/10/26/ciencia/1193417596.html