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Hera_malove
29-oct-2010, 10:18
Prevenir enfermedades alimentarias derivadas de frutas y verduras
Alrededor de un 2% de las enfermedades por vía alimentaria que se registran al año en España tienen su origen en frutas y verduras

Frutas y verduras constituyen la base de una alimentación sana y equilibrada, por lo que en la dieta diaria deben incluirse, según los nutricionistas, al menos cinco raciones de estos productos. Sin embargo, también pueden ser fuente de enfermedades de transmisión alimentaria, si bien sólo 2 de cada 100 patologías desarrolladas a través de los alimentos en España tienen su origen en ellas debido, al parecer, a una deficiente manipulación tras la recolección.

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Los problemas derivados del uso de plaguicidas son los más fáciles de controlar y suponen menos riesgos, mientras que los casos asociados a los microorganismos patógenos, como salmonella, preocupan de forma especial. Los estudios realizados en este sentido demuestran que frutas y verduras no ácidas (manzana madura o lechuga) son más susceptibles de desarrollar una carga de microorganismos frente a otras más ácidas (naranjas o tomates), donde es más difícil que los microorganismos se multipliquen.

Sin embargo, aún están presentes casos tan llamativos como el ocurrido en 2008 en EE.UU., cuando se registró un importante brote de intoxicación alimentaria por salmonella en tomates y cuya fuente de contaminación, al parecer, tuvo su origen en agua contaminada. Microorganismos como salmonella o E. coli se relacionan a menudo sólo con alimentos de origen animal y, sin embargo, son causa frecuente de toxiinfecciones en las que intervienen alimentos como frutas o verduras.

Factores claves

Como medida de prevención para evitar estos riesgos, expertos en seguridad alimentaria reunidos en las XX Jornadas Nacionales de Inspección de la Carne y Seguridad Alimentaria, apuntan la necesidad de implantar medidas de formación y educación de las personas que intervienen tanto en los procesos de recolección como en etapas posteriores. Esta medida, que se califica como fundamental para garantizar la seguridad alimentaria de los productos, se enmarca en un entorno laboral en el que los recolectores son personas desplazadas a los puntos de recogida, en ocasiones desde lugares remotos, y sin una formación sólida en materia de higiene. También se hace especial hincapié en la importancia de la disponibilidad de lugares concebidos para que estas personas puedan lavarse las manos de forma periódica y tengan acceso a servicios higiénicos adecuados.

También los factores ambientales, como la calidad del agua de riego o la posible presencia de metales pesados en la zona de cultivo, así como la utilización adecuada de los productos fitosanitarios, resultan claves en la valoración final del riesgo asociado al consumo de frutas y verduras. Una vez que éstas llegan al hogar, hay que lavarlas, ya que a través de este sencillo proceso se elimina casi por completo la posibilidad de una contaminación microbiana. Casi todas las frutas y muchas verduras se consumen crudas y, por tanto, no se someten a un proceso de higienización a través del calor. En ocasiones, es necesario aplicar un procedimiento adecuado de limpieza, desinfección, aclarado y escurrido de los vegetales destinados a consumo en crudo y respetar los pasos siguientes:


Eliminar las partes externas sucias, así como los ejemplares podridos, agrietados o rotos.
Lavar con abundante agua potable.
Eliminar el agua de lavado.
Sumergir en agua con unas gotas de lejía "apta para desinfectar el agua de bebida". La cantidad dependerá de la concentración del desinfectante. Si la lejía es de 35gr/l, la cantidad que se añadirá será de 2 ml por litro de agua.
Dejar en reposo durante unos 15 minutos.
Aclarar con abundante agua potable y escurrir.

Otras recomendaciones para preservar la calidad higiénico-sanitaria de frutas y verduras son:


Consumir las de temporada, en su punto óptimo de maduración, frescas y sin magulladuras.
Mantener en una zona fresca, bien ventilada y sin humedad, a poder ser con repisas de acero inoxidable. Son muy pocas las frutas y verduras que requieren refrigeración para almacenarlas, sobre todo, si se compran a diario. Cuando se lleve a cabo este proceso, puesto que el frío puede aumentar su duración, es posible refrigerar a temperaturas no muy bajas (6-8 ºC). También se pueden mantener en refrigeración tras lavarlas, secarlas y envasarlas al vacío. En el caso de los plátanos, nunca se han de mantener en nevera, sino a temperaturas de 12-14 ºC para evitar el "daño por frío".
Almacenar fuera de bolsas de plástico (a no ser que esté agujereada), ya que algunos "respiran" y almacenan humedad.
No es aconsejable almacenar juntas diferentes frutas o frutas y hortalizas porque unas pueden influir en la maduración de otras.
Debe establecerse una inspección cuidadosa y diaria de su estado, ya que estos productos se deterioran de forma muy rápida.


Fuente: http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/2010/10/21/196600.php

Snickers
29-oct-2010, 13:55
no está de sobra el considerarlo, aunq yo no soy tan meticuloso

Hera_malove
29-oct-2010, 14:20
Es bastante denso todo lo que dice aunque muy cierto... pero vamos, yo me seguiré limitando a pasarlas bajo el grifo, frotarlas y secarlas antes de comer. Lo que no te mata, te hace más fuerte y producir defensas nunca viene mal :)