Cotorra
18-oct-2010, 11:20
Más allá del ADN y las huellas dactilares, hay señales minúsculas que aportan pistas para esclarecer los casos. Son los insectos, los mejores aliados de los investigadores y entomólogos forenses.
Primero, una ráfaga de olores repugnantes, sin razón aparente, levanta suspicacias entre los vecinos. Tras llamar a la policía, empiezan las averiguaciones correspondientes hasta que dan con una escena de crimen. El lugar del acontecimiento está repleto de manchas de sangre, pero sin rastros de un cuerpo humano. Nada está claro; todo son conjeturas y posibles hipótesis.
No obstante, encuentran un pequeño, pero significativo detalle: unos gusanos retorciéndose sobre el suelo y unas moscas revoloteando en el aire. He allí las piezas claves para que los expertos en insectos empiecen a esclarecer parte del crimen.
Unos días después, en otra parte de la ciudad, encuentran un cadáver infestado con una especie de gusanos. Allí vuelven los entomólogos para conocer si el ADN en el interior de los gusanos de la primera escena concuerda con el de los insectos encontrados en el otro lugar, lo que permitiría así vincular la escena del asesinato con la víctima.
Después de estudiar las especies de insectos encontradas en ambas escenas y las condiciones climáticas, los especialistas descubren que se trata del mismo caso: la víctima fue asesinada en el primer lugar de la investigación, pero el cuerpo fue trasladado hacia la otra escena para despistar a los cuerpos policiales e investigadores criminales.
Insectos, fuente de evidencias
La entomología forense es una ciencia que estudia los insectos encontrados en los cadáveres o alrededor de ellos. Estos diminutos invertebrados aportan información útil para las investigaciones policiales.
Normalmente, los artrópodos son empleados para estimar el intervalo 'post mortem', lo cual equivale al tiempo entre el momento del fallecimiento y el descubrimiento del cuerpo.
“También, los insectos permiten determinar si un cuerpo fue desplazado, evaluar el momento en que se produjeron las heridas, realizar análisis toxicológicos o de ADN”, explica M. Lee Goff, investigador de entomología forense, asesor de series televisivas como 'CSI' y 'Bones', y director del programa de Ciencias forenses de la Universidad Chaminade de Honolulú, Hawai.
La entomología forense presta suma atención a la sucesión natural de los insectos y a sus ciclos de vida.
Desde que los primeros insectos llegan a invadir el cuerpo para alimentarse o depositar sus huevos en él, el reloj biológico se activa. Allí es donde empiezan a darse cada una de las fases de la metamorfosis de estos animales artrópodos.
Los insectos suelen crecer a un ritmo medianamente constante y predecible basándose en unas condiciones de temperatura apropiadas y una fuente de alimento suficiente. Mientras más cálido esté el espacio, más rápido crecerán.
Si se conoce la temperatura, entonces se podrá determinar cuánto tiempo le ha tomado a un gusano o larva de mosca alcanzar un determinado estado al hallar el cuerpo.
La escena del crimen
Durante las dos primeras semanas después del deceso, la estimación del intervalo 'post mortem' se basa principalmente en el análisis del desarrollo de las especies de moscas que usan el cadáver como una fuente de alimento para el crecimiento de las larvas.
Luego se recolectan las larvas para identificar la especie de insectos. A partir de ello, se determina el periodo de tiempo requerido para alcanzar el estado en el que fue recogida la muestra.
Después de las dos primeras semanas, estas moscas completan su desarrollo y abandonan el cuerpo. Es en este punto cuando el proceso de sucesión cobra importancia. A medida que las moscas se alimentan de la materia en descomposición, ellas modifican el aspecto del cuerpo, haciéndolo más atractivo para otros insectos.
Para poder hacer una estimación precisa, es necesario entender primero los patrones de invasión y conducir estudios detallados de descomposición. Al examinar la ausencia o presencia de ciertas especies, es posible determinar el momento en que la persona murió.
http://noticias.terra.es/2010/mundo/1018/actualidad/insectos-detectives-adn-ciencia-entomologia.aspx
Primero, una ráfaga de olores repugnantes, sin razón aparente, levanta suspicacias entre los vecinos. Tras llamar a la policía, empiezan las averiguaciones correspondientes hasta que dan con una escena de crimen. El lugar del acontecimiento está repleto de manchas de sangre, pero sin rastros de un cuerpo humano. Nada está claro; todo son conjeturas y posibles hipótesis.
No obstante, encuentran un pequeño, pero significativo detalle: unos gusanos retorciéndose sobre el suelo y unas moscas revoloteando en el aire. He allí las piezas claves para que los expertos en insectos empiecen a esclarecer parte del crimen.
Unos días después, en otra parte de la ciudad, encuentran un cadáver infestado con una especie de gusanos. Allí vuelven los entomólogos para conocer si el ADN en el interior de los gusanos de la primera escena concuerda con el de los insectos encontrados en el otro lugar, lo que permitiría así vincular la escena del asesinato con la víctima.
Después de estudiar las especies de insectos encontradas en ambas escenas y las condiciones climáticas, los especialistas descubren que se trata del mismo caso: la víctima fue asesinada en el primer lugar de la investigación, pero el cuerpo fue trasladado hacia la otra escena para despistar a los cuerpos policiales e investigadores criminales.
Insectos, fuente de evidencias
La entomología forense es una ciencia que estudia los insectos encontrados en los cadáveres o alrededor de ellos. Estos diminutos invertebrados aportan información útil para las investigaciones policiales.
Normalmente, los artrópodos son empleados para estimar el intervalo 'post mortem', lo cual equivale al tiempo entre el momento del fallecimiento y el descubrimiento del cuerpo.
“También, los insectos permiten determinar si un cuerpo fue desplazado, evaluar el momento en que se produjeron las heridas, realizar análisis toxicológicos o de ADN”, explica M. Lee Goff, investigador de entomología forense, asesor de series televisivas como 'CSI' y 'Bones', y director del programa de Ciencias forenses de la Universidad Chaminade de Honolulú, Hawai.
La entomología forense presta suma atención a la sucesión natural de los insectos y a sus ciclos de vida.
Desde que los primeros insectos llegan a invadir el cuerpo para alimentarse o depositar sus huevos en él, el reloj biológico se activa. Allí es donde empiezan a darse cada una de las fases de la metamorfosis de estos animales artrópodos.
Los insectos suelen crecer a un ritmo medianamente constante y predecible basándose en unas condiciones de temperatura apropiadas y una fuente de alimento suficiente. Mientras más cálido esté el espacio, más rápido crecerán.
Si se conoce la temperatura, entonces se podrá determinar cuánto tiempo le ha tomado a un gusano o larva de mosca alcanzar un determinado estado al hallar el cuerpo.
La escena del crimen
Durante las dos primeras semanas después del deceso, la estimación del intervalo 'post mortem' se basa principalmente en el análisis del desarrollo de las especies de moscas que usan el cadáver como una fuente de alimento para el crecimiento de las larvas.
Luego se recolectan las larvas para identificar la especie de insectos. A partir de ello, se determina el periodo de tiempo requerido para alcanzar el estado en el que fue recogida la muestra.
Después de las dos primeras semanas, estas moscas completan su desarrollo y abandonan el cuerpo. Es en este punto cuando el proceso de sucesión cobra importancia. A medida que las moscas se alimentan de la materia en descomposición, ellas modifican el aspecto del cuerpo, haciéndolo más atractivo para otros insectos.
Para poder hacer una estimación precisa, es necesario entender primero los patrones de invasión y conducir estudios detallados de descomposición. Al examinar la ausencia o presencia de ciertas especies, es posible determinar el momento en que la persona murió.
http://noticias.terra.es/2010/mundo/1018/actualidad/insectos-detectives-adn-ciencia-entomologia.aspx