sujal
30-sep-2010, 14:11
Tras ser aprobado por el Congreso, el Gobierno dice NO a una Ley de Grandes Simios que les hubiera protegido de la esclavitud, la experimentación médica, la tortura, su utilización en espectáculos públicos y la extinción.
Tras ser aprobado por el Congreso, el Gobierno dice NO a una Ley de Grandes Simios que les hubiera protegido de la esclavitud, la experimentación médica, la tortura, su utilización en espectáculos públicos y la extinción. De esta forma da carpetazo a un sentir popular que es apoyado por numerosas universidades, científicos y grupos sociales en nuestro país y del ámbito internacional. El Gobierno niega a los Grandes Simios el mismo grado de protección que tienen los animales domésticos.
http://www.pacma.es/img/posts/med/201009/P25-85406.jpg
El 25 de junio de 2008, la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de los Diputados, debatió una Proposición No de Ley (PNL) presentada por Izquierda Unida y los Verdes de Cataluña, en la que se pedía de una forma convincente, que el Gobierno apoyara al Proyecto Gran Simio (PGS) y elaborara una ley de protección de estos homínidos no humanos en la que se prohibiera expresamente la experimentación o investigación de grandes simios cuando ella pudiera producir daños psicológicos o físicos a los mismos, el establecimiento de unas condiciones muy rigurosas para su tenencia y custodia y siempre con propósitos de conservación, la prohibición de su tenencia con fines comerciales o cualquier otro tipo de espectáculos y el establecimiento de un tipo penal, agravado para el caso de comercio, tenencia ilegal o maltrato de simios. Por otro lado, en la misma PNL se pedía el impulsar el desarrollo de los compromisos adquiridos por España con la firma de la Declaración de Kinshasa para la protección de las poblaciones de grandes simios en su hábitat. Otro punto era que España impulsara y emprendiera las acciones necesarias en los foros y organismos internacionales que procedan, para la protección de los grandes simios del maltrato, la esclavitud, la tortura, la muerte y la extinción.
Tras un intenso debate entre los diputados que formaban la Comisión del Congreso, fue aprobada la PNL, en todos sus puntos. Los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, informaron ampliamente sobre los Derechos de los Grandes Simios, viendo como España se colocaba en el primer parlamento nacional del mundo que apoyaba públicamente al PGS, a pesar de los intentos de ciertos sectores por ridiculizar la propuesta e intentar llevarla al debate político, acusando al gobierno de preocuparse por temas tan ínfimos existiendo tantos problemas en la sociedad.
Internacionalmente, esta medida aprobada fue objeto de halago hacia los españoles, por dar un gran paso en la dignidad de la defensa de los animales. A España se la conocía como un país anclado en el pasado tradicionalista, divirtiéndose sus ciudadanos matando toros en las corridas o maltratando a los animales en fiestas populares.
Ya en 2006, cuando presente el Proyecto Gran Simio en el Congreso, se originó un debate nacional, dirigido principalmente por sectores del partido de la oposición y columnistas que con toda desfachatez, calumniaban y mentían sobre el PGS y quienes formábamos la directiva del mismo. Directores de periódicos irresponsables, pidieron que en los artículos de opinión se ridiculizara al gobierno por apoyar a los simios. Fue un argumento fácil aprovechado por el partido de la oposición y la cúpula de la iglesia. A pesar de ello, meses después, al comprender el error de que el PGS no era inventado por políticos como hicieron entender, que no había salido de ningún partido ni estaba pagado por nadie, que su labor era muy loable, los medios de comunicación simpatizantes con el partido de la oposición, fueron cambiando de tono. Las agencias Internacionales desde el primer momento, apoyaron al PGS en su labor y divulgaron su trabajo y las capacidades cognitivas de los grandes simios. A raíz de todo ello, se culturizó a la sociedad española y en especial a los medios políticos y de información, sobre unos seres que hasta el momento los habían visto en el zoológico o en películas de tarzán y que ahora estaban más cercanos, con una cultura y capacidades cognitivas importantes, que eran homínidos y científicamente miembros de nuestra propia familia. También comprobaron la cantidad de científicos, Universidades, escritores tanto nacionales como internacionales, que apoyan al PGS desde el primer momento.
A pesar de todo ello, la PNL que reconocía a los grandes simios su derecho de ser protegidos y de tener una Ley propia, aprobada por el Congreso en el 2008, defendida por Amuedo Moral, portavoz del PSOE en la Comisión de Medio Ambiente y en el que pedían al Gobierno los puntos que al principio expongo, ha quedado en el olvido, encerrada en los cajones de la Moncloa, olvidada como están siendo olvidadas las selvas tropicales que son destruidas por multinacionales sin escrúpulos bajo el consentimiento de políticos irresponsables. Dos años han pasado ya y el Gobierno no quiere saber nada de la PNL, no quieren mencionarlo por temor posiblemente al ridículo. Aún estamos en la época de Darwin, donde defender a unos seres que proceden de un mismo ancestro común, es una locura y una blasfemia para la dignidad del hombre supremo.
Tras ser aprobado por el Congreso, el Gobierno dice NO a una Ley de Grandes Simios que les hubiera protegido de la esclavitud, la experimentación médica, la tortura, su utilización en espectáculos públicos y la extinción. De esta forma da carpetazo a un sentir popular que es apoyado por numerosas universidades, científicos y grupos sociales en nuestro país y del ámbito internacional. El Gobierno niega a los Grandes Simios el mismo grado de protección que tienen los animales domésticos.
http://www.pacma.es/img/posts/med/201009/P25-85406.jpg
El 25 de junio de 2008, la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de los Diputados, debatió una Proposición No de Ley (PNL) presentada por Izquierda Unida y los Verdes de Cataluña, en la que se pedía de una forma convincente, que el Gobierno apoyara al Proyecto Gran Simio (PGS) y elaborara una ley de protección de estos homínidos no humanos en la que se prohibiera expresamente la experimentación o investigación de grandes simios cuando ella pudiera producir daños psicológicos o físicos a los mismos, el establecimiento de unas condiciones muy rigurosas para su tenencia y custodia y siempre con propósitos de conservación, la prohibición de su tenencia con fines comerciales o cualquier otro tipo de espectáculos y el establecimiento de un tipo penal, agravado para el caso de comercio, tenencia ilegal o maltrato de simios. Por otro lado, en la misma PNL se pedía el impulsar el desarrollo de los compromisos adquiridos por España con la firma de la Declaración de Kinshasa para la protección de las poblaciones de grandes simios en su hábitat. Otro punto era que España impulsara y emprendiera las acciones necesarias en los foros y organismos internacionales que procedan, para la protección de los grandes simios del maltrato, la esclavitud, la tortura, la muerte y la extinción.
Tras un intenso debate entre los diputados que formaban la Comisión del Congreso, fue aprobada la PNL, en todos sus puntos. Los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, informaron ampliamente sobre los Derechos de los Grandes Simios, viendo como España se colocaba en el primer parlamento nacional del mundo que apoyaba públicamente al PGS, a pesar de los intentos de ciertos sectores por ridiculizar la propuesta e intentar llevarla al debate político, acusando al gobierno de preocuparse por temas tan ínfimos existiendo tantos problemas en la sociedad.
Internacionalmente, esta medida aprobada fue objeto de halago hacia los españoles, por dar un gran paso en la dignidad de la defensa de los animales. A España se la conocía como un país anclado en el pasado tradicionalista, divirtiéndose sus ciudadanos matando toros en las corridas o maltratando a los animales en fiestas populares.
Ya en 2006, cuando presente el Proyecto Gran Simio en el Congreso, se originó un debate nacional, dirigido principalmente por sectores del partido de la oposición y columnistas que con toda desfachatez, calumniaban y mentían sobre el PGS y quienes formábamos la directiva del mismo. Directores de periódicos irresponsables, pidieron que en los artículos de opinión se ridiculizara al gobierno por apoyar a los simios. Fue un argumento fácil aprovechado por el partido de la oposición y la cúpula de la iglesia. A pesar de ello, meses después, al comprender el error de que el PGS no era inventado por políticos como hicieron entender, que no había salido de ningún partido ni estaba pagado por nadie, que su labor era muy loable, los medios de comunicación simpatizantes con el partido de la oposición, fueron cambiando de tono. Las agencias Internacionales desde el primer momento, apoyaron al PGS en su labor y divulgaron su trabajo y las capacidades cognitivas de los grandes simios. A raíz de todo ello, se culturizó a la sociedad española y en especial a los medios políticos y de información, sobre unos seres que hasta el momento los habían visto en el zoológico o en películas de tarzán y que ahora estaban más cercanos, con una cultura y capacidades cognitivas importantes, que eran homínidos y científicamente miembros de nuestra propia familia. También comprobaron la cantidad de científicos, Universidades, escritores tanto nacionales como internacionales, que apoyan al PGS desde el primer momento.
A pesar de todo ello, la PNL que reconocía a los grandes simios su derecho de ser protegidos y de tener una Ley propia, aprobada por el Congreso en el 2008, defendida por Amuedo Moral, portavoz del PSOE en la Comisión de Medio Ambiente y en el que pedían al Gobierno los puntos que al principio expongo, ha quedado en el olvido, encerrada en los cajones de la Moncloa, olvidada como están siendo olvidadas las selvas tropicales que son destruidas por multinacionales sin escrúpulos bajo el consentimiento de políticos irresponsables. Dos años han pasado ya y el Gobierno no quiere saber nada de la PNL, no quieren mencionarlo por temor posiblemente al ridículo. Aún estamos en la época de Darwin, donde defender a unos seres que proceden de un mismo ancestro común, es una locura y una blasfemia para la dignidad del hombre supremo.