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margaly
17-ago-2007, 08:56
La sandía: reina del verano

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(Miquel J. Jordá). Latín: Citrullus lanatus Fruta que pertenece a la misma familia de las calabazas, oriunda del África tropical y la India, puede superar los 20 kilos de peso, aunque el record lo ostenta desde 1980, una cosechada en USA, que llegó a pesar 90’700 Kg.

Por su extraordinaria frescura es la “fruta reina” del verano. Se sabe que ya era conocida y apreciada por los antiguos egipcios que la cultivaban en el valle del Nilo, y hasta los Faraones se hacían enterrar con ellas, ya que eran consideradas ideales para nutrirse para cruzar el río de los muertos, y eran muy apreciadas por los israelitas que las llevaron consigo en su travesía del Sinaí. Aunque nadie sabe a ciencia cierta, por qué tardaron 40 años en hacerlo, y digo yo que no les durarían mucho las sandías, a pesar de conservarse tan bien como las calabazas. Los Árabes y los hindúes son unos grandes consumidores de este fruto, al que consideran un gran desintoxicante del cuerpo. En Europa no fue introducida hasta el siglo XIII traídas por los diversos movimientos de los Cruzados y fue, en su momento, símbolo del martirio de San Lorenzo, pues todavía hoy día, el 10 de agosto, en Florencia (Italia) se celebra la gran fiesta de la sandía. En la Edad Media, se usaba para expulsar los “demonios” de los poseídos, y los chinos la incluyen en la dieta de personas nerviosas, o estresadas, pues su pulpa es sedante.

También es llamada, “melón de agua", patilla, batia, zandía, albudeca, angurria, badea, o pepón.

La sandía no debe comerse excesivamente fría y no debe tener golpes ni roturas o grietas.

Suele ser redonda u ovalada, aunque puede llegar a ser bastante larguirucha, de pulpa rojo-brillante, debe ser maciza y no esponjosa, y sus numerosas pepitas suelen ser negras, aunque también las hay de pepitas blancas y de rojizas.

Su contenido en azúcar es mucho menor que el del melón, pues solo aporta unas 30 cal. /100 gr., contiene vitaminas A, C, B1, B2, B3, E, así como potasio, fósforo, calcio, magnesio, hierro y azufre.

La sandía es diurética, mineralizante, y laxante por su alto contenido de fibra y altísimo contenido en agua (90%), con gran riqueza en licopeno, enzima altamente antioxidante y que puede ayudar a controlar la evolución tumoral. También es eficaz contra los gases, aunque debido a su difícil digestión, no es recomendable comerla por la noche, ni beber agua después de comerla, pues podría aumentar su efecto de indigestión.

Un zumo de sandía refrigerado, que no helado, es muy refrescante, aunque nada nos impide usarlo como base de sorbetes o helados. También puede formar parte de una excelente bebida isotónica, incluso en Rusia lo fermentan y elaboran un delicioso y muy popular tipo de vino.

En nuestros mercados suele aparecer la variedad “Sugar Baby”, de color verde oscuro, bastante redonda; Crimson Sweet, de forma larguirucha y rayas blanquecinas, o la verde pálida, así como la variedad “Pepsin”, con franjas de color más oscuro, casi sin pepitas y que no suelen sobrepasar los 5 Kg. La Meridien cuya piel está marcada con franjas verde oscuras serpenteantes mezcladas con otras de verde pálido, es pobre en pepitas. La Klondike, cuya pulpa es roja brillante y fuerte, así como de textura fibrosa y muy sabrosa. Las variedades citadas no suelen pasar de los 6 o 7 kilos, aunque en Florida, USA, existe la variedad “Gigante”, que suele alcanzar los 20 Kg., también ha aparecido una sandía cuyo exterior es verde total, como la común, sin embargo su pulpa es amarilla, llamada “Sandía Ananás”, se trata de un “híbrido” entre sandia y calabaza, y se comenta que incluso puede ganarle en dulzura a la sandía roja común, aunque lo habitual es al revés.

Recordar que la propia cáscara, una vez vacía, se puede aprovechar, al igual que otros frutos de cáscara semidura, como recipiente de, por ejemplo, una ensalada, bien sea de fruta, salpicón de marisco, o simplemente ensalada compuesta o verde, con o sin trocitos de la propia sandía, evidentemente sin pepitas, las cuales, dicho de paso, pueden tostarse y comerse como si de un fruto seco se tratara.

La sandía por sus posibilidades coloristas, verde, blanco y rojo es una excelente fuente de imaginación para usarla con fines decorativos, cáscara incluida, con la que se pueden hacer verdaderas filigranas y perecederas “obras de arte”.

Una gran parte de la producción de sandías se destina a la industria confitera, también se puede confitar la corteza de la sandía, y en casa podemos también cocerla en almíbar.

Las pipas de sandía, por su riqueza en potasio y cinc, combaten los problemas prostáticos, además que una infusión de ellas, puede eliminar los parásitos intestinales.

Otro dato histórico es que la sandía evitó que los ejércitos de Napoleón murieran de hambre en su campaña de Egipto.

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margaly
05-sep-2007, 09:32
El poder dilatador de la sandía

El consumo de un vaso de zumo de sandía en cada comida y durante tres semanas podría disminuir, según un estudio, la presión sanguínea

La sandía es tal vez la más estival de las frutas. Su pulpa fresca, dulce y jugosa calma tanto el hambre como la sed. Expertos norteamericanos confirman ahora en un modesto estudio que su zumo podría constituir una fuente natural muy rica en L-arginina, aminoácido dilatador de los vasos sanguíneos.

Investigadores de la Universidad A&M de Texas, la universidad de Nevada y la Universidad del estado de Oklahoma han firmado en la revista Nutrition un artículo en el que presentan al zumo de sandía como una nueva y prometedora fuente natural de L-arginina, un aminoácido precursor del óxido nítrico, vasodilatador esencial en la función del endotelio vascular.
El consumo de un vaso de zumo de sandía en cada comida y durante un periodo de tres semanas, subraya la nutricionista y directora del estudio Julie Collins (Colegio Estatal Oriental de Oklahoma), se traduce en un aumento del 18% de la síntesis de óxido nítrico, con la consiguiente disminución de la presión sanguínea. «Estudios clínicos que habían intentado administrar L-arginina de forma oral tuvieron que interrumpirse debido a los efectos secundarios que provocaba esta forma de administración. Con el zumo de sandía se palian las náuseas, diarreas y malestar gastrointestinal propios de la L-arginina, puesto que el aminoácido se incorpora al tracto intestinal en forma de L-citrulina, también aminoácido aunque de acción neutra».

Otra ventaja de la L-citrulina es que, para convertirse en L-arginina, requiere un consumo importante de amoníaco y, de este modo, beneficia también a pacientes con trastornos metabólicos que producen demasiado amoníaco y que aparecen como consecuencia del estrés y de diversas infecciones.


L-citrulina

Los investigadores estadounidenses reclutaron a 23 voluntarios sanos y les asignaron tres protocolos: uno sin zumo de sandía, otro con 780 g diarios de zumo y un tercero con 1.560 g (cantidades que corresponden a una ingesta exacta de 0,1 o 2 g diarios de L-citrulina). Tras tres semanas, el equipo de Collins averiguó que las dosis de L-arginina en el grupo que no consumió zumo de sandía no habían aumentado con respecto a los valores basales, aumentaron un 11% en los del grupo de 780 g y un 22% en el grupo de 1.560 g. Los niveles de ornitina, un catabolito de la L-arginina en su síntesis de óxido nítrico, también aumentaron un 18% en el grupo que consumió más zumo. La duración del ensayo se limitó a tres semanas, ya que en estudios previos llevados a cabo en animales de experimentación se observó un efecto deletéreo de la L-citrulina, alterando los niveles fisiológicos de otros aminoácidos esenciales. «Sin embargo, esta alteración no se ha constatado en la clínica humana», indica Collins. La citrulina, aminoácido presente en la corteza de la sandía, es una potencial sustancia para la exploración de numerosas vías metabólicas del cuerpo humano relacionadas con el sistema cardiovascular. De hecho, los investigadores americanos informan de que la sandía es también una fuente muy rica en licopeno y que, en este sentido, esta fruta podría rivalizar con el mismísimo tomate en la prevención del cáncer de próstata.

Africana y multifuncional

La sandía (Citrullus lanatus) es un melón original del África más meridional, cuyas pepitas se distribuyen por toda la pulpa rosácea en lugar de concentrarse en el centro. Su piel exterior es satinada y de coloración verde y pálida.
Los gastrónomos sacan un provecho excelente de esta fruta, empleada tanto en postres como en entrantes en forma de sopa fría. Pese a su sabor dulzón característico, combina muy bien con la sal, el queso fresco y el feta en la composición de numerosas ensaladas. Cortada a trozos y rociada con zumo de lima constituye también un tentempié sano y apetecible. Curiosamente, los expertos en sales marinas de diferente composición y de utilización como condimento suelen ensayar su gusto original espolvoreándolas sobre sandía. Se dice que un poco de sal y pimienta refuerzan más aún el sabor auténtico de la fruta.

A quienes protestan por la confusa disposición de las semillas de sandía dentro de la pulpa, es oportuno informar de que existen variedades sin pepita y que, en las tiendas más especializadas en fruta, se encuentran muestras de ambos tipos. Collins habla, en los resultados de la investigación, de las excelencias del zumo de sandía, y los consumidores equipados con licuadora pueden sacarle partido a sus conclusiones.

Pero los más sofisticados pueden ir aún más allá y ensayar un batido de sandía con helado de vainilla. Se trata de llenar el recipiente de una batidora con dos terceras partes de helado de vainilla y una tercera parte de zumo de sandía. Posteriormente, tan solo remover, enfriar y servir esta bebida tan reconstituyente como refrescante.

El misterio de las cajas de cristal

La sandía se saborea mejor fresca, pero es todo un problema hallar un hueco en la nevera para guardar a una curcubitácea de excesivas dimensiones. Su forma de pelota acentúa, además, la inestabilidad a la hora de ubicarla o desmenuzarla con un cuchillo sin que se escape del punto de corte, patine por su lisa piel y ocasione algún que otro accidente doméstico.
Hace 20 años un agricultor japonés de la isla de Shikoku dio con la solución a estos problemas con el descubrimiento de la sandía cúbica. No se trata de un rediseño genético ni de un proceso de hibridación, sino de habilitar unas cajas de cristal en las germinaciones de la planta para que el fruto crezca adaptándose al cubículo que lo envuelve. Lo malo es que, como ocurre con la suculenta carne de buey de Kobe, las estridencias gastronómicas se pagan muy caras en el país del sol naciente. Una sandía cúbica, cultivada de este modo artesanal, puede costar la friolera de 80 euros, lo que la convierte en una suculencia de primer orden en los restaurantes más exquisitos de Tokio u Osaka, aunque no precisamente en la estrella de los mercados.

http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/salud_y_alimentacion/adulto_y_vejez/2007/09/04/166499.php