Flex
14-jul-2010, 13:13
El peso del odio
http://rosecorpse.files.wordpress.com/2009/06/sgol1j.jpg
“Decidí evitar a Pedro, al menos hasta que se me pasara la animosidad que reemplazo el amor que le tuve durante diez años. Lo detestaba tanto como antes lo amé; deseaba herirlo como antes lo defendí. Sus defectos se magnificaron a mis ojos, ya no me parecía noble, sino ambicioso y vano; antes era fornido, astuto y severo; entonces era gordo, falso y cruel.
Este reconcomio contra el antiguo amante me avergonzaba.
Mi fiel Catalina me hizo ver que el corazón es como una caja: si esta ocupada con porquería, falta espacio para otras cosas. No podría amar de nuevo si tenia el corazón lleno de amargura, y me advirtió que el encono pone la piel amarilla y produce mal olor, por eso me daba tisanas de limpieza.
Con rezos y tisanas me curé del rencor contra Pedro en un par de meses.
Una noche soñé que me crecían garras de cóndor, que me abalanzaba sobre él y le arrancaba los ojos. Fue un sueño estupendo, muy vivido, y desperté vengada.
Al alba salí de la cama y comprobé que ya no sentía ese dolor en los hombros y el cuello que me había atormentado durante semanas; había desaparecido el peso inútil del odio”
Inés del alma mía – Isabel Allende
http://rosecorpse.files.wordpress.com/2009/06/sgol1j.jpg
“Decidí evitar a Pedro, al menos hasta que se me pasara la animosidad que reemplazo el amor que le tuve durante diez años. Lo detestaba tanto como antes lo amé; deseaba herirlo como antes lo defendí. Sus defectos se magnificaron a mis ojos, ya no me parecía noble, sino ambicioso y vano; antes era fornido, astuto y severo; entonces era gordo, falso y cruel.
Este reconcomio contra el antiguo amante me avergonzaba.
Mi fiel Catalina me hizo ver que el corazón es como una caja: si esta ocupada con porquería, falta espacio para otras cosas. No podría amar de nuevo si tenia el corazón lleno de amargura, y me advirtió que el encono pone la piel amarilla y produce mal olor, por eso me daba tisanas de limpieza.
Con rezos y tisanas me curé del rencor contra Pedro en un par de meses.
Una noche soñé que me crecían garras de cóndor, que me abalanzaba sobre él y le arrancaba los ojos. Fue un sueño estupendo, muy vivido, y desperté vengada.
Al alba salí de la cama y comprobé que ya no sentía ese dolor en los hombros y el cuello que me había atormentado durante semanas; había desaparecido el peso inútil del odio”
Inés del alma mía – Isabel Allende