Ad_Libitum
26-jun-2010, 22:52
Bueno ,a raíz del post de Loba recordé los libros de experimentación animal de mi facultad y las joyas que pude encontrar en sus páginas respecto a los antiviviseccionistas. Aquí os copio un fragmento del capítulo de "ética y experimentación animal" del Carlos Vaquero Puerta, un claro ejemplo de cómo decir burradas profundas a falta de argumentos :confused:
Quienes de una manera rotunda rechazan la investigación científica, por regla general no tienen conocimientos sobre el tema y en algunos casos este militarismo viene relacionado con situaciones ligadas a su propia personalidad y que de una forma inconsciente abanderan causas sin tener una clara conciencia de las repercusiones que ella representa. Su fanatismo es tal que en determinadas personas militantes de estas causas antiviviseccionistas se las ha visto comprometidas también con otras de dudosa legitimidad. Su grado de incongruencia llega a tales extremos de luchar de una forma apasionada por estas causas pero sin renunciar a sus beneficios y es más de exigir que la sociedad de la solución a sus problemas con métodos derivados de lo que tan apasionadamente han combatido. Un ejemplo de este hecho lo tenemos sobre el referendum celebrado en Suiza donde existe una importante industria farmacéutica con utilización para experimentación de un número muy elevado de animales y a la vez poderosos movimientos antiviviseccionistas. El mimo fue perdido por estos últimos porque como luego se demostró en un análisis del mismo, la población dio prioridad a su bienestar con la conservación de los puestos de trabajo frente a sus convicciones e ideales en los que estaban incluídos el rechazo a la experimentación animal. En este estado de irracionalidad en ocasiones se han observado conductas de difícil comprensión, como es defender de una forma apasionada un relativo bienestar de los animales en contraste de otras actitudes violentas o de discriminación o rechazo de los mismos individuos hacia personas por diferencias de raza, sexo, color de piel, religión o sexo.
Quienes de una manera rotunda rechazan la investigación científica, por regla general no tienen conocimientos sobre el tema y en algunos casos este militarismo viene relacionado con situaciones ligadas a su propia personalidad y que de una forma inconsciente abanderan causas sin tener una clara conciencia de las repercusiones que ella representa. Su fanatismo es tal que en determinadas personas militantes de estas causas antiviviseccionistas se las ha visto comprometidas también con otras de dudosa legitimidad. Su grado de incongruencia llega a tales extremos de luchar de una forma apasionada por estas causas pero sin renunciar a sus beneficios y es más de exigir que la sociedad de la solución a sus problemas con métodos derivados de lo que tan apasionadamente han combatido. Un ejemplo de este hecho lo tenemos sobre el referendum celebrado en Suiza donde existe una importante industria farmacéutica con utilización para experimentación de un número muy elevado de animales y a la vez poderosos movimientos antiviviseccionistas. El mimo fue perdido por estos últimos porque como luego se demostró en un análisis del mismo, la población dio prioridad a su bienestar con la conservación de los puestos de trabajo frente a sus convicciones e ideales en los que estaban incluídos el rechazo a la experimentación animal. En este estado de irracionalidad en ocasiones se han observado conductas de difícil comprensión, como es defender de una forma apasionada un relativo bienestar de los animales en contraste de otras actitudes violentas o de discriminación o rechazo de los mismos individuos hacia personas por diferencias de raza, sexo, color de piel, religión o sexo.